La actividad económica cayó 1,9% en el primer semestre arrastrada por la sequía y las trabas a las importaciones que afectan a la producción en general.
Este resultado se produjo luego que en junio la producción de bienes y servicios retrocedió 4,4% en junio, que se sumó a las retracciones de 5,5% en mayo y 4,4% en abril.
Esta tendencia justifica las proyecciones de una caída de la actividad de 3% durante 2023.
Los datos corresponden al Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que elabora el INDEC a modo de adelanto de la evolución del PBI que se difunde de forma trimestral.
Entre las causas de esta debacle se destaca la sequía que afectó al país entre el último trimestre de 2022 y el primer período de 2023.
Según los datos oficiales, en junio la actividad agropecuaria cayó 40,4%, sumando 18 meses consecutivos de retroceso. Dado el período de la debacle, a la sequía se le deben sumar las condiciones macroeconómicas del país que complicaron al sector.
En tanto, la industria manufacturera cayó 3,6% en junio cortando tres meses de avance, producto de las trabas a las importaciones que complican a todos los sectores.
A su vez, la construcción logró un moderado avance de 1,8%, mientras que el comercio mejoró 1,6%.
A los sectores con saldos negativos se debe sumar el Financiero con una baja de 1,2%.
El freno en la actividad es una de las preocupaciones de la conducción económica, que procurará utilizar parte del desembolso del FMI para acelerar importaciones e impedir que se siga deteriorando el nivel de actividad y por ende el empleo.