La imagen de la necesidad se multiplica a montones, en cada una de las historias que intentan cruzar por las puertas de las diferentes oficinas de Anses en Mendoza, como en otros puntos del país. Desde el lunes, las largas colas son una constante intentando resolver problemas que les permitan cobrar el bono de $ 94.000 que anunció el Gobierno Nacional y que promete darle un ajustado respiro a sus finanzas. Un beneficio que se desembolsará en dos pagos de $ 47.000 cada uno, programados para octubre y noviembre.
Oscar, de 61 años, luego de más de dos horas de lenta caminata pronto ingresará al salón de la oficina de Guaymallén. El vendedor ambulante, que fue carnicero y también fotógrafo de fiestas, espera por un guiño de la suerte con el nuevo IFE (el refuerzo que es similar al Ingreso Familiar de Emergencia otorgado durante la pandemia). “En Internet me figura que tengo una billetera virtual y no me dejó realizar el trámite para inscribirme para el bono. Es que para no perder ventas en la calle, si la gente no tiene el dinero puedo recibir una transferencia... creo que ese es el problema”.
Personas mayores, gente joven, trabajadores informales, madres con chicos… la fotografía del momento es reveladora y cuenta en sus rostros los efectos de la “crisis”. Algunos comenzaron la fila a las 4 de la mañana, con la esperanza de lograr un turno para ser atendidos. “Vengo a solucionar personalmente un problema, porque por internet no se puede arreglar. Me figura una tarjeta de crédito que no tengo. Cuando llegué, a las 7, la fila era de una cuadra y media”, cuenta Paula (48).
En Guaymallén, a primera hora, la fila de personas se extendía al Este por la verada sur del carril Godoy Cruz, daba vuelta por Alleyme hasta Marinos Argentinos. Nadia (37) comenta que “hay que venir a hacer cola y hablar para que nos atiendan porque no se puede sacar turno por Internet. Había gente que venía porque tenía problemas con... le había aparecido una tarjeta de crédito y se lo bloqueaba... he escuchado de esos casos”. Otros van por problemas con su CBU, para corregir datos o para obtener la clave social.
Amaya, empleada de Anses, intenta ordenar el ingreso en Guaymallén. Atiende las consultas del público, que estan a los escalones de la repartición, y los deriva. “Ayer hasta las 14 atendimos aproximadamente a 500 personas sólo por los trámites del IFE, y hoy esperamos que sea un número similar o un poquito más”, sostiene la empleada. En Eusebio Blanco, en tanto, desde las oficinas reconocieron que atendieron a 1.350 personas, “básicamente, mucha gente viene porque se han vuelto a admitir trámites de forma presencial”, sostienen.
Mientras algunos aguardan la oportunidad de obtener el IFE de 94.000 pesos. Otros están interesados en el crédito de 400.000 pesos, que planean utilizar para comprar alimentos y anticiparse a la inminente subida de los precios por la inflación o para realizar algún trabajo en su hogar. La falta de acceso a la página web y la aplicación móvil ha generado frustración entre los usuarios, quienes han expresado la necesidad de obtener una clave social para completar sus solicitudes. Muchos han dedicado horas tratando de acceder a los servicios en línea sin éxito.
Las historias de personas que acuden a ANSES son diversas, pero todas reflejan la urgencia ante la situación económica actual. “Claro, para solucionarlo por internet me pasa este problema. Es más, tengo una captura de pantalla en el celular por si alguien me dice algo”, sostiene Paula (48). Personas mayores, gente joven, trabajadores informales, madres con chicos… que luchan por llegar a fin de mes.