Impsa: entre el salvataje del empleo y la tecnología

Desde la actividad metalúrgica se asegura que la medida de gobierno impactará en el derrame de trabajo hacía las pymes locales. En líneas generales desde el sector se pide por vectores de crecimiento y el avance en un plan de comercio exterior.

Impsa: entre el salvataje del empleo y la tecnología
Desde el sector se celebró el salvataje de los puestos laborales y esperan el derrame de trabajo sobre las pymes locales.

La inyección de capital tan esperada por Impsa se hizo efectiva y con ella el traspaso de parte del parque accionaros a manos del Estado nacional y provincial. Son 20 millones de dólares que le permitirán restablecer el equilibrio para seguir operativa. La multinacional, nacida en Mendoza, a partir de ahora es una compañía mixta. Desde el sector metalmecánico se celebró el salvataje de los puestos laborales y esperan el derrame de trabajo que se generará sobre las pymes locales. En este marco, piden beneficios generales para el sector, entre ellos “vectores de crecimiento” y “un plan de comercio exterior”.

En noviembre de 2020, Impsa -ex Industrias Metalúrgicas Pescarmona S.A.- reestructuró el 98,16% de su deuda por U$S 560 millones, la compañía consiguió el “reperfilamiento” de los vencimientos de sus obligaciones sin quita de capital. El canje por las Obligaciones Negociables y nuevos préstamos se realizó con el visto bueno de entidades públicas y privadas, como el Banco Nación, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco de Desarrollo de América Latina y los bonistas, entre otros.

En el horizonte cercano, la compañía es una pieza clave en el consorcio que ha licitado las obras de Portezuelo del Viento (en Malargüe), con todo lo que esto implica para la generación de empleo local. “Creemos que la compañía con este salvataje y la reestructuración de la deuda, del año pasado, puede salir adelante. Hoy ha mejorado su balance y en principio ya estaría cotizando algunas obras en el exterior. Creemos que la empresa tiene que continuar en funcionamiento, de ella han surgido muchas pymes mendocinas, muchos profesionales y el desarrollo de tecnología que ha tenido es inigualable, es la metalúrgica número uno de Argentina”, explica Julio Totero, una voz referente del rubro y también ex titular de Asinmet.

Para el sector una ayuda general radicaría en la reducción de impuestos y políticas que permitan la baja de costos. “aumentaron las tarifas electicas y se habla para algunas provincias de una ‘promoción’ en materia de costos laborales. La ayuda que necesitamos es de índole político, herramientas que permitan escenarios más predecibles a largo plazo para poder bajar costos y ser competitivos, hoy estamos en una situación de sobrevivencia”, señaló Pedro Bizzoto, también ex titular de la cámara que agrupa a las firmas de la metalúrgica local.

Por su parte, Julio Totero -actual secretario de Asinmet y vicepresidente de la UIM-, afirma que una de las acciones sobre las que se trabaja hace tiempo es un “plan de comercio exterior”, que si bien aun no lo han conseguido continúan desarrollando el tema. “La metalmecánica mendocina llegó a exportar cerca de U$S 250 millones y hoy no supera los U$S 70 millones. Creo que hemos perdido una gran parte del mercado latinoamericano. La pandemia influyó, pero también la falta de políticas de años anteriores. Las pymes necesitamos que el gobierno nos acompañe, que los consulados sean nuestra voz en esos mercados del exterior”, comenta.

Salvataje y plan de negocio

Luego del ‘reperfilamiento’ de su deuda, la empresa mendocina salió al mercado y existió un intento para que el Gobierno forme parte del directorio. El año pasado, previo a la pandemia, se habló de un inversor privado pero el negocio no prosperó. Sobre el aporte de 20 millones de dólares para sostener a la compañía, el presidente de Asinmet, Mariano Guizzo, destacó que para el sector es muy importante el rescate de Impsa porque además de preservar más de 700 puestos laborales en la empresa, con su puesta en marcha habrá derrame de trabajo para las pymes del sector, además de resguardarse la tecnología que ha desarrollado la ex Pescarmona.

“Primero como sector veíamos la necesidad de que Impsa obtuviera los fondos para mantener las fuentes de trabajo, por otro lado, es importante no perder la tecnología que han desarrollado. Entiendo que hay un plan de negocio, desconozco sus particularidades, habría que ver cuál es el objetivo, pero esto serviría para que terminen de ordenarse y puedan realizar nuevos proyectos, nacionales e internacionales. Esto permitirá también que el entramado pyme mendocino tenga un trabajo, que haya derrame”, puntualizó Guizzo.

En el corto plazo con la obra de Portezuelo en stand by, la metalúrgica debe cumplir con proyectos pendientes como la construcción del reactor nuclear Carem (cuyo prototipo es construido en Lima, Buenos Aires), las turbinas de Yacyretá (la empresa avanzó sobre la segunda de las 20 necesarias para la re potenciación de la Represa Hidroeléctrica Argentino-Paraguaya) y la del dique El Tambolar (San Juan). En el sector local, el plan de rescate (cuyo modelo podría ser de 70 – 30, con los U$S 20 millones que aportaría la Nación), mantiene expectante a las pequeñas empresas por lo que puede representar al corto plazo.

Uno de los ejemplos más cercanos para el titular de Asinmet es Portezuelo del Viento: “Impsa formó parte del consorcio de empresas que licitó la obra y esto significó la realización de un entramado de pymes de nuestro sector que tendría trabajo. Creo que hoy, lo que necesitamos es que el sector vuelva a producir y a eso no nos oponemos porque Impsa es una empresa estratégica para nuestra actividad. Estamos en una situación de crisis, entendemos que con el salvataje habrá un plan de negocio y esperamos que con él haya un futuro promisorio para todos”, concluyó Mariano Guizzo.

Por la concreción de días mejores, desde el sector se ha señalado la necesidad de contar con vectores de crecimiento y políticas públicas que permitan previsibilidad para trabajar al largo plazo y la generación de empleo. Es decir, la suma del desarrollo de las distintas actividades económicas, como estimular las inversiones en el sector agroindustrial, generación de energía, hidrocarburos –el petróleo sufrió una caída de inversión-, construcción y “la minería que no ha tenido resultado, sería una actividad demandante y las empresas locales podrían vender sus servicios o bienes de capital”, explicó el empresario Pedro Bizzoto.

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