El aumento acumulado en 2021 para jubilaciones y pensiones es del 52,7%, por encima del 51,1% anualizado que calcularon más de 40 especialistas convocados por el Banco Central para su Relevamiento de Expectativas de Mercado. Aún así, los beneficiarios del sistema previsional perdieron este año alrededor de $18.650 con la escalada de precios.
El cálculo le pertenece al abogado especializado en materia previsional, Adrián Tróccoli, quien, en diálogo con Los Andes, destacó que durante el primer trimestre del año los jubilados y pensionados recibieron un aumento del 8,07%, pero durante los dos primeros meses que no tuvieron actualizaciones de ningún tipo, sus haberes se depreciaron; además, la inflación del periodo fue del 13% (Indec).
Al trimestre siguiente, lograron superar la inflación del periodo, pero igualmente, durante los meses en que no hubo incrementos, y dada la aceleración inflacionaria que promedió los 3 puntos por mes, los jubilados volvieron a resentirse, a la espera de cada actualización. Lo mismo sucedió en los meses que siguieron, hasta la actualización de diciembre, cuando efectivamente, las jubilaciones lograron alcanzar el aumento acumulado de los precios.
“Si se suman todas las pérdidas, durante el año, los jubilados que cobran la mínima perdieron $18650. Los bonos no son remunerativos, pero incluso así, que les den $8.000 no cubre nada”, señaló el letrado.
De acuerdo con Troccoli, si se ve el panorama general, se puede entender que las jubilaciones le ganaron a la inflación, como sostienen desde Anses, pero si se toma en cuenta las pérdidas entre aumento y aumento (y se dejan de lado los bonos porque no fueron generales), “a los jubilados este año les quitaron un 0,64% del haber actualizado, más de medio aguinaldo”.
¿Hubiera sido mejor mantener la fórmula de movilidad anterior?
Desde el ente previsional sostienen que no, incluso con las fallas señaladas por el abogado esta es superadora en 4,1 puntos porcentuales, dado que la fórmula anterior, sancionada en 2017, hubiese dado una actualización del 48,6% al cerrar el año.
El problema reside en la alta inflación que tiene el país, que provoca severas pérdidas en los haberes entre un mes y otro, que no logran compensarse con los incrementos, aun cuando estos tienen en cuenta los índices inflacionarios (que además, tienen un mes de retraso).
En cuanto a los bonos, para Troccoli son “la prueba de que la fórmula de movilidad no fue suficiente”, porque se debieron entregar tres anteriores al de $8.000 que se pagó este mes, en los meses de abril y mayo, por $1500 cada uno, y en agosto, por $5.000.
No obstante, estos no fueron para todos los jubilados, sino que se otorgaron, en su totalidad, solo a quienes cobraban la mínima y, de forma decreciente hasta alcanzar el tope máximo (entre $29.062 y $37.062). Los jubilados que superaban esa cifra, no recibieron bono.
Por eso, el especialista señaló que la deuda con quienes ganan más de ese valor, que no es un monto elevado y que está muy lejos del sueldo promedio de Argentina, o de Mendoza (aun teniendo en cuenta las diferencias entre el salario promedio de las mujeres y los varones: $52.770 y $59.291, respectivamente), es mayor.
“El tope que eligió la Anses para no pagar el bono tampoco es comprensible, no tiene gradualidad, es un parche con consecuencias a futuro”, cerró el especialista.
El Bono de Fin de Año dejó fuera al 37% de los jubilados
Este mes la Anses pagó el bono de fin de año a 4,6 millones de jubilados, jubiladas, pensionados y pensionadas. Como señalamos, el bono es de $8.000 para los jubilados y jubiladas, pensionados y pensionadas con haberes hasta los 29.062 pesos. Aquellos que tengan ingresos entre $29.062 y $37.062 recibieron la diferencia hasta completar este último monto.
La medida impactó en los ingresos del 63% de los jubilados, jubiladas, pensionados y pensionadas del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), de los beneficiarios de las pensiones no contributivas y de la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM).