Julián Groisman vive una semana en Mendoza y otra en Buenos Aires. Mientras está en la provincia, se enfoca en lo operativo de las distintas unidades de negocio del Grupo Presidente. Cuando viaja a CABA, la distancia le permite ver con más claridad “el bosque” y puede pensar en lo estratégico. El vicepresidente de la empresa familiar habló sobre los proyectos que tienen en marcha y de cómo siguen apostando por Mendoza, al tiempo que diversifican las actividades en San Juan.
En esto de planificar cuando estás lejos, ¿qué nuevos proyectos están desarrollando?
Nosotros siempre hemos continuado desarrollando nuestro proyecto casi emblemático, que es Palmares. Ahora le llamamos centro urbano, porque dejó de ser solo un centro comercial, al sumar servicios. Hemos tenido ampliaciones recientemente y se siguen sumando metros, y a fin de año va a haber nuevas tiendas de retail y para el que viene hay proyecciones de más espacios.
¿Con el mismo perfil de las existentes o nuevos rubros?
Están creciendo todas las áreas, pero va a haber más tiendas de deportes y unisex, con prendas postpandemia: esa moda del jogging, de ropa como para estar en casa, que muchas marcas lo están desarrollando muy bien. También va a haber más propuestas de gastronomía el año que viene y un edificio de oficinas.
Esto, además de Avatar…
Sí. En Palmares Valley está nuestro desarrollo más corporativo, de una escala para empresas medias y grandes. A ese proyecto lo hemos denominado Avatar y el mes que viene vamos a tener una primera apertura, con uno de nuestros socios estratégicos ahí, que es Sancor Seguros. Es un edificio muy grande, de 18 mil metros cuadrados, que vamos a ir inaugurando en etapas. El año que viene vamos a incorporar el proyecto de sociabilización, que es el Avatar Meet y va a ser un punto de encuentro y gastronómico. Y después van a haber viviendas.
¿Cómo está funcionando el negocio agrícola?
El grupo sigue creciendo en el agro-business, donde estamos enfocados en nueces. Justo ayer hicimos la palada oficial del comienzo de la construcción de una nueva planta, en el parque industrial de Maipú. Nos acompañó el BICE, que nos ha apoyado, junto con el municipio, y, entre la planta y la maquinaria, es una inversión que supera los 200 millones de pesos.
Hoy estamos operando con maquinaria propia, pero en instalaciones alquiladas. Cultivamos la materia prima en el Valle de Uco, donde también hacemos el secado, y en la planta se hace el proceso final, que es el tamañado, selección, calibrado, embolsado, y también el partido y el packaging. Es un proyecto netamente exportable.
¿La nueva planta les va a permitir incrementar las exportaciones?
La exportación está creciendo porque tenemos plantaciones nuevas, que vienen en proceso de llegar a la plena producción, a los 7 años. O sea, las nuevas plantas van aumentando su rendimiento. Pero hemos terminado de plantar lo último que nos quedaba de superficie con agua. Lamentablemente, nos ha quedado mucha tierra inculta, por la imposibilidad que hay de hacer nuevas perforaciones. Así que tenemos hectáreas en la mejor zona del Valle de Uco, los mercados y el know how, pero no la capacidad de plantar, porque no tenemos acceso al agua.
¿Cómo están viendo el panorama para las exportaciones?
Con los frutos secos, en Mendoza, ha habido una transformación impresionante, porque hoy tenemos buena productividad y somos eficientes. O sea, aún con este dólar que no es representativo y pese a que el resto de las economías regionales están pidiendo un tipo de cambio más competitivo, somos eficientes porque se ha invertido en genética, en riego, en poda. Y estamos integrados, que es clave. En los procesos productivos agrícolas, sacando el vino, que tiene su historia, si no existe una cadena de valor integrada es muy difícil mantener la rueda girando y poder crecer.
En el mercado inmobiliario, ¿es un momento propicio para las inversiones?
En momentos como ahora, con alta inflación, fluctuaciones del tipo de cambio, dificultades para conseguir materiales e inexistencia de créditos hipotecarios, si no se me olvida alguna variable, el mercado inmobiliario está muy difícil. Y hay que sumarle la ley de alquileres para los inversores que compran viviendas tradicionales o departamentos para alquilar.
Distinto es el nicho corporativo, de oficinas, porque en las ciudades del interior, como Mendoza, estamos viendo una descentralización de los centros urbanos. Y ahí hay tasas de retorno, tanto para los inversores corporativos, como nosotros, o los privados, interesantes. Así que yo separaría en dos: lo residencial, que está un poco más complejo, y lo corporativo, donde las condiciones son más propicias.
Por eso se enfocaron en ese sector…
Sí, porque Mendoza no tenía proyectos de escala ni lo que se denominan oficinas triple A. Cuando empiecen a visitar Avatar se van a sorprender, porque tiene una arquitectura y una tecnología que hace que sea uno de los más modernos, si no el más moderno, del oeste del país.
¿Las oficinas de Palmares van a tener un concepto similar?
No. Nosotros hemos segmentado. En Palmares van a ser más pymes y profesionales, o empresas que precisen estar en el centro urbano, para poder aprovechar los amenities, como el happy hour en los bares, el gimnasio, y la mayor conectividad de transporte público para el personal.
En Palmares Valley estamos viendo algo un poco más corporativo, con otra identidad. Hoy estamos haciendo una especie de recorrido comercial en Buenos Aires, para atraer a compañías grandes que no pensaban radicarse en Mendoza porque no tenían la infraestructura para poder hacerlo.
Más allá de la mirada de largo plazo, ¿qué piensan de todos los cambios en el Gobierno nacional?
Todos nuestros proyectos y nuestra visión son de largo plazo. Sin duda. Siempre somos optimistas en el largo plazo. Pero hay una situación en el corto plazo, que creemos que el Gobierno está trabajando y detectando los dos principales problemas que tiene nuestro país, que son: el déficit estructural, que viene desde hace décadas, y que Argentina hace 10 años flota entre los 50 y 70 mil millones de dólares de exportación, y tiene que darle más dinamismo al sector productivo y el mercado externo. Durante muchos años se ha estado mirando al mercado interno y el crecimiento se tiene que dar en las exportaciones. Después, un capítulo aparte es Mendoza, que diría que estamos peor en la exportación.
¿Qué se debería hacer para promoverlas?
Reducir el déficit y poner todas las herramientas para hacer crecer las cadenas de valor a nivel nacional, como el campo, la carne, los servicios basados en el conocimiento. Todo lo que aporte valor exportable va a generar trabajo y riqueza. Y lo principal, en lo que siempre hago foco, es que gran parte de la riqueza de la Argentina son los recursos naturales, bien trabajados y negociados con las compañías: el litio, la minería y el hidrógeno.
Con todo eso, más los clusters productivos y el software, con la parte económica más ordenada y dejando de mirar sólo el mercado interno, podemos convertir los subsidios en trabajo y volver a recibir inversiones.
¿Cuáles podrían ser esas herramientas?
Para mí, una es que, para todas las inversiones nuevas, que empiecen desde cero, los impuestos deben tender a cero, porque la Argentina es una masacre de impuestos nacionales, provinciales y municipales. Que a muchas empresas las hace ineficientes, porque también están las cargas laborales.
Los nuevos desarrollos o en sectores novedosos, y que estén orientados a la exportación, deberían tener una ventana de tiempo sin impuestos y, a medida que vayan recuperando su inversión y su capital, se pueden ir incorporando, pero como una tasa única, no con la cadena que resta eficiencia. Porque hoy esas inversiones no están y es la cuenta de tener el 100% de nada.
Mendoza está estancada en el crecimiento, en la generación de empleo, ¿por qué ha pasado esto?
En exportaciones, Mendoza ha perdido participación en los últimos 10 años. Hoy está por debajo del 2% de las ventas al exterior de todo el país. Y se sigue hablando de la matriz productiva, que creo que hay que dejar de hablar e ir definiendo objetivos y plazos, y realmente qué aporta cada sector.
Porque hay tres importantes. El turismo receptivo, que es un gran dinamizador de empleo y da oportunidad a emprendedores chicos y medianos, no sólo a las grandes empresas. Es un gran empleador, que es muy bueno tener, pero no vamos a generar gran riqueza con el turismo. Otro recurso es el agua, que es escasa, pero la tenemos que poner, con herramientas financieras, en cadenas de valor para generar materia prima, industria y exportación. Transformarla en dólares.
Y el tercer punto es desarrollar la minería metalífera, ya sea con nuevas técnicas o en zonas como el Sur. Eso lo tienen que discutir la sociedad y los dirigentes. Pero creo que lo de la matriz productiva es un concepto semántico muy lindo, pero la realidad económica es que con esos tres sectores se van a generar trabajo, inversiones y riqueza.
Y ustedes siguen apostando a Mendoza…
Justamente, en esos tres sectores estamos trabajando. En turismo, tenemos dos proyectos turísticos hoteleros muy ambiciosos, uno en Ciudad y uno en Valle de Uco, en los que ya estamos avanzando (hace gesto de no poder adelantar más). Vamos a seguir creciendo en la exportación, porque, por la falta de agua en el Valle de Uco, que entendemos, llevamos un proyecto a San Juan y empezamos a producir más nueces allá. Y también estamos analizando, en esa provincia, un desarrollo minero muy importante, de oro, cobre y plata. Nosotros vamos a seguir invirtiendo, nunca hemos parado de invertir y, como todo sector privado, uno tiene que ir viendo dónde se van dando las oportunidades y la rentabilidad.