La inflación provincial en mayo estuvo en línea con la nacional. El Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) informó que alcanzó el 4,2%. De esta manera, se sostiene en un solo dígito, como ya había sucedido en abril y logró una baja de 20 puntos porcentuales respecto a la primera medición de 25,5% de diciembre, llegando, seis meses después a la cifra actual. Es la suba mensual más baja desde enero de 2022, cuando había sido de 3,9%. Y está un punto porcentual por debajo de lo previsto, ya que las estimaciones privadas apuntaban a un 5,2%.
La variación acumulada del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en los primeros cinco meses del año fue de 71,9% y alcanza el 276,4% interanual. El rubro de mayor aumento fue Comunicación (8,2%), por las subas en los servicios de telefonía e internet. Le siguieron Educación (7,6%), por incrementos en todos los niveles educativos, y Bebidas alcohólicas y tabaco (6,7%), por la suba en los cigarrillos.
La división con mayor incidencia en todas las regiones fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (4,8%), donde se destacaron los aumentos de Verduras, tubérculos y legumbres; Leche, productos lácteos y huevos; y Aceites, grasas y manteca.
Mientras que las dos categorías que registraron las menores variaciones en mayo fueron Salud (0,7%), por bajas en las cuotas de medicina prepaga, y Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (2,5%).
Promedio provincial
El Índice de Precios al Consumidor tuvo una variación de 4,4% en Mendoza durante el mes de mayo, lo que implica que estuvo levemente por encima del promedio nacional (4,2%), pero casi en los mismos valores. También se trata del incremento mensual más bajo en más de dos años. Para encontrar un valor inferior hay que ir hasta enero de 2022, cuando el IPC subió 4,2% en la provincia.
Según detalló la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de la provincia (DEIE), la evolución de los precios ha sido del 64% en lo que va de 2024 y en comparación con mayo de 2023 acumula una variación de 270,5%.
El rubro Alimentos y bebidas, que es el de mayor incidencia en la evolución del IPC, tuvo una suba mensual de 3,3%. Sin embargo, Transporte y Comunicaciones fue el que más aumentó en mayo, con un 8,1%. Le siguen Esparcimiento, y Educación, ambos con el 6,9%, y Otros bienes y servicios, con el 6,7%.
Las categorías que menor variación registraron en el quinto mes de 2024 en Mendoza fueron Vivienda y Servicios Básicos (+1%) y Atención médica y gastos para la salud (+1,4%).
Qué esperar hacia adelante
El gran interrogante ahora es si ese descenso puede sostenerse en los próximos meses y a qué costo. José Vargas, titular de la consultora Evaluecon, indicó que esta caída en el IPC responde a una brusca desaceleración de la actividad económica y a la fuerte pérdida de poder adquisitivo de los salarios, que se reflejan en casi todos los indicadores: de nivel de producción, de ventas, de consumo.
Sumó que también contribuyó a esta disminución “el hecho de que se pospusieran los aumentos de combustible para junio y la baja de los subsidios a los servicios públicos para después de mayo”. Esto lo lleva a estimar que el mes próximo se va a producir un pequeño incremento en el nivel de precios, que llevaría la inflación en torno al 6%, y en julio podría subir por encima del 7%, por tratarse de un mes estacional y porque empezarían a impactar el aumento de los combustibles, del dólar y de las tarifas.
Nicolás Aroma, director del Centro de Economía y Finanzas Mendoza (Cefim), comentó que se está continuando con un sendero a la baja de la inflación, desde un pico del 25,5% en diciembre, y que se anticipa que el IPC quedaría en torno al 5% por los próximos cuatro o cinco meses. Pero subrayó que esto sucedió porque se han aplazado algunos sinceramientos tarifarios, que el Gobierno anunció que se iban a hacer y no se han aplicado.
En cuanto a si estos valores son sostenibles, indicó que depende del impacto que tenga la implementación de esos aumentos, como también del ajuste fiscal. Sobre esto, analizó que, para alcanzar esa menor inflación, el Gobierno debe realizar un recorte cada vez mayor de los gastos, “una motosierra directa”, y sostener el tipo de cambio. “Ahí aparece todo el tema de las negociaciones con el Fondo Monetario y también la última fase de la cosecha gruesa, de la liquidación de soja, para ver si puede tener un stock de reservas que sea positivo”, ya que una devaluación “otra vez haría funcionar la ronda de aumento de precios”.
El economista añadió que la inflación real recién se va a poder empezar a medir cuando la economía funcione en términos reales, porque la recesión destruye el poder de compra y de convalidar precios por parte de la demanda, por lo que es esperable que baje el IPC. “El desafío central del Gobierno es que esta recesión termine lo más rápido posible y que después, en el crecimiento, el pasaje a precios sea menor”, indicó.
La economista Paula Ariet resaltó que la inflación en mayo estuvo muy por debajo de lo que se había anticipado y contó que le habían preguntado si el dato podía estar “tocado”, pero que considera que no, porque hay reacomodamientos de precios que no se han producido. Fundamentalmente, el de las tarifas de servicios públicos, que impactan en todos los precios de la economía.
Añadió que la baja se debe también al freno de la emisión monetaria, pero, sobre todo, a la recesión. Y lanzó que eso es preocupante, porque el proceso recesivo es complejo. Pero añadió que están habiendo indicios de un poco más de actividad económica.
Sobre si esta tendencia descendente seguirá, Ariet opinó que en junio la variación va a ser mayor a la de mayo, porque duda de que el Gobierno pueda seguir aplazando los aumentos y porque hay dos fines de semana largos. “No creo que pueda seguir en bajada”, sostuvo.