La suba de tasas que impulsó el Banco Central será en definitiva un nuevo aumento del costo del crédito. Mientras desde el punto de vista de los ahorristas llevar los rendimientos anuales de los plazos fijos al 107% puede resultar interesante, para las familias y empresas que buscan financiamiento este ajuste puede volverse un dolor de cabeza.
A diferencia de otras veces, en las que el Central autorizó una suba de tasas de Leliq pero morigeró el impacto en las líneas crediticias, en esta oportunidad el incremento de la tasa de referencia de la economía, que fue llevada al 75% anual en la última reunión de Directorio del organismo, sí afectará fuerte en el costo crediticio.
Así, la tasa por financiar el pago del resumen de la tarjeta de crédito subió al 77% nominal anual, lo que en términos efectivos representa un costo de 111% en el año en término de tasas. Para calcular el costo financiero total del pago de la tarjeta de crédito se deben incluir también las comisiones y los gastos administrativos que cobran los bancos, detalla Clarín.
Este nuevo ajuste en la tasa llega en un momento donde el consumo con plásticos viene bastante golpeado. En agosto, el uso de las tarjetas de crédito cayó 1,6% respecto del aumento de la inflación y las perspectivas es que esta tendencia se profundice este mes.
Hay 34 puntos porcentuales de diferencia entre la tasa que cobrarán desde este viernes las tarjetas de lo que cobraban a principio de este año.
El Banco Central decidió “descongelar” en enero las tasas para financiar los resúmenes de hasta $200.000, que habían quedado fijadas en el orden del 43% desde 2020, cuando comenzó la pandemia del coronavirus.
Los bancos venían reclamando este ajuste y ante la suba del resto de los precios de la economía dejaron de “actualizar” los montos de los créditos disponibles, por lo que en la práctica redujeron la capacidad de compra de muchos de sus clientes.
Esta dinámica también afectará a los costos de las empresas: las tasas de los préstamos de inversión productiva será 87,5% en términos efectivos anuales mientras que para pedir un préstamo de capital de trabajo deberán pagar una tasa efectiva de 106,1%.
En lo que va del año, todas las líneas crediticias, las que apuntan a las personas y también las que financian a las empresas, se contraen respecto del aumento de la inflación. Desde diciembre de 2021, los préstamos en pesos se redujeron 8,5% con relación al aumento de los precios y los economistas advierten que no hay razones en el corto plazo para que repunten.
“Un escenario de caída de la actividad, como la que esperamos para la segunda mitad del año, tendrá un correlato directo sobre la dinámica de créditos, sumado esto al nuevo escenario de aumento de tasas de interés que terminará por deprimir el lado de la demanda. Esperamos una retracción del stock y aumento de la morosidad”, indicaron economistas de la consultora LCG.