La mitad más uno de la población argentina no puede acceder a tres servicios públicos básicos: agua de red, gas natural y cloacas. Mientras que la gente con cobertura de salud apenas supera el 50%.
Así se desprende del informe sobre condiciones de vida de los hogares que publicó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) al cierre del segundo semestre de 2023.
El estudio surge de variables relevadas en forma continua por la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el organismo nacional. La medición toma como base 31 aglomerados urbanos en las distintas regiones del país. En la provincia, la encuesta está basada en los departamentos que conforman el Gran Mendoza.
La población analizada alcanza a 10.000.000 de hogares en los cuales habitan 29.500.000 personas en los que un 11,9% son indigentes, 29,8% son pobres y el 58,3% son consideradas oficialmente “no pobres”.
Acceso a los servicios públicos
Dentro de los datos que recolecta el Indec uno de los puntos que permite estudiar las condiciones de vida de la población, divida en pobres, indigentes y no pobres, es el acceso a los servicios públicos.
En cuanto a la posibilidad de contar con agua corriente, el 88,3% de las personas, en promedio, tiene acceso a este vital elemento.
Dentro del espectro de personas que están por encima de la línea de pobreza, asciende al 92,4% las que acceder al agua de red. Entre las población pobre el 87,3% cuenta con el servicio y en entre las personas indigentes es el 77,3%.
El acceso al gas de red presenta una cobertura de 61,9% en la población total. En las personas que se ubican sobre la línea de pobreza ese valor asciende a 73,7%. Por otra parte, las personas pobres acceden en un 49,7% y en el caso de las indigentes en un 32,7% tiene gas de red.
En lo referente al servicio de cloacas, de total de la población el 69,3% tiene desagüe cloacal. Los individuos que no son pobres acceden a este sistema en un 76,5%, los pobres llega al 62,4% y dentro dela población indigente es un 50,4% los que tienen cloacas.
Al realizar una combinación de los tres servicios públicos se observa que solo el 49% de la población total los tiene.
Si se trata de personas por encima de la línea de pobreza, representan el 59,8% en cambio cuando se analiza el espectro de la población pobre o indigente esas cifras caen fuertemente: 37,6% y 21,5%, respectivamente.
Casi la mitad de la población sin obra social
En el informe sobre condiciones de vida, una de las variables que se analiza es sobre cobertura médica.
Este indicador permite conocer si los miembros del hogar tienen algún tipo de cobertura médica por la cual pagan o les descuentan. Entre las categorizas que se incluyen están las obras sociales (También está PAMI), mutuales, medicina prepaga, servicio de emergencia, planes y seguros públicos.
Sobre el total de la población analizada, el estudio reveló que el 53,8% tiene cobertura de salud (todos los miembros del hogar). Dentro del 27% que sigue hay algún miembro de la familia que no tiene obra social y el 19.2% restante de la población solamente dispone del sistema público de salud
En el desagregado, el 75,3% de las personas que no son pobres disponen de obra social, prepaga o similar, en cambio entre la población pobre solo es el 31,3% y un escaso 13% de la población indigente cuenta con cobertura médica.
Para Carlos Rodríguez, economista de la facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo todo se debe a las “fallas en las políticas macroeconómicas en los últimos años” que no estuvieron dirigidas a “construir capital social” que hace a la “infraestructura en agua, cloaca, vivienda, entre otros y eso no es un gasto, es lo que se denomina una inversión social”.
Una inversión que “se dejó de lado, no se pudo efectuar porque los recursos se mal dirigieron o se mal invirtieron o se dedicaron a otra cosa y eso ha ocasionado la graves falencia en grandes sectores”, indicó.
Por otra parte, también destacó los problemas económicos que llevaron a que “un porcentaje muy importante de la población, ha quedado bajo la línea de pobreza y no tiene posibilidad de solucionar estas necesidades básicas por sus propios medios”.
Para redondear, Rodríguez abrió una puerta a la esperanza ya que “no es algo a lo que estemos condenados” sino que “con la medidas adecuadas en un tiempo relativamente breve esta situación puede comenzar a revertirse”.
José Vargas de la consultora Evaluecon, la encuesta de condiciones de vida es “otra forma de medición de la pobreza, es decir lo que se conoce como necesidades básicas insatisfechas y no por la línea de la pobreza que se mide en base a la canasta básica total o la línea de indigencia que se mide en base a la canasta alimentaria”.
Luego de la aclaración, Vargas consideró que los datos dejan traslucir que todo es parte de la situación económica que se vive y “no necesariamente tiene que ver con que el Estado realice obras, o no, para que la situación (de la población) cambie”.
Está claro que tenemos una actividad económica totalmente deprimida y la situación viene desde hace bastante tiempo, por eso los niveles de pobreza crecen a la velocidad que crecen y probablemente cuando tengamos los niveles de pobreza del primer trimestre estemos en el orden ya del 50%, a esto se suma la falta de empleo genuino, probablemente más del 40% del mercado laboral sea totalmente informal, entonces todo esto genera sumado a una situación inflacionaria relativamente alta, que las condiciones de vida sean cada vez peores” lo que implica “que una familia no pueda cubrir las necesidades básicas alimenticias en el mes y tampoco pueda cubrir las necesidades básicas y mínimas de habitabilidad”, finalizó.
