Los despachos de vino al exterior durante el primer mes del año cayeron un 12% contra los de enero de 2022, según indicó el relevamiento que realizó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Si bien crecieron un 7,7% en valor FOB, las exportaciones en volumen continuaron con la tendencia a la baja que se había observado durante el último trimestre del 2022. El sector empresario mostró su preocupación ante el panorama y la pérdida de competitividad en el “entry level” (niveles de entrada).
De acuerdo al documento del INV, los fraccionados tuvieron una merma del 0.6% mientras que la demanda de vinos a granel tuvo una retracción del 37,5%. También los despachos de mosto se vieron restringidos un 14,1%. Recordemos que, destrabado el conflicto con Estados Unidos (el principal destino de las exportaciones de jugo de uva concentrado), se recuperará un flujo comercial de aproximadamente 40 mil toneladas anuales.
En cuanto a los valores, enero sí se mostró mejor. En el primer mes de 2023 se despacharon US$ 53.858 millones, un 7,7% más que los US$ 50.019 millones del año 2022. La suba se dio sobre todo por el aumento en los vinos fraccionados, rubro que creció un 10,9 %.
Con menos botellas al mercado
Al hablar de volumen, ente los fraccionados, los vinos sin mención de varietal cayeron un 39,9% pasando de 2.501.400 litros del año pasado a los actuales 1.503.500 litros. En esta categoría que representó un 9,5% del total de los envíos, los caldos de color tuvieron una caída del 46,2, es decir de 1.079.700 litros.
Por su parte, los varietales sufrieron una retracción del 7,9% contra los envíos de 2022, cayendo de enero contra enero de 15.256.900 litros a los presentes 14.055.500 litros. En este segmento, que representó el 88% de los despachos de la categoría, los blancos tuvieron una demanda menor del 32%, de 986.000 litros. Mientras que los espumosos (el 2% del total de los envíos embotellados) crecieron un 14,7%, subiendo de 279.500 litros a 320.600 litros.
Un dato relevante, que hace foco sobre los nuevos gustos de los consumidores más jóvenes, es el incremento en la demanda de los vinos especiales y gasificados, segmento que en Argentina aún no representa el 0,1% del total de los fraccionados pero que de enero contra enero pasó de 200 litros a 700 litros y por ende aumentó sus envíos en torno al 251%.
Entre comparaciones y expectativas
Sobre la performance de las exportaciones durante el primer mes del 2023, el presidente del INV, Martín Hinojosa, explicó que si bien hubo una baja de volumen del 12% en el total de los vinos argentinos exportados, hubo una “suba del 7,7% en el valor FOB. Es decir, más dólares”.
Para el funcionario, en el comienzo del año hubo bajas en volumen “fundamentalmente en las exportaciones de vinos a granel, producto de la retracción de oferta exportable, a la espera de la nueva cosecha”. Agregando que con la expectativa y datos aún inciertos sobre la afectación de las heladas tardías 2022 a los cultivos, “la mayoría de los exportadores están administrando su stock, a la espera de los resultados del final de cosecha”.
Mientras que al referirse al comportamiento de los despachos de los fraccionados, Hinojosa remarcó que “terminaron prácticamente iguales en volumen contra enero de 2022, con un desvío marginal del 0,6%, con subas en exportaciones de vinos en botellas y caídas en tetra y bag in box”. Afirmó que el precio sigue subiendo y los espumosos crecen en ambas columnas de volumen y valor, en línea con lo que ocurre en el mercado global. “En el mundo la tendencia continúa como el cierre del 2022 (según la OeMv), con caídas de volumen y aumentos de precios”, explicó.
Preocupación empresaria
Alejandro Vigil, presidente de Wines of Argentina (WOFA), comentó que la industria sigue inmersa en la misma temática: “La situación de ciertas gamas de vinos es insostenible y dan pérdida, la situación se va profundizando y hay una circulación de muy mala información en general”. El enólogo remarcó que no se puede abstraer la realidad de “un dólar totalmente atrasado, con aumentos en todos los insumos, incluso la uva, por encima del dólar blue”.
Por su parte y en una sintonía similar, Patricia Ortiz, presidente de Bodegas de Argentina (BdA), al referirse al primer parcial exportador de 2023, destacó a la falta de competitividad como una de las principales causas de esta retracción de envíos. “Es uno de los factores que más están impactando, porque muchas de las líneas dejan de ser rentables y son discontinuadas”.
La empresaria además hizo referencia a la estacionalidad y logística, porque a los principales mercados “comenzaron a llegar los barcos con los contenedores que habían quedado en camino, al comenzar a solucionarse este tema los importadores se encontraron con sobre stock”.
El dólar y la reacción de los mercados externos no relajan la preocupación del sector y no se avizora un panorama alentador. “La situación es muy seria por la pérdida de competitividad, el impacto de la inflación, el cambio tan atrasado y el precio de la uva, que va a generar que se elabore menos en las bodegas, por esta caída que estamos percibiendo”, puntualizó Ortiz.
Alejandro Vigil señaló que las retenciones, un dólar fijo y problemas de importación “nos van a llevar a una situación límite, porque solo vamos a poder vender vinos caros de altísima gama. Significa una caída del volumen y lo que intentamos es que todos vivan de la viticultura”. En tanto que al describir el panorama en el corto plazo, agregó: “Avizoro que seguirá cayendo y es imposible remontar la situación en estas circunstancias”.
Enero, ¿un botón de muestra?
“Los incrementos interanuales del 145% de los costos frente a un tipo de cambio que sufrió una variación del 73% y la imposibilidad de aplicar aumentos en los mercados de destino conforman una ecuación muy compleja para sostener esos mercados”, sostuvo Milton Kuret, gerente de BdA.
Vigil puntualizó: “El año pasado, en vino a granel, teníamos contratos por cumplir y se siguió despachando, pero este año no hay nuevos negocios y se van a caer totalmente. En vinos fraccionados por menos de 70 dólares la caja, va a ser muy difícil poder seguir exportando”.
España, Francia, Nueva Zelanda, Alemania y Estados Unidos atraviesan una situación similar, comentó Martín Hinojosa, quien explicó que “tienen baja de volumen y aumento de precios vinculados a los costos que sufre el mundo: energía, insumos y logística”, que impactan fuerte el sector por los argumentos referidos a la guerra. “Varios de estos países también tienen caídas en el consumo interno. Según un informe de la OIVE España perdió 7,7% en el 2022″, concluyó el titular del INV.