En los próximos meses comenzarán los clásicos debates en los cuales los candidatos de la política provincial intentarán explicarles a los votantes las causas por las cuales Mendoza como unidad política ha logrado o no, dar respuestas a las diferentes demandas ciudadanas.
El FdT (PJ y asociados) desde su posición opositora aún no ha podido unificar un discurso homogéneo en los diversos temas de evidente impacto socio-político. El oficialismo de los últimos cinco años no registra éxitos rotundos y los errores de la gestión superan a los aciertos, no obstante, las encuestas no parecen indicar cambios en las preferencias políticas registradas en las últimas elecciones.
Es evidente que en materia económica la administración UCR-PRO ha adoptado una postura ideológica con base conceptual en el liberalismo, que ha variado conforme el humor de la sociedad en temas específicos (ejemplo de ello: minería y tasas impositivas). Independientemente de los escasos resultados obtenidos, las preferencias por una economía con baja intervención del estado mantienen su vigencia.
Desde el peronismo se han expuestos críticas y demandas a las decisiones con impacto económico impulsadas desde el gobierno, ejemplo de ello son el endeudamiento en dólares bajo legislación y jurisdicción extranjera, iniciado en mayo de 2016 cuyas consecuencias negativas en las finanzas públicas fue una advertencia sin respuesta o el rechazo legislativo a la persistente demanda de los funcionarios provinciales de apoyo al endeudamiento en pesos y dólares para cancelar compromisos de pago originados en operaciones de mediano y largo plazo con instrumentos de corto.
En el actual escenario macroeconómico las fuerzas políticas con mayor aceptación de la ciudadanía, no han expuesto en un lenguaje claro y entendible para el hombre y la mujer de a pie, cuál es el proyecto de provincia que han diseñado. Posiblemente el marketing político tenga algo que ver con esta ausencia, y explica que las declaraciones políticas están básicamente atadas a los resultados de encuestas.
Los magros números de la presente economía provincial no son el resultado de las administraciones peronistas pasadas exclusivamente, es la combinación de errores de interpretación y ejecución de políticas de baja consistencia técnica. La administración vigente, no ha demostrado pragmatismo político (condición necesaria en la gestión pública) y las barreras autoimpuestas es un problema sin solución.
Los sectores productivos que dieron en su momento impulso al Producto Bruto Geográfico mendocino como la agroindustria, metalmecánica, energía y turismo, en los últimos años no han logrado incorporar dinámica y tampoco volumen que permita visualizar una recuperación.
La tasa de crecimiento promedio anual del PBG (en pesos de 1993) para el periodo 2004-2019 es de solo 1,5% y el crecimiento promedio del ingreso per cápita en igual periodo de tiempo es del 0,3%. La conclusión es simple, el magro crecimiento del PBG explica que en la actualidad a los residentes de Mendoza le corresponde una porción menor de lo que genera la provincia a nivel económico, al comparar 2004 con 2019.
En 2004 el 10,6% de la población total provincial integraba las estadísticas del trabajo registrado, en 2019 ese porcentaje es del 13,1%. Medido de punta a punta la cantidad de trabajadores registrados se incrementó en 2,5 puntos porcentuales, cuando la población total de Mendoza se estima que creció un 18,8%. En 2004 el 13,0% de la recaudación tributaria propia se destinaba al pago de intereses y gastos de la deuda consolidada provincial, en 2019 se destinó el 14,1%.
Los datos macroeconómicos exponen un comportamiento declinante, que no registra etapas de recuperación sostenida y solo en periodos aislados se identifican datos positivos, asociados al arrastre de eventos económicos a nivel nacional e internacional.
El peronismo provincial logró superar algunos de los desafíos del modelo económico basado en la acumulación rentística y financiera y en la reprimarización de la economía que se instaló a partir de la década de los setenta y hasta la fecha con menor incidencia se mantiene. La inexistencia de un modelo de desarrollo consensuado desde el ámbito de la política y la producción, ha sido el común denominador, situación que adquiere especial relevancia a partir de 2016.
Las actuales circunstancias obligan al peronismo a recuperar y adaptar al contexto vigente el pragmatismo que le permitió interpretar las demandas de la sociedad y así delinear, debatir y ofrecer propuestas. El PJ debe tomar nota y dejar en claro a los votantes que una respuesta rezagada de la actual administración a una economía paralizada y potenciada por el Covid-19, sobredimensiona la grave situación en la que se encuentra Mendoza hoy, por lo tanto, se hace imprescindible explicar que “la economía, compañero…” es la respuesta.