La comercialización de vinos sigue en caída libre puertas adentro del país como en las ventas al exterior y por el momento nada hace pensar que la tendencia vaya a revertirse en el futuro cercano. Entre tanto se presentó una paradoja, después de la peor cosecha de la historia, la debacle en los despachos hace que más de uno comience a mirar de reojos el stock vínico y a preguntarse si de seguir por este sendero no traerá aparejado un conflicto. El fantasma del sobre stock se hizo presente.
Esta situación fue el eje del debate en el consejo asesor del Banco de Vinos el miércoles por la mañana y se llegó a la conclusión que, si bien están todas las condiciones dadas para intervenir en el mercado, el acuerdo entre todos los integrantes es que, por el momento, es mejor esperar.
El principal inconveniente para lanzar un operativo es el desbarajuste de la macroeconomía que dificulta al extremo el poder estipular el precio del vino hacia adelante.
Además, el precio real del vino recuperó terreno en el último periodo, según el Índice de Precios al Consumidor que mide el INDEC, sin embargo, de poco sirvió luego de la devaluación y la alta inflación.
“Esa pequeña ganancia que se pudo observar en el sector se disolvió producto de la tremenda inflación en costos de los insumos que se utilizan en la viticultura y que, habitualmente, se encadena al comportamiento del dólar informal”, dijo Alfredo Aciar, titular del Banco de Vinos.
“La decisión de no intervenir se tomó más allá de que se sabe que los costos de nuestros productores en viñedo son cada vez más altos. Esto hace que la actividad presente problemas de rentabilidad”, agregó Aciar.
Vinos en caída libre
Desde que comenzó el 2023 los despachos de vinos al mercado interno no pararon de caer mes a mes. Sin contar agosto, que acaba de terminar, los envíos de vinos al mercado interno en julio sufrieron una merma total del 11% en comparación con el mismo mes del 2022.
La retracción en las ventas durante ese mes fue más fuerte en los blancos con un negativo del 23,8% y el 6,5% en tintos
Según la información oficial suministrada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, al calcular el periodo enero a julio de este año frente a los primeros siete meses del 2022, la venta de vinos en el mercado interno se retrajo en total el 11,3%. Los tintos perdieron de un año al otro el 10,1% mientras que los blancos el 14,3%.
el panorama es más complejo todavía porque las exportaciones de vino también perdieron mucho terreno.
De acuerdo a los datos del INV, las ventas al exterior en julio, contra el mismo mes de 2022, cayeron el 8,7% en total (-11,3% el fraccionado y -4,9% a granel) mientras que el mosto concentrado tuvo una baja del 5,1%.
En cambio al analizar el periodo entre enero y julio de 2023 comparado con lo que ocurrió en 2022, las exportaciones vínicas registraron una merma del 29,1% y el mosto concentrado sufrió una debacle del 55,8%.
¿De la peor cosecha al sobre stock?
La diminución de la cosecha en un 23% para este año producto de las contingencias climáticas en Mendoza, heladas principalmente y granizo después, hacía prever un panorama complejo para lo que restaba del 2023.
Sin embargo nada hacía prever que esa complejidad se multiplicaría de tal forma que después de la considerada la peor cosecha de la historia, también hay que estar mirando de reojos cómo evoluciona mes a mes el stock vínico debido a la caída constante en las ventas.
Según la información que dio a conocer el Banco de Vinos, el stock vínico al 1 de junio de 2024, está en 6,25 meses.
“Está complicada la situación, pensar que fue una de las peores cosechas de la historia y así y todo ya estamos con preocupaciones mirando los sobre stock, pero bueno, esto es producto de la crisis económica porque si no hay para comprar azúcar o comprar fideos menos habrá para comprar vino y se está sintiendo”, dijo Matías Manzanares, de la Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM).
Si bien la preocupación está a flor de piel, el productor consideró que “creo que todavía no está para intervenir porque estamos dentro de los stock técnico que establece la ley que serían racionales, pero estamos evaluándolo constantemente como vienen cayendo los despachos”.
Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi) anticipó un leve repunte en las ventas de agosto producto de que “los distribuidores intentaron durante las primeras dos semanas de agosto estoquearse previendo que algo podía pasar después de las elecciones, con lo cual se aumentaron las ventas, por así decirlo, pero en realidad eso es pan para hoy y hambre para mañana”, dijo.
Ante la El titular de Acovi, planteó un panorama realmente complejo, primero porque “la realidad del mercado es que hay cada vez menos plata en el bolsillo de la gente y con la devaluación, que indefectiblemente parte se traslada a precios, hace que el producto sea cada vez más inalcanzable y en consecuencia, la caída en las ventas va a ser cada vez más estrepitosa.
Además se mostró preocupado por la influencia que pueda llegar a tener hacia adelante la cantidad de vino en existencia: “Hoy los estudios nos dicen que a la liberación del 2024, sin contar con la próxima cosecha, tendríamos 6,7 meses de stock en tintos y 5,5 meses en blanco, lo cual es muy complicado”.
Hugo Tornaghi, presidente de la Cámara de Comercio de San Rafael y bodeguero no se mostró muy optimista en que el vino recupere mercado. “Ya venía muy bajo durante todo el año y encima los precios aumentaron por eso no esperamos que se recupere pronto. Como consecuencia de la devaluación las bodegas aumentaron entre un 10% y un 15% las listas de precios post elecciones, entonces también fue otro sacudón al bolsillo que hace que se resientan las ventas”, afirmó.
Al hacer mención a la caída en las exportaciones, el bodeguero aseguró que el problema está dado en que “la competencia nuestra está con excedentes lo que hace que el precio internacional baje y se vuelve muy difícil ser competitivo por todos los problemas internos que tenemos nosotros”.
Por último Tornaghi desechó de planto que el stock de vinos actual sea un problema porque “los niveles de consumo vienen cayendo y falta de nuevo producto consecuencia de la mala cosecha, no se termina de alcanzar la demanda. Está tan por el piso el mercado del vino, que no creo que ocurra esa situación”, comentó.
Mauro Sosa, del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este desechó de plano cualquier inconveniente en cuanto a los stock y se enfocó más en lo que podría ocurrir hacia fin de año o comienzos del 2024, pero con los precios, en particular de la uva.
“Si no vendemos nada por supuesto que vamos a tener problemas, pero no es así. Se acompaña la preocupación pero no al punto de que va a sobrar vino”, afirmó.
“Hoy por hoy todavía estamos en una situación de equilibrio de existencias vínicas, aunque no se despeguen los ojos de la preocupación que genera una caída en las ventas que se traduzca en menores precios del vino y después de la uva.
Para sintetizar su idea, Sosa consideró que para que la existencia de vino actual se pueda considerar sobre stock, “debería ser más catastrófico lo que nos está ocurriendo” con la caída en ventas, y finalizó con la esperanza de que “tiene que haber una reactivación, al menos eso siempre se espera. Siempre hay un piso donde rebotar”.