En 2022, se vendieron al exterior 1.083.641 toneladas, cuando el año anterior se habían exportado 1.184.367 toneladas. Y por las ventas de 2022 se facturaron U$S 1.600.731.599, mientras que el año anterior se habían alcanzado los U$S 1.612.667.700. Esto implica que, de acuerdo con el análisis realizado por el Área de Inteligencia Comercial de ProMendoza, en base a los datos de la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de la provincia), las exportaciones mendocinas cayeron un 9% en volumen y un 1% en el total facturado.
Cuando se observa el desglose, los productos primarios tuvieron un incremento en volumen exportado del 5%, pero una caída del valor FOB del 11%. Mario Lazzaro, gerente de Fundación ProMendoza, detalló que esto se explica, principalmente, por las ventas de ajo, ya que hubo un incremento sustantivo de 6 mil toneladas (+8%), pero una disminución en el monto de U$S 10 millones (-10%) en las ventas de ese producto, lo que se puede atribuir a un menor precio promedio de venta.
Sumó que las cantidades exportadas de productos primarios en general fueron buenas, pero que este aumento del 5% en volumen significa que se movió la producción y no se vio reflejado en el valor FOB. Mientras que, si los precios en los mercados internacionales hubieran sido similares a los de 2021, la facturación hubiera sido superior a la de ese año.
Lázzaro consideró poco probable que esta situación se mantenga en 2023, porque si bien a finales de 2021 y en 2022 hubo contingencias climáticas importantes, en esta temporada el panorama es más complejo. Y esto se evidencia en el producto más importante para la provincia en términos de exportaciones, ya que representa el 65% del total, que es el vino.
Dentro de las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario, en las vitivinícolas mendocinas se puede ver una caída del 18%, con 54 mil toneladas menos que en 2021, que se explica por entre 30 y 35 mil toneladas de vino a granel. Como contraparte, resaltó que se sostuvo el precio -si bien hubo una disminución del 4% en los valores de facturación, la disminución del volumen fue mucho mayor-, lo que apunta a una premiumización. El gerente de ProMendoza señaló que han ido desapareciendo los vinos de “entry level” o “entrada de gama” y que las empresas se han enfocado en los de segmentos más altos.
Sobre las manufacturas de origen industrial, planteó que se observan tendencias interesantes. El análisis evidencia una caída en las exportaciones del 16% en volumen en este rubro, pero un crecimiento en facturación del 2%. Las mermas más importantes se produjeron en las manufacturas de piedra y amianto -elementos para la construcción-, en donde se exportaron casi 15.000 toneladas menos (-18%). Otro rubro en el que hubo un descenso marcado fue en productos diversos de industrias químicas, que estuvieron muy vinculados a la pandemia, con una baja de casi 28 mil toneladas (-67%) y una facturación que cayó de U$S 40 millones a U$S 17 millones (-56%).
Sin embargo, resaltó que ha habido una recuperación importante del sector metalmecánico, en el que el volumen disminuyó un 4% pero aumentó un 61% el monto facturado. “Eso significa que hubo creación de valor, que se ha vendido ingeniería”, destacó. Asimismo, señaló que muestra que hubo una reactivación de las actividades exportadoras el retomar la presencialidad y que es importante crecer en este tipo de sectores, porque de esta manera se diversifica la matriz exportadora, que en general está concentrada en productos primarios y manufacturas de origen agropecuario.
Por otra parte, planteó que es irrefutable el crecimiento que han tenido las ventas al exterior de servicios basado en el conocimiento, que el año pasado estima deben haber alcanzado los U$S 225 millones y es probable que este año crezcan. Incluso, sumó, la misma ProMendoza vendió una consultoría institucional a otra institución de Perú, lo que permite avizorar nuevos horizontes.
“Ha sido un buen año si vemos el contexto en el cual se han manejado las empresas. No podemos obviar el retraso cambiario y que no hemos tenido un dólar para las economías regionales, ni se eliminaron las retenciones. Pero claramente hay empresas, sobre todo del sector industrial, que siguen apostando a la exportación”, concluyó Lazzaro.
Mayor facturación
Un informe de coyuntura elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral, de la Fundación Mediterránea) detalla que las exportaciones mendocinas aumentaron en dólares en 2022, lo que se explica por precios promedios más altos. Como contraparte, plantea que hubo una disminución en cantidades (algo similar a lo que sucedió a nivel nacional con los commodities pampeanos).
Jorge Day, economista del Ieral, acotó que el problema es que el dólar le rinde menos al exportador, porque, aunque le paguen el mismo precio en la divisa norteamericana, los valores locales aumentan más que la cotización oficial. Por otra parte, explicó que el año pasado aumentaron fuerte los precios de los commodities, pero que no sabe qué va a suceder en 2023 y que sólo el mosto se puede incluir en esta categoría, mientras que la mayoría de las exportaciones mendocinas no tuvieron incrementos tan marcados en su valor en dólares (aunque tampoco deberían caer tanto si se produjera un ajuste).
El documento menciona tres factores claves que influyen en las perspectivas para las exportaciones mendocinas. El primero es el dólar oficial, que se ha ido rezagando con respecto a la inflación en los últimos dos años. Esto implica que los costos argentinos se han incrementado más que los precios de los productos exportados.
Pese a eso, reconocen que el tipo de cambio real no está tan bajo y que lo que genera esa impresión es el valor del blue. Para 2023, en pleno período electoral y con alta inflación, consideran muy probable que el oficial continúe atrasándose, lo cual complicará a los exportadores.
El otro factor son los precios de exportación. Uno de los productos clave para Mendoza es el ajo, cuyo precio internacional está bajo desde hace dos temporadas. En el caso del vino se produce un fenómeno particular: al incluir una gran variedad de precios, cuando el dólar está caro, se pueden vender los de menor valor, lo cual reduce el precio promedio. Y sucede lo contrario cuando el dólar se atrasa, que es lo observado en los últimos años. Pero advierten que, con un mundo creciendo menos que en 2022, no se espera una mejora sustancial en estos precios de exportación.
Y el tercer elemento a considerar es la oferta de productos. En cuanto a esto, más de la mitad de lo que exporta Mendoza son vinos y tres cuartas partes son productos de base agrícola. Por eso, son relevantes los datos de cosechas, que este año será muy reducida en uvas y similar a la de 2022 -que había sido baja- en frutas.
El documento concluye que, por la probable dinámica de dólar, precios y menor disponibilidad de materia prima, no se espera un buen 2023 para los exportadores mendocinos. Day indicó que se debe esperar a ver qué mejora en este panorama puede generar el tipo de cambio diferencial para las economías regionales. Pero que, por lo pronto, el mundo va a crecer más lentamente en 2023, aunque resaltó que es probable que crezca poco o se estanque, pero no se ve una caída en la demanda de productos argentinos.
En otro documento elaborado por el Ieral, el Anuario de la Economía de Mendoza (2022) y sus Perspectivas (2023), plantearon que el crecimiento esperado para la gran mayoría de los países en el mundo se encuentra en el rango del 2% anual. Si bien para la primera parte del año se anticipa un proceso estanflación en Estados Unidos y de recesión en Europa, en el segundo semestre ambas economías podrían estar expandiéndose nuevamente, pero a un ritmo muy lento.
Y en términos de los principales socios comerciales de Mendoza, se anticipa que la gran mayoría de ellos desaceleren fuertemente su crecimiento, con lo que es probable que se normalicen los precios externos.
El gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, Mario Bustos Carra, compartió el escenario de que, en general, han aumentado los valores de los productos exportados y que han caído los volúmenes. Y sumó que este año constituye una incógnita, porque la cosecha de ajo ha estado dentro de los parámetros normales, pero la de uva ha sido muy mala y resta ver cómo han afectado las últimas inclemencias, como la helada en febrero y el granizo de esta semana.
A pesar de este interrogante, Bustos Carra opinó que la tendencia se va a sostener, porque no hay una visión que permita al empresario visualizar el futuro con una cierta certidumbre. Para ilustrarlo, planteó que Sergio Massa ya había hablado de un “dólar malbec” en noviembre del año pasado, cuando estuvo en la provincia luego de las heladas generalizadas, pero nunca se implementó. Y hace unos días volvió a plantear la misma propuesta.
Consideró que es muy difícil que alguien programe y cierre ventas al exterior cuando no sabe si este tipo de cambio le va a beneficiar. Y que lo fundamental, para que las condiciones sean favorables a la exportación, es que se resuelvan los problemas de fondo de la economía, como la inflación, con un plan económico serio.