Un nuevo e imponente proyecto vitivinícola abrió sus puertas al enoturismo en Mendoza. Se trata de Bodega Anaia, Wines from the Andes, que desde hace unos días puso a disposición de mendocinos y visitantes de la provincia todas sus instalaciones y sus vinos.
Ubicado en la tradicional región de Agrelo, Luján de Cuyo, el estreno del sector destinado al Enoturismo, compuesto en la planta alta por una sala con capacidad para 30 personas con vista panorámica a la Cordillera de los Andes y balconeo a la sala de tanques y de barricas, y una planta baja con una sala de degustación, contó con la presencia de destacadas personalidades mendocinas, encabezadas por el gobernador Rodolfo Suarez y los ex mandatarios provinciales Alfredo Cornejo y Julio Cobos.
A eso se le suma una casa de visitas o Business Lodge la que se destinará al turismo corporativo para realizar reuniones anuales de directorio; team building; actividades de coaching y mentoring cerca de la ciudad de Mendoza.
Cómo nació Anaia y quiénes son sus dueños
Anaina nació en el año 2011 a partir de un viaje que realizaron Patricia Serizola y Osvaldo del Campo, sommelier y empresario dedicado a la energía, respectivamente, donde quedaron encantados con la vida en una finca. “A partir de ahí nos picó el bichito y en 2016 pudimos comprar nuestra propia finca”, relató la CEO del proyecto.
Mendocinos por adopción, oriundos del barrio porteño de Palermo, pusieron en marcha el proyecto “para disfrutar”, ya que no es la actividad principal de la familia, con el que buscan compartir con el público local y turistas una experiencia integral en que puedan conocer todos los simbolismos que tiene la bodega.
“Fue mucho trabajo, en el medio nos tocó lidiar con la pandemia, un dólar fluctuante y muchos avatares, pero nada nos detuvo”, dijo Serizola sobre el camino recorrido hasta allí. Aunque no revelaron cuál ha sido el monto erogado hasta el momento, la inversión comenzó con un dólar a $18/$20 y hoy está en la cotización paralela a más de $200. “Ha sido algo muy importante y con mucha incertidumbre, pero apuntamos a que a largo plazo vamos a poder disfrutarlo a full”, destacó la propietaria.
El nombre Anaia está inspirado en los vinos supertoscanos de Italia, los cuales la mayoría terminan con el sufijo “aia”, lo que significa “lugar de”. En este caso, Anaia, refiere a “lugar de los Andes”. “Nuestro sueño es que un día los Anaia se conviertan en los supermendocinos, un poco aludiendo a la historia de los supertoscanos”, contó Serizola.
Una arquitectura imponente
Aunque sus vinos tuvieron su primera añada en 2017, con este estreno, Anaia busca instalarse en la más alta gama del enoturismo mendocino. En este sentido, uno de sus puntos fuertes es su moderna arquitectura que ha logrado integrarse con la vista de la Cordillera de los Andes.
La bodega fue diseñada por los arquitectos mendocinos Gabriel Japaz y Pablo Guerra, y edificada por Santiago Monteverdi Construcciones. La arquitecta Luisa Yanzón tuvo a su cargo el interiorismo de los espacios y la empresa Creative PMO, la dirección del proyecto.
El edificio con forma prisma rectangular de 11 metros de ancho por 100 metros de largo en donde se suceden en forma lineal los distintos sectores dependiendo de la gama de los vinos, está rodeado por la finca, cuyos viñedos están delineados en forma irregular, como si fuesen un vidrio roto. Esta aparente forma caprichosa –que se refleja reiteradamente en el mobiliario, lámparas y etiquetas- responde a la lógica de haber seleccionado cada sector de la finca para las cepas más aptas para ese tipo de suelo, siguiendo el concepto de terroir.
“Este proyecto es un tributo a la cordillera, que se refleja en la arquitectura de la bodega. Las formas triangulares aluden al Cordón del Plata y el volcán Tupungato. Son como el estribillos de una canción porque se repiten en todas las etiquetas, las lámparas y más”, describió Patricia Serizola.
A eso se suman tres espejos de agua, que son en realidad los reservorios de riego que fueron integrados al paisaje de la bodega, en tributo al espíritu rioplatense de los propietarios de la bodega.
Cómo son los vinos de Anaia
En palabras de su enólogo Gonzalo Serrano, enólogo de Anaia, los vinos de Anaia tienen una identidad propia muy marcada y muy fuerte dada por la exclusividad de las vasijas que tienen. “Los defino como vinos muy modernos y tomables. Buscamos que tengan un perfil muy frutado y con la elegancia y sutileza de Agrelo”, destacó.
la novel bodega cuenta con tres líneas: Anaia, Gran Anaia y Grand Assemblage. La variedad principal es Mlbec, del cual cuentan un viñedo en parral de más 40 años de antigüedad en una superficie de 2,5 has en pie franco y espaldero alto, también de Malbec, plantado en el año 2003 sobre pie americano en una superficie de 8,5 has. Además, tienen plantado en su finca de 73 hectáreas Cabernet Sauvignon, Viognier, Sauvignon Blanc, Petit Verdot, Cabernet Franc, Syrah, Ancellotta, Pinot Noir, Tannat y Merlot.
Todas esas uvas completan su maduración en mates de 9.600 litros que fueron elaborados y diseñados exclusivamente para la bodega con 12.000 kilos de concreto cada uno. A eso se le suman huevos de concreto, barricas de 500 y 600 litros y foudres de 3.700 y 5.000 litros.