El acuerdo mayoritario con los bonistas extranjeros para postergar los grandes vencimientos de deuda y evitar el default le permitió al presidente Alberto Fernández retomar con mayor autonomía la hoja de ruta con la que buscará salir de la recesión y emprender un sendero de crecimiento económico sostenible.
Ahora, la prioridad de toda acción política será respetar cinco reglas que llevan la impronta de Fernández, quien confía que siguiendo esas consignas no se requiere ningún plan económico para garantizar la previsibilidad.
El entendimiento que el ministro de Economía, Martín Guzmán, alcanzó con los tres grandes grupos de acreedores extranjeros para reestructurar un volumen de deuda de alrededor de 65.000 millones de dólares le dio al Gobierno nacional el oxígeno necesario para acelerar la puesta en marcha de una batería de medidas que se terminaron de pulir con los diagnósticos sobre la crisis del coronavirus y que ahora se someterán a la evaluación de los gobernadores para la adecuada aplicación en sus territorios.
“Lo que hace falta no es planificar tanto. Lo que uno tiene que tener en claro es cuáles son los objetivos. Mi objetivo es la inversión y la generación de trabajo. Mi segundo objetivo es que eso que se produzca, en la medida de lo posible, se exporte lo más que se pueda. Mi tercer objetivo es que la Argentina necesite cada vez menos importar insumos”, dijo el martes el Presidente en una entrevista con C5N.
El nuevo camino se emprenderá paso a paso, sobre todo, porque la pandemia aún mantiene en vilo al país y demanda esfuerzos extremos del Estado para amortiguar los daños colaterales.
Pero el acuerdo con los bonistas permitió descomprimir los altos riesgos en el frente financiero. “Vamos a tener un horizonte despejado en el corto plazo, solamente 4.500 millones de dólares entre 2020 y 2024, incluyendo tanto la deuda denominada bajo la ley de Nueva York como aquella emitida bajo la ley argentina, que en este momento el Congreso está tratando y está tratando un proyecto que le dará condiciones equitativas a los dos canjes, al de la ley de Nueva York y de la ley local”, resumió al respecto el ministro Guzmán.
La consigna que impartió ahora el presidente Fernández es que toda acción de gobierno deberá respetar las cinco reglas que buscan recuperar los equilibrios múltiples en la macroeconomía, fundamentales para despejar incertidumbre y garantizar tanto la reactivación interna como el retorno de la Argentina al comercio internacional.
“Eso lo quiero hacer en un marco de cinco reglas: primer paso, desendeudémonos, porque mientras estamos endeudados estamos absolutamente condicionados; segundo paso, acumulemos reservas porque eso da fortaleza a la economía; tercer paso, como quiero exportar, tengamos un dólar competitivo que le permita a la argentina meter sus productos en el mundo; no nos preocupemos por un dólar alto; cuarta regla, recuperar cuanto antes el equilibrio fiscal; quinta regla, que la balanza comercial sea positiva, tengamos superávit comercial”, detalló el propio Jefe de Estado.
Fernández reiteró que “todo lo que hagamos en política debe ser hecho pensando en aquellos objetivos y respetando estas cinco reglas”. No es un modelo que desconozca, porque fue el que él llevó adelante como jefe de Gabinete durante la presidencia de Néstor Kirchner.
Claro que el mundo tendrá que acompañar con su demanda para que la Argentina supere sus extremas necesidades de dólares y modifique su perfil exportador para ganar atractivo.
No son objetivos para el corto plazo. Los mayores pasos que se darán ahora tienen que ver con las gestiones que llevan adelante el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro con los gobernadores para adecuar la implementación de las medidas para reactivar la economía y emprender la nueva normalidad pospandemia.
En el mientras tanto, es casi ya una certeza que se mantendrán muchas de las medidas de emergencia que aplicó o reforzó Fernández poco después de asumir para sentarse a negociar con los acreedores y que luego encontraron mayor razón con la crisis del Covid-19.