El 2020 fue un año particularmente difícil para el Estado provincial. Los recursos corrientes se contrajeron 12,5% en términos reales respecto de 2019 y la demanda de gasto fue inusualmente alta en varios sectores, principalmente en el de Salud.
Aun así, el ministro de Hacienda de Mendoza, Lisandro Nieri, se mostró conforme con los resultados de las cuentas públicas, aunque sin desconocer los problemas de fondo que comprometen el normal funcionamiento del Estado
-¿Qué balance hace de la administración del Estado en el año de pandemia?
-Transitamos un año con deterioro fenomenal de los recursos corrientes y la asistencia de la Nación fue mucho más baja que las de otras provincias. Pese a esto, pudimos afrontar perfectamente el año. Incluso, logramos reducir la presión tributaria que requiere sostener un Estado de gran tamaño.
Tenemos que seguir enfocados en mejorar la calidad del gasto, reducir la presión tributaria y achicar el tamaño del Estado. Sin duda, eso tiene que seguir, más allá del contexto que hoy nos toca vivir.
El informe del Consejo Empresario Mendocino lo deja claro. Mirando al futuro, hay que continuar con el sendero del orden fiscal que iniciamos en 2016. De ese año hacia atrás se ven desastres en las cuentas públicas.
-Igualmente el Estado sigue siendo grande. Representa el 23,1% del PBG.
-Absolutamente. El tamaño es aún muy importante, pero hay que pensar que el Estado es como el Titanic, un vehículo grande que tarda mucho en doblar. Va a tomar algunos años llegar a donde queremos, sobre todo después del enorme crecimiento del Estado que se dio entre 2011 y 2015. En esos años la presión tributaria se duplicó.
Estamos muy lejos aún de la participación que tenía el Gobierno en el PBG en 2005 (12,5%). El objetivo es continuar con el sendero de la consolidación fiscal.
-¿Pasa lo mismo con la planta de personal?
-La gestión de Francisco Pérez obligó a Cornejo -por decreto- a contratar a 3.390 personas. Esto, después del desastre de haber nombrado 25.000 empleados públicos. Esta situación no se corrige de un día para el otro.
El crecimiento desmedido de la planta de personal tuvo un impacto muy grande en las cuentas públicas. Cuando a Mendoza no le alcanzó la plata, no sólo no pagó sueldos, sino que, además, desinvirtió durante años. Las rutas quedaron destrozadas y los hospitales, en mal estado.
-En 2020 hubo superávit corriente de 2,1%, pero se redujo al mínimo la obra pública. ¿Cómo impactó esto en la economía?
-En 2020, por una cuestión financiera y sanitaria, hubo que frenar de manera abrupta la inversión pública. Se continuó haciendo mantenimiento y se invirtió en el sector Salud, pero nada más. Este año estamos procurando retomar los ritmos de inversión.
Es necesario que lo corriente dé superávit. Mendoza supo tener superávit de dos dígitos, pero se destrozó a partir de 2008, llegando a un balance negativo del 6,9% en 2015. Junto con ese déficit corriente, se generó ausencia de inversión pública y se produjo deuda muy cara.
Desde nuestra Administración intentamos llevar la inversión pública a dos dígitos. Se logró en 2018 y 2019, pero, por contexto, no se pudo sostener en 2020. Igualmente, aspiramos a mejorar las erogaciones de capital, mientras se vaya logrando el orden en el Estado.
-¿Han crecido los niveles de morosidad en la recaudación de impuestos provinciales?
-Entre abril y mayo de 2020 vimos caídas del 28% en la recaudación en términos reales. Desde ese momento hemos tenido una recuperación sostenida de la recaudación. En marzo de este año pasamos a un real positivo muy tímido, que se consolidó un poco más en abril (aún no está disponible el número fino).
En lo que respecta a los impuestos patrimoniales en particular, la gente ha demostrado mucho compromiso de pago. En el caso del Automotor se logró un crecimiento muy fuerte, porque hubo una corrección importante de la base imponible, más allá de lo que pasó este año (se estableció un límite a los incrementos).
En el Inmobiliario, también se ha cumplido, pero la recaudación no ha crecido porque los avalúos se atrasan cada año. Los corregimos de acuerdo con lo que dice el Presupuesto, pero la inflación real siempre termina superior a la presupuestada.
-¿Queda margen para invertir recursos provinciales?
-No salimos a celebrar los números logrados por las inversiones, pero un ministro de Hacienda siempre debe estar pendiente de invertir un excedente, sabiendo que restan diez días para usarlo.
Cuando llegué al Gobierno me encontré con una Tesorería que no se preocupaba por invertir, pero con el tiempo eso fue cambiando.
-¿Qué herramientas ha puesto a disposición el Gobierno para aliviar la situación fiscal de las empresas?
-Lo que se puede hacer es paliar la situación. Ninguna medida va a poder compensar la menor actividad económica. Por eso, con los cuidados necesarios, hay que continuar con la actividad.
La única solución general es, con las restricciones que impone lo sanitario, seguir funcionando. No fueron las actividades económicas, la actividad educativa ni el transporte las que aumentaron el número de contagios. Fueron las reuniones sociales.
Fuera de esto, los sectores que más afectados estuvieron por la pandemia, este año tuvieron bajas en Ingresos Brutos muy importantes, de entre 50% y 70%. Además postergamos créditos con el FtyC aunque, insisto, nada va a poder compensar la falta de actividad económica.