Lejos de confiar en un éxito de las políticas antinflacionarias, los analistas esperan una aceleración de la suba de precios que culminaría 2023 con una variación de 110% con relación al año pasado.
Esta estimación es 10 puntos porcentuales superior a la que habían expresado el mes pasado y complica la estrategia del Ministerio de Economía que tiene como un objetivo de corto plazo frenar las expectativas inflacionarias.
Según el Relevamiento de Expectativa de Mercado (REM) que elabora el Banco Central (BCRA), para el conjunto de especialistas económicos la inflación de marzo fue de 7%, suba similar a la que publicó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (7,1%).
La evaluación que difundió hoy la autoridad monetaria integra opiniones de 60 participantes: 26 consultoras y centros de investigación locales e internacionales y 14 entidades financieras de Argentina. Los datos que se recogieron entre el 29 y el 31 de marzo.
Para los próximos 12 meses (marzo 2023-marzo 2024) los analistas calcularon una suba de precios de 113,3%. A su vez, creen que en 2024 será de 90% y que en 2025 se ubicará en 54,6%, volviendo al nivel recibió Alberto Fernández al llegar a la presidencia.
Estas proyecciones contrastan con la última estimación del FMI, que señaló que la inflación en la Argentina sería del orden de 80% en 2023, aunque cabe aclarar que tanto el organismo multilateral como el gobierno nacional buscan no agregar nafta al fuego con números que puedan acelerarla.
Lo que en el Palacio de Hacienda preocupa es la falta de resultados en el objetivo de corto plazo que pretendía, al menos, frenar la suba para estabilizar los precios en algún rango y luego incentivar una caída.
Lo que ven los analistas es una desaceleración muy leve, ya que esperan 6,3% para abril, 6,1% para mayo, 6% para junio y julio, 6,1% para agosto y 6.2% para septiembre.
Estas cifras hacen peligrar los acuerdos de precios que firmó el ministro de Economía, Sergio Massa, con subas acotadas entre 3,2% y 4%.
Cabe recordar que hay convenios por alimentos, pero también por combustibles, materiales para la construcción, y colegios privados, entre otros, que quedarán desajustados en caso de cumplirse estas previsiones.
Massa también había pretendido que las negociaciones paritarias se acercaran a la proyección oficial, pero los números del primer trimestre y lo que están viendo los analistas para el resto del año complican la estrategia oficial.
Otro dato preocupante es la evolución que promete la inflación núcleo (elimina factores estacionales) que se proyecta en 6,8% para marzo, 6,3% en abril, y 6,1% en mayo.
Una de las consecuencias de esta situación es una posible nueva suba de tasas de interés por parte del Banco Central ya que el compromiso con el FMI es que se mantenga “positiva” (por encima de la inflación).
A este escenario se le adicionó otro pronóstico preocupante: para las consultoras la actividad económica caerá 2,7% en 2023, cuando un mes atrás esperan que se mantuviera sin cambios respecto de 2022. Para el primer trimestre esperan una baja de 0,9%, que caída que se profundizará a 1,8% en el segundo trimestre, para recuperarse levemente 0,3% en el tercer trimestre.
Para esta proyección confluyen factores como la inflación, la sequía que provoca caída de ingresos, y la imposibilidad del gobierno de obtener financiamiento genuino para financiar el déficit fiscal.
Este pronóstico es demoledor para el Gobierno nacional que llegará a las elecciones presidenciales con una economía en caída y una fuerte pérdida del poder adquisitivo de los salarios.