La inflación del primer semestre de 2021 fue la más alta desde 2002

Los economistas advierten que la aceleración de los aumetos se atribuye a la devaluación de los primeros meses y al elevado ritmo de emisión monetaria durante la pandemia.

La inflación del primer semestre de 2021 fue la más alta desde 2002
La inflación de junio en Mendoza fue de 3,9%, con una fuerte incidencia de los alimentos. - Marian Villa / Los Andes

La Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) dio a conocer las cifras del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Mendoza para el mes de junio. El 3,9% mensual, superior al promedio nacional del 3,2%, contribuyó para llegar a un acumulado del 26,2% en el primer semestre de 2021, el índice más alto de los últimos 19 años. Así mismo, en la comparación interanual, el incremento fue de 51,8%, el récord para los últimos 17 meses.

Centrándonos en las cifras de los primeros seis meses del año, el indicador actual duplica al registrado en 2020, cuando la inflación acumulada había llegado a los 13,1%. Y si se miran los últimos 20 años, el registro más alto de inflación para un primer semestre se encuentra en el año 2002, cuando el aumento había llegado a ser de 32,4%. El 2021 se encuentra en el segundo lugar, relegando al 25% del 2016 y al 21,8% de 2019.

Haciendo un repaso histórico de las circunstancias de 2002, el país se encontraba con incertidumbre cambiaria, con récord en los índices de pobreza y una caída importante del PBI. Sin embargo, para el economista Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía de Mendoza, no son épocas del todo comparables. “Cuando se salía de la crisis del 2001/2002 había una economía totalmente frenada. Ahora hay un poco más de actividad. El problema de hoy es que el Gobierno no logra generar la confianza o las expectativas necesarias para que la dinámica de los precios comience a desacelerarse”, explicó.

Las causas de la inflación

Entre las razones que se encuentra para llegar a las altas cifras de aumento en el IPC, Laza enumeró subas importantes del dólar en los primeros meses del año, el cierre de paritarias superiores al 35% o 40% -lo que hace que aumenten los costos para las empresas y estas los trasladen a los precios- y, por sobre todas las cosas, un gran desorden macroeconómico en el país y falta de credibilidad en la política económica, fiscal y monetaria.

Por su parte, el economista Pablo Salvador sumó entre los factores la emisión monetaria: “Cuando el Banco Central imprime billetes, eso no se ve reflejado inmediatamente en el IPC, sino que puede tardar entre 12 y 18 meses en traducirse en los indicadores. Todo ese dinero que volcó el BCRA cuando el Gobierno le pidió fondos para hacer frente a la pandemia, se ha visto reflejado a partir de noviembre o diciembre de 2020. Los últimos siete meses están reflejando una aceleración de la inflación producto de esa emisión. Es decir que ha habido un exceso de oferta de billetes y muy poca demanda, porque nadie quiere tener pesos” aseguró.

Aunque los pronósticos coinciden en que los próximos meses podría haber una desaceleración de la inflación, las proyecciones hacia diciembre indican que el acumulado anual podría ser cercano al 50%. Sin embargo, el panorama no es del todo claro, ya que el proceso electoral próximo puede modificar el escenario.

“Si el Gobierno quiere poner plata en el bolsillo de la gente, el Banco Central va a tener que emitir. Si eso pasa, no va a desacelerar mucho la inflación”, advirtió Salvador. Laza, por su parte, afirmó que lo que ha hecho el Gobierno es reducir el ritmo de devaluación, por lo que se prevé que se desacelere un poco el aumento de precios, pero advirtió que, en cuanto termine el proceso electoral, “seguro va a haber aumentos de los precios y el dólar”.

Panorama desalentador

Las perspectivas de cara al futuro, según la visión de los economistas, no es la mejor. Con los pronósticos de inflación y las paritarias cerradas, ambos coinciden en que son muy pocos los que podrán ganarle o estar cercanos al incremento del IPC, lo que para Laza hará que los mendocinos sigan perdiendo poder adquisitivo.

La clase media tiene un 20% menos de poder real de compra que hace tres años atrás. Eso se refleja en los comercios, por más que casi todos estén abiertos, los niveles de ventas son bajos y no logran recuperar los indicadores de 2019. La inflación ha licuado el poder adquisitivo, eso hace que las posibilidades de crecer para la economía sean cada vez más limitadas”, consideró el experto en neuroeconomía.

Para Salvador, “todo esto puede tener consecuencias serias, porque si los alimentos y bebidas son lo que más aumenta y los salarios no acompañan esa suba, cada vez habrá más gente que se encuentre por debajo de la línea de indigencia y pobreza”, opinó.

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