La actividad industrial de Mendoza atraviesa un presente delicado, condicionado por la baja actividad económica a causa de la pandemia y el alto nivel de incertidumbre. Las expectativas de los empresarios son mayormente negativas, a tal punto que algunos sectores hablan de potenciales quiebras y pérdidas de puestos de trabajo.
Lo llamativo es que las perspectivas de los referentes locales difieren mucho de lo que pasa en otros puntos del país. De hecho, una encuesta realizada en julio por la Universidad Argentina de la Empresa demostró un mejoramiento de las expectativas de la industria a nivel nacional. El estudio reveló que la mayoría de las compañías del rubro anticipan un incremento de sus niveles de uso de la capacidad instalada e incluso prevén re contratar mano de obra suspendida.
En Mendoza la realidad es otra. La falta de certezas, las subas de costos y el bajo acceso al crédito, son los problemas que más preocupan a los industriales y, a excepción de algunos sectores vinculados al agro, las previsiones para lo que resta de 2020 no son muy alentadoras. En ningún caso se habla de inversiones y la prioridad, es mantener a las empresas con vida.
Metalmecánica
Aunque el escenario macro es uno solo, cada sector vive su propia realidad y enfrenta sus propios problemas. Por eso, resulta interesante conocer en detalle qué está pasando en cada actividad en particular de la voz de sus referentes.
Pedro Bizzotto, presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la Provincia de Mendoza (Asinmet), describió el presente y perspectivas del rubro, dependiendo del sector con el que esté vinculada cada empresa. “No es lo mismo una firma de metalmecánica que trabaje con empresas petroleras, que una que lo haga con el vino”, explicó.
En el caso de las primeras, Bizzotto señaló que disminuyó mucho el trabajo en Vaca Muerta, lo que provocó despidos. “La situación no es buena; no se respetan los contratos y las expectativas son realmente malas para el sector petrolero y las industrias vinculadas”, lamentó.
“El sector minero tampoco ha podido trabajar, debido a la pandemia. Se han generado suspensiones y el escenario a futuro no es bueno”, agregó.
Tampoco la obra pública da certezas a la metalmecánica. “Se llamó primero a licitación para obras de energía renovable, pero fueron muy pocas las empresas de la Cámara que lograron vincularse. Genera buenas expectativas Portezuelo, pero todavía parece estar lejos de realizarse”, continuó Bizzotto.
Las empresas de metalmecánica que proveen a la agroindustria, en cambio, tienen un mejor panorama, especialmente gracias a lo ocurrido con la vitivinicultura. “Las empresas vinculadas a ese sector tienen mayores posibilidades de volver a crecer en los próximos meses”, apuntó.
El presidente de Asinmet aseguró que también las firmas que se dedican a exportación de maquinarias pueden llegar a mantenerse, debido a la ventaja competitiva que aún otorga el dólar.
De todas formas, Pedro Bizzotto aclaró que prácticamente ninguna empresa del sector piensa en la posibilidad de invertir o tomar personal. “Llevamos doce años sin generación de trabajo privado genuino. El Gobierno ha ayudado, pero si las empresas no tenemos trabajo, vamos a terminar cerrando”, aseguró.
Para los próximos meses, el empresario mostró especial preocupación en lo que ocurra con la inflación y la evolución del dólar blue. “Lo más grave es la incertidumbre. El Gobierno ha emitido mucho dinero para ayuda social, pero esto tiene un precio”, cerró.
Construcción
La realidad de las empresas constructoras es quizás más delicada, dado que el nivel de actividad del sector comenzó a caer mucho antes de la pandemia.
Atilio Calzetta, vicepresidente de la Confederación de Pymes Constructoras de la República Argentina (CPC), explicó que hoy, la industria de la construcción está movida solamente por pequeños emprendimientos familiares de reparaciones y pequeñas construcciones. “Esto es producto de que la gente que ha tenido algún ahorro en dólares y al favorecer el cambio, lo ha volcado a construir”, observó.
“La obra pública está paralizada en un 90%. Hay sólo pequeñas obras del IPV y para los próximos meses las perspectivas no son alentadoras. Si bien el Gobierno lanzó Mendoza Activa, a las empresas constructoras no las alcanza. Son montos muy chicos destinados a la demanda y fomentan el trabajo informal”, indicó.
Calzetta tampoco coloca demasiadas esperanzas en las nuevas líneas de Procrear, salvo por aquellas que irían dirigidas a construcciones de complejos habitacionales.
Lo más preocupante para el empresario es que, debido a la falta de trabajo, hay empresas en riesgo serio de cerrar sus puertas. “La crisis de la construcción viene desde abril de 2018, cuando se disparó el dólar. Se agravó en el último semestre de 2019 y ahora por la pandemia”, declaró.
Lo que sí podría dar un giro de 180° a la industria de la construcción es Portezuelo del Viento. Atilio Calzetta destacó que la realización de la obra implicaría una inversión directa al trabajo formal, aunque reconoció que tienen pocas expectativas de que el proyecto avance en el corto plazo. Por lo pronto, la CPC solicitó a Suárez que use el presupuesto remanente (estimado en U$S 140 millones) para ejecutar obras públicas permitidas que permitan movilizar la actividad.
Fruta industrializada
Contrariamente a lo que pasa con la metalmecánica y la construcción, sí se pueden encontrar expectativas favorables en algunos sectores de fruta industrializada. Raúl Giordano, presidente de la Cámara de Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), puso como ejemplo a los productores de tomate. “Hay intención de sembrar más que el año pasado y hay perspectivas de crecimiento. Los productos tomatados siempre están presentes en las comidas, también en épocas de pérdida del poder adquisitivo”, subrayó.
No obstante, Giordano indicó que el sector de frutas industrializadas tiene un escenario por delante más complicado e incierto. “Todavía no conocemos los volúmenes de producción, pero podemos decir que las fábricas están preparadas, por lo menos, en cuanto a infraestructura, para tener una temporada normal. Desgraciadamente como no hay plan económico, no sabemos cómo va a estar el mercado externo, a donde va casi el 50% de la fruta enlatada y la fruta de pulpa”, puntualizó el presidente de Cafim.
Otro problema que destacó el empresario es la falta de líneas de financiamiento accesible. “En lo últimos años, la producción ha estado limitado por la financiación que hemos tenido. Las grandes empresas se financian con recursos propios o exportaciones; el resto se enfoca en la preventa”, detalló.
Vitivinicultura
La industria vitivinícola es quizás la mejor posicionada de cara al futuro. Carlos Fiochetta, gerente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), comentó que los buenos resultados obtenidos por el sector en el primer semestre, aun dentro del marco de la pandemia, permiten tener buenas expectativas.
“El consumo de vino en Argentina ha aumentado, en parte porque la gente ha estado en sus casas y la disponibilidad del producto ha sido normal. Esperamos que esto continúe”, remarcó.
No obstante, el gerente de Coviar reconoció que el sector es muy heterogéneo y no todas las empresas han logrado crecer. “La situación de pandemia ha afectado a todas las empresas de manera diferente. Los establecimientos enfocados en el turismo, por ejemplo, están peor que aquellos que apuntan a las ventas en los comercios de cercanía”, explicó.
“A nivel general, después de un primer semestre positivo, tanto en exportaciones, como en el mercado interno y con variables estructurales en equilibrio, el futuro no es promisorio, pero tampoco es negativo”, añadió.
Panorama general
Daniel Ariosto, presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), habló sobre el panorama general de las industrias locales. El empresario indicó que, en base a consultas realizadas a las Cámaras sectoriales, se puede concluir que las expectativas generales son negativas.
“Las Cámaras industriales están sumamente preocupadas. La construcción, la metalmecánica, la actividad minera y la agroindustria en general tienen perspectivas desfavorables y anticipan pérdida de capacidad operativa, despidos y escasez de oportunidades”, lamentó.
“He mantenido diálogo con otras entidades a nivel nacional y me han dado un panorama similar. Sólo la Pampa Húmeda escapa a esa realidad. El resto de las actividades, que no están ligadas a los granos, están en una situación muy mala”, agregó.
El presidente de UCIM destacó además que ninguna industria está pensando en invertir, debido a la incertidumbre que genera la ausencia de un plan económico a nivel nacional y la falta de claridad respecto del valor del dólar. “El cepo hace equívocas las exportaciones y las importaciones, que están sufriendo mucho. Hay cosas que no se fabrican en el país y no están pudiendo entrar. Así se paralizan maquinarias e industrias”, advirtió.
“Que haya empresas de muchos años que estén cerrando es muy triste. El Gobierno nacional no lo está entendiendo. Necesitamos que toda la provincia trabaje unida. De lo contrario, será muy difícil volver a crecer”, completó Ariosto.
El peso de la industria
Aunque las expectativas de los empresarios no siempre se terminan cumpliendo, no dejan de ser un indicador interesante de seguir. De hecho, son muchos los expertos que aseguran que la economía se mueve por expectativas. Está claro que si una empresa considera que la economía va a crecer, es más probable que invierta y con ello genere mayor producción y empleo. Si en cambio tiene previsiones contractivas, el resultado puede ser el opuesto.
En el caso de la industria, las perspectivas son particularmente importantes. De acuerdo con la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE), de cada $ 100 que produce la economía provincial, $ 14 son aportados por la industria manufacturera. El rubro más importante es el de “refinerías de petróleo y petroquímica”, que por sí solas representan el 6% de la economía provincial. Algo más abajo están la “elaboración de bebidas”, con una participación en el Producto Bruto Geográfico (PBG) del 5%.
El 3% restante se divide entre el resto de las actividades industriales que se realizan en la provincia, como elaboración de alimentos, fabricación de productos de cemento y fabricación de motores y turbinas, por citar algunos ejemplos.
Por otro lado, la industria emplea a más de 33.000 personas en Mendoza, según el último dato disponible del mercado laboral por rama de actividad (segundo trimestre de 2019) de la DEIE. De ese número, casi 14 mil son empleados “no registrados” y el resto son empleados formales.
En total, sumando formales e informales, se puede decir que diez de cada cien trabajadores de Mendoza se desempeñan en el sector industrial. Cabe aclarar que no se está incluyendo al sector de la construcción, que algunas series estadísticas lo incluyen dentro del grupo de “industrias”.
Perspectivas nacionales en alza
A nivel país, las perspectivas sectoriales vienen mejorando, no sólo en relación a los primeros meses de pandemia sino también respecto de lo que ocurría el año pasado. De acuerdo con un informe elaborado por el Instituto de Economía (Ineco) de la Universidad Argentina de la Empresa, el Índice de Expectativas Industriales (IEI) repuntó 16% en el último año (avanzó de 41,7 a 48,7) y tuvo una notable recuperación en comparación al piso de abril, cuando el índice era de 24,9.
Para entender mejor qué significan estos números, vale aclarar que el estudio se elabora mensualmente en base a una encuesta realizada por el Ineco a managers de empresas industriales. En el cuestionario se contemplan las perspectivas de los empresarios en cuatro grandes tópicos: producción industrial esperada, dotación de personal, horas trabajadas y expectativas de uso de capacidad instalada. Además, para la construcción de datos históricos también se usan fuentes oficiales, como las encuestas industriales realizadas por el Indec.
Analizando los últimos resultados, los especialistas de la Uade recordaron que en julio se flexibilizaron las medidas impuestas por el Aislamiento en algunas de las regiones con mayor actividad industrial en el país, lo cual produjo una mejora en las expectativas industriales. “Dos tercios de los encuestados indicaron que tienen perspectivas de que la situación se mantendrá y el tercio restante, que mejorará”.
El plan del Gobierno
Para Alejandro Zlotolow, subsecretario de Industria y Comercio, el escenario para el segundo semestre varía mucho, dependiendo del punto de vista. “Los sectores exportadores, por ejemplo, se vienen desempeñando bien. Con la pandemia y las restricciones de por medio, el Gobierno logró que toda la cosecha se pudiera levantar y procesar, tanto en el caso de las bodegas como en las frutas industrializadas”, comentó.
“Es un logro que se visualiza en toda la cadena, pasando por cosecha, producción, distribución y venta. Hubo mucho trabajo también de los municipios”, declaró el funcionario. Más allá de esos casos puntuales, Zlotolow reconoció que la pandemia va a plantear una caída en la actividad económica. “Pasa acá, en todas las provincias y todos los países. Nuestra estrategia ante esa caída económica es fomentar el desarrollo industrial, de servicios y comercio”, aseguró.
Puntualmente mencionó el lanzamiento de Mendoza Activa. “A través del programa buscamos promover la inversión en el sector privado y en la construcción en particular. Damos la posibilidad de que se compren máquinas industriales mendocinas y que se mecanicen algunas producciones”, aseguró.