Con más demoras de las esperadas, las cadenas de supermercados de alcance nacional ubicadas en Mendoza comenzaron a exhibir en sus góndolas los llamados “Precios Justos”, programa que tendrá una duración de cuatro meses y que abarcará a 1.500 productos elaborados por un centenar de empresas. Los mismos tendrán una pauta de aumento mensual del 4%.
En particular, se pueden encontrar productos de alrededor de 100 empresas que representan el 86% del consumo masivo en Argentina. Algunas de las que participan son Molinos, Coca Cola, Unilever, Quilmes, Mastellone, AGD, Ledesma y Las Marías, entre otras. Además, los supermercados podrán abastecer con productos de marcas propias.
En este contexto, las marcas lanzan sus propias estrategias para comunicarle a sus clientes la “oportunidad” de encontrar precios bajos en sus góndolas. Así lo señaló Francisco Zoroza, Director de Asuntos Corporativos de Carrefour Argentina, quien contó que “constantemente presentan iniciativas que les permitan garantizar accesibilidad a quienes los eligen para hacer sus compras”.
“Ahora, redoblamos nuestro compromiso y desarrollamos una herramienta para que nuestras clientas y clientes puedan comprobar que nuestro ticket es el más bajo del mercado y, si no fuera así, le devolvemos el doble de la diferencia”, agregó.
Crecen las ventas pero caen lácteos y carnes
Durante septiembre las ventas de los supermercados de Mendoza crecieron 89,4%, con relación al mismo mes del año anterior, un porcentaje que alcanza a superar el índice inflacionario del mismo periodo (85,2% interanual), y que implica una recaudación total de $11.776.749.000.
Incluso, el dato de la provincia supera al total nacional, en donde las ventas a precios corrientes para septiembre de 2022 relevadas en la Encuesta de Supermercados sumaron un total de 232.153,2 millones de pesos, lo que representa un incremento de 88,7% respecto al mismo mes del año anterior, frente a una inflación interanual del 83%, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Sin embargo, cuando se separa la información por rubros, el crecimiento resulta negativo (por debajo de la inflación) en lácteos (79,1%); carnes (80,4%); indumentaria, calzados y textiles para el hogar (59,2%), y electrónica y artículos para el hogar (83,5%).
Por el contrario, crecen las ventas de bebidas (92,1%); almacén (90,5%), rubro que explica $ 65.355.242.000 de las ventas totales a nivel nacional; panadería (98,1%); verdulería y frutería (120,4%); alimentos preparados y rotisería (110,10%); artículos de limpieza y perfumería (93,1%); y “otros” (89,7%).
La explicación del aumento y la caída
El dato generó análisis dispares, por un lado, el economista José Vargas, titular de la consultora Evaluecon, señaló que el comportamiento de las familias en rubros como “carnicerías” las empuja a abandonar los grandes centros de consumo para apostar por trozaderos o carnicerías de barrio en donde pueden encontrar mejores precios, aunque no siempre la misma variedad de artículos que encuentran en los hipermercados.
Asimismo, en periodos de crisis económica y caídas de poder adquisitivo, “lo primero que se deja de comprar son los artículos no relacionados con alimentos, como indumentaria, ferretería accesorios, y otros”. “Muchas familias buscan mercados cooperativos, trozaderos y mayoristas, para encontrar precios más bajos, aunque no encuentren la misma oferta en cantidad de artículos”, destacó.
Por su parte, Sebastián Laza, asesor del ministerio de Economía de la provincia, destacó que las ventas crecen en los supermercados porque estos permiten pagar a crédito. Así, solucionan una falta de efectivo, que se evidencia si se considera que “en los supermercados, con una facturación a precios corrientes del $ 232.153 millones, el 36,7% de las ventas se realizaron a través de tarjetas de Crédito; 30,3% con tarjetas de Débito; 29,1% en efectivo y el 3,8% a través de “otros medios” entre los que se encuentran billeteras digitales”.
Mientras que, Nicolás Aroma, asesor económico del PJ, destacó que las ventas crezcan por encima de la inflación, aun en un contexto como el actual porque se explica gracias a que “la economía está creciendo”. “Desde 2021 que comenzó la recuperación el crecimiento sigue con fuerza, por esto es que a pesar de la inflación, tanto el consumo como la generación se sostienen”, señaló.
“Se espera también que el año próximo el crecimiento de la economía se sostenga. Hay algo importante de rescatar de la situación económica, y es que a pesar de la alta inflación , que se espera que empiece a decrecer, el proceso de crecimiento nunca se detuvo, no se entró nunca en la fase recesión con inflación, que es la que prevaleció en 2018 y 2019″, agregó Aroma.
“Es importante que todos los intentos de equilibrar las cuentas fiscales, no detengan el proceso de consumo interno, porque es un motor importante de la economía argentina”, cerró Aroma.
Consumo de carne
El consumo de carne vacuna en la Argentina se mantiene en su mínimo histórico de 47 kilos de carne por habitante. En Mendoza, referentes del sector aseguran que el precio no aumenta, pero atribuyen la baja demanda a la caída del poder adquisitivo.
Sin embargo, la sequía que empujó a los productores a abastecer los mercados para no perder dinero en engordes, aumentó la oferta, y se estima que, en cuanto se termine (o baje), los precios tenderán a subir.
Según le explicó esta semana a Los Andes, José Rizzo, de “Carnes Rizzo”, “el mercado está muy estable, el ingreso de hacienda es normal, pero el poder adquisitivo de la gente hace que el consumo esté muy retraído”.
“Mientras continúa esta sequía, con la oferta que hay, los precios se van a mantener, pero el feedlot no está reponiendo, y cuando la oferta disminuya, los precios van a subir, porque ya subió el salario, los alquileres, fletes, faena y la luz; y si la gente recibe algún aumento de fin de año, también va a aumentar la demanda”, cerró Rizzo.
En tanto que, de acuerdo con Antonio Olmo, de avícola Olmo, “el pollo no ha aumentado, y de hecho bajó este martes, con respecto a los últimos meses, porque la producción es buena, pero el consumo cae, atado al costo de vida”.