El aumento de la presión cambiaria expuso los temores que reinan en el mercado por la indómita marcha de la inflación, las incesantes tensiones en la coalición de gobierno y las dificultades para cumplir con las metas que se acordaron con el Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre todo, las referidas a la acumulación de las reservas internacionales.
En ese contexto de creciente incertidumbre, el denominado dólar “Blue” saltó $7 el martes y marcó su mayor avance diario desde noviembre de 2020. La divisa de referencia del mercado informal se posicionó sobre los $212,50.
El Blue aceleró su carrera alcista con la que acumuló un salto de $17,50 en las últimas seis sesiones. Esos últimos movimientos le pusieron fin a la suerte de paz cambiaria que se instaló a fines de febrero, cuando comenzaron a conocerse los detalles del acuerdo que el presidente Alberto Fernández firmó con el FMI para refinanciar la deuda de alrededor de 45.000 millones de dólares.
La misma tendencia apuntaló a los dólares financieros, que son legales, que se obtienen mediante operaciones con bonos y acciones, y que sumaron atractivo ante los múltiples controles cambiarios.
El dólar del Mercado Electrónico de Pagos (MEP) ganó el martes más de $3 y terminó negociándose a 210,9 pesos. Y el Contado Con Liquidación (CCL), con el que los dólares quedan depositados en una cuenta en el extranjero, saltó $4,5 hasta los 214,1 pesos.
En tanto, dólar oficial avanzó 32 centavos en bancos y casas de cambio, donde finalizó a $120,1, número que no es definitivo para los pequeños ahorristas que deben pagar que tienen que pagar $198,16 por los recargos del 30% correspondientes al Impuesto País y del 35% a cuentas del Impuesto a las Ganancias.
Y el dólar mayorista cerró $114,85 por unidad, lo que representó un avance de 17 centavos respecto al cierre del lunes.
Las dudas del mercado
La renovada presión cambiaria corresponde a las aún irresueltas inquietudes sobre el futuro de la economía. El lunes, en las declaraciones que realizó tras reunirse con el presidente Fernández, el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, resumió esos ánimos al señalar que se debe trabajar para encontrar “certidumbres dentro de las incertidumbres”, tanto externas como internas.
Las incógnitas que motivan la búsqueda de refugio tienen que ver tanto con el futuro de la inflación, que en marzo avanzó 6,7% y marcó su mayor salto mensual de los últimos 20 años, como con la interna en el Frente de Todos por la que Fernández sigue sin hablar con la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Como si fuera poco, empezaron a tomar fuerza las dudas respecto al cumplimiento del acuerdo con el Fondo. A saber, el ministro de Economía, Martín Guzmán, empezó a trabajar para recalibrar el programa tras reunirse con la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva.
El ministro emprendió la tarea con la promesa de que no se tocarán las metas, pero en el mercado desconfían y temen, por ejemplo, que el Banco Central no cumpla con la marca de acumulación de reservas que se estableció para este año: el pacto con el FMI indica que, desde el 31 de diciembre de 2021 hasta fin de 2022, la autoridad monetaria debe sumar U$S 5.800 millones a sus arcas.
Al respecto, el analista Gustavo Ber planteó que “más allá de que el BCRA viene comprando divisas, la atención de los operadores se concentra en el volumen para evaluar las chances de cumplir con las metas de acumulación de reservas definidas con el organismo”.
Según indicó el operador cambiario Gustavo Quintana, el martes la autoridad monetaria que preside Miguel Pesce compró 15 millones de dólares. “El acumulado de abril supera los U$S 220 millones de compras netas y se acerca al registro obtenido en el mes anterior”, agregó.
Los números indican que el Central está comprando pocos dólares y que el desafío de corto plazo es sumar reservas por alrededor de U$S 2.500 millones antes del 31 de junio (fecha límite para la segunda revisión del FMI). No será fácil ante la demanda de divisas para cubrir importaciones para la producción, pero el inicio de la temporada de liquidación de las exportaciones del campo promete aliviar las dificultades.