Los aumentos de precios, aplicados esta semana por las petroleras, reabrieron el debate acerca de las asimetrías que existen en los valores de los combustibles a lo largo y ancho del país. YPF encabezó los incrementos y, siguiendo una política de “acortamiento de brecha” entre las provincias más baratas y las más caras, determinó porcentajes de subas diferentes en cada caso. A Mendoza, por estar entre las jurisdicciones más “económicas”, le tocó una suba del 6%, por arriba del promedio nacional.
Si bien existe una creencia popular de que Mendoza, pese a ser productora de combustibles, tiene valores en boca de expendio que están entre los más altos de Argentina, lo cierto es que las estaciones de servicio locales tienen precios por debajo de la media. Sí hay una enorme disparidad con las provincias patagónicas respecto del valor de la nafta, ya que éstas son protegidas con ley nacional 27.209, que les otorga una reducción de precio cercana al 25%, pero la situación de Mendoza no es desventajosa respecto del resto del país.
Una comparación de los valores vigentes en diferentes puntos de Argentina permite tener mayor precisión respecto de qué pasa realmente con los combustibles. Según los precios publicados en el Ministerio de Energía de la Nación -tomando como referencia a YPF- hay sólo siete provincias con una nafta súper más barata que Mendoza, seis de ellas son las beneficiadas por la ley patagónica (el litro oscila entre $ 47,93 y $ 51,25); las otras son CABA y Provincia de Buenos Aires con valores de $ 56,68 y de $ 56,99 respectivamente.
Mendoza aparece justo debajo en el ranking (ordenadas de más baratas a más caras), con un valor actual de la nafta súper de $ 58,44. En el resto de las provincias los precios son más altos, incluyendo a San Juan y San Luis (ambas tienen un valor de $ 60,93). Las más caras actualmente son Córdoba ($ 62,17), Salta ($ 62,41) y Jujuy ($ 62,93).
En el caso del gasoil, son sólo cuatro las jurisdicciones que tienen valores más bajos que Mendoza. Se trata de Tierra del Fuego ($ 49,15), Ciudad Autónoma de Buenos Aires -CABA- ($ 52,94), La Pampa ($ 53,96) y Chubut ($ 54,27). Hasta febrero de 2018, las provincias patagónicas estaban exentas del impuesto a la venta de gasoil, pero esa excepción se eliminó el 1 de marzo de ese año. Por eso es posible ver que Mendoza, con un precio en surtidor de $ 54,42, tiene un costo más accesible por ejemplo que el de Santa Cruz ($ 55,22).
Acortar las brechas
La comparación de los precios de los combustibles demuestra que hay una amplia brecha entre las provincias más baratas y las más caras del país. En el caso de las naftas, existe una diferencia del 31% entre los surtidores de Tierra del Fuego y los de Jujuy, siempre hablando de los valores de YPF. En el gasoil, la brecha entre Tierra del Fuego y Entre Ríos es del 22%.
Esta disparidad de precios fue un factor determinante en el aumento aplicado por las petroleras el miércoles pasado. A través de un comunicado, YPF informó que el ajuste tendió a “recomponer asimetrías históricas a nivel federal, recortando brechas entre la Capital Federal (la más barata después de las provincias patagónicas) y el interior del país. Para lograr este objetivo, la compañía decidió incrementos más significativos en las zonas con precios más bajo y aumentos más leves en las provincias con valores relativos más elevados. La empresa estatal aclaró además que esta práctica se repetirá
A los mendocinos esto claramente no les conviene. Al estar entre las provincias con combustibles más “baratos”, las estaciones de servicio locales tuvieron el miércoles el ajuste más alto del país junto con CABA (6%), superando el promedio nacional del 4,5%. A futuro la tendencia seguiría siendo la misma y así Mendoza iría perdiendo la ventaja de precios que tiene con el resto de las provincias pese a ser productora.
De todas formas, habrá que esperar para saber si YPF efectivamente continúa con este política o no. Hoy, lo concreto es que Mendoza tiene el valor más bajo de la zona que se abastece con la refinería de Luján de Cuyo.
“La idea es equiparar los precios. Siempre se ha privilegiado a la capital del país por el flujo de ventas, el impacto de los combustibles en la inflación y cuestiones políticas. Ahora YPF pretende equiparar los valores aplicando subas más altas en Buenos Aires y más bajas en las provincias más caras. Así, se busca no golpear tanto a los diferentes sectores productivos en este escenario de pandemia”, aseguraron fuentes de la compañía. Claro está, que Mendoza caería “dentro de la misma bolsa” de Buenos Aires, como quedó demostrado con el ajuste del 6% del miércoles.
Para los estacioneros, en principio, una potencial igualdad de precios en los surtidores no sería mala idea. Gabriel Bornoroni, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha), comentó que “es factible que toda la Argentina tenga el mismo precio” y confirmó que “YPF va camino a eso”.
“De todas maneras, desde Cecha planteamos que se deben beneficiar o subsidiar algunos sectores productivos en particular, para que el precio de la nafta y el gasoil sea al que tiene que ser y no estén los ciudadanos subsidiando el combustible de todos”, apuntaron.
Costos y rentabilidad
Entre el debate de si se deben igualar o no los precios en el país, se plantea también cuál es el valor ideal que para los combustibles. Desde Cecha afirman que se debería aplicar un incremento más del 7,5% para que las petroleras “encuentren el equilibrio”. Otras voces, en cambio, hablan de un 10,5%.
No se trata de porcentajes arbitrarios, sino que responden a cálculos de acuerdo con las diferentes variables que intervienen en el costo de cada litro de combustible (ver aparte). A grandes rasgos, ha pesado mucho en estos últimos meses el avance del dólar y la evolución del precio internacional del barril de crudo.
El subsecretario de Energía de Mendoza, Emilio Guiñazú, recordó que en marzo de este año, cuando se aplicó el anterior aumento de combustibles, el barril de crudo Brent (es el que se ha usado históricamente como referencia para regular las transacciones en el mercado local), cotizaba a un valor de U$S 65 y el dólar se encontraba a U$S 60. En los meses siguientes el crudo tuvo un desplome histórico que condujo a la implementación de un nuevo barril criollo, para el que se terminó un precio de U$S 45. Esto favorece a una reducción de precios, pero el dólar genera la presión contraria, ya que saltó de hasta $ 77,5.
Todo esto, combinado con la baja rentabilidad que han tenido las empresas petroleras en los meses de pandemia, ha generado la necesidad de las empresas de compensar los números negativos con aumentos de precios. Una vez más, sirve el ejemplo de YPF, que comunicó una pérdida de $ 85.000 millones en el segundo trimestre del año, producto de los efectos de la pandemia.
Cabe recordar que la demanda se contrajo cerca de 90% en todo el país durante abril y aún hoy sigue a un ritmo menor al normal. Puertas adentro, las bajas ventas provocaron desajustes para las petroleras. “Algunas operadoras están vaciando sus stocks, porque tenían sus tanques llenos y pronto volverán a la actividad, pero por ahora el ritmo es lento. Las empresas están financieramente estresadas y todas las inversiones que no se están haciendo ahora se van a tener que hacer más adelante”, comentó Emilio Guiñazú.
Gabriel Bornoroni, de Cecha, señaló que los estacioneros están de acuerdo con que existan precios acordes a los costos de mercado y el déficit que deben subsanar las petroleras, pero se mostró crítico respecto del accionar de algunas compañías. “Cuando hay precios acordes no se hacen inversiones y después tenemos que importar gas, petróleo o productos ya terminados, lo que nos hace correr un grave riesgo”, advirtió.
Mendoza, un mosaico de precios
Los precios en nuestra provincia varían en algunos departamentos y en localidades en las que están ubicadas las estaciones de servicio. Al comparar Malargüe (beneficiada por la ley 27.209, aprobada en noviembre de 2015), la brecha de precios –de la nafta súper- con las estaciones del Gran Mendoza actualmente es de $ 11,43, a fines de 2018 esta diferencia de coste para la nafta más utilizada esta de $ 8.
Al hablar de la nafta súper, el valor por litro en la ciudad malargüina es de $ 47,01 según el registro de la página del Ministerio de Energía de la Nación, por medio de la aplicación surtidores. YPF comercializa su versión de nafta premium a $ 52,80. Al hablar del diesel común el valor es del $ 51,88, mientras que su versión con mayor octanaje tiene un costo de $ 58,71. Malargüe tiene una quita del 22% en el precio de las naftas y del 12% en lo gasoil, al igual que las provincias de la Patagonia.
El 11 de agosto, el diputado nacional de Chubut, Gustavo Menna (UCR) presentó un proyecto de ley para incluir no solamente a las naftas sino también al diesel en la exención del impuesto a los combustibles líquidos en la Patagonia como en otras regiones del país. De ser aprobado el proyecto alcanzaría a Neuquén, La Pampa, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, El partido de Patagones (Buenos aires) y al departamento de Malargüe.
En el Gran Mendoza, tras el último aumento de los combustibles la nafta súper tiene un valor de $ 58,44 mientras que la versión mejorada cotiza a $ 65,82. Por su parte el gasoil cuenta $ 54,42 por litro y el gasoil premium a $ 61,05. La propuesta de YPF sostiene el descuento al personal de salud del 15%, el cual es un colectivo de 100.000 personas que se encuentran adheridas al programa de la empresa de bandera nacional. En el inicio de las vacaciones de invierno, a modo de referencia, en el Gran Mendoza el precio por litro de la nafta súper es de $ 55,13, mientras que su variante de mejor octanaje alcanza a los $ 62,09. En el caso del gasoil, el costo por litro es de $ 51,34 y el premium tiene un valor de $ 57,59.
En Uspallata el valor de la nafta súper por litro es de $ 59,82, en tanto que la calidad premium cuesta $ 66,57, cuando en las YPF del centro de Las Heras se puede conseguir a $ 58,44 y $ 61,05 respectivamente, según los valores informados por el ministerio de Energía de la Nación. En tanque los diesel en la estación de frontera cuentan $ 54,42 y el Premium $ 63,01.
En San Rafael el litro de nafta súper cuesta $ 59,82, mientras que el Infinia tiene un valor de $ 66,57. Por su parte, entre los carburantes para los vehículos de trabajo, el diesel común cuesta $ 54,94, en tanto que su versión de mayor octanaje tiene un coste de $ 63,01 por litro.
En el Valle de Uco, la nafta más económica en Tunuyán se comercializa en $ 59,82, mientras que la calidad Premium tiene un valor de $ 66,57. Al hablar de los diesel, la versión común tiene un valor de $ 54,84 mientras que la versión mejorada cuesta $ 63,01 por litro. En Tupungato, en las estaciones de servicio YPF, no hay diferencias con los valores de la región.
En el Este, por último, en San Martín la nafta súper cuesta $ 59,13 y el diesel $ 54,42. Por su parte, la versión Infinia tiene un valor de $ 66,20 y el Ultra $ 62,03. En La Paz, en tanto, deberán abonar $ 59,13 por litro de nafta Súper y $ 54,42 por un litro de diesel.
El costo del litro de combustible
Cuando se compra un litro de combustible está abonando un 38% correspondiente al precio del producto (petróleo), un 29% conformado por los impuestos internos, el 16% por el IVA e Ingresos Brutos y por último el 17% distribuido entre costos y ganancias. Básicamente el valor del combustible puede dividirse entre el precio del producto y los impuestos.
Si hablamos del producto, el petróleo representa el 70% del valor del refinado y la cotización que se utiliza en Argentina es el barril brent (remplazado temporalmente por el valor del barril criollo), otro factor que influye en la conformación del precio es el dólar, porque las refinerías compran el crudo a precio dólar e impacta directamente en los costos de operación.
También influyen en el precio final el aditamento de biocombustibles, porque las refinerías utilizan un 10% de biodiesel para mejorar el diesel y un 12% de bioetanol en las naftas; un incremento del 5% de los biocombustibles impacta el 1% del precio final del combustible.
Mientras que al hablar de los impuestos, la transferencia de los combustibles y por el dióxido de carbono equivalentes son dos impuestos propios de la actividad; mientras que el IVA e Ingresos brutos agregan un 16% al precio final del combustible en el surtidor.