El mercado laboral cambia constantemente, mucho más si se habla de las opciones que se ofrecen en el campo tecnológico. Una empresa mendocina de software comenzó a cambiar las reglas del juego con una propuesta que ningún empleado se podría resistir: una semana laboral de cuatro días, manteniendo un sueldo competitivo y todos los beneficios de un empleo formal.
Esta propuesta, pionera en la provincia, nació en el seno de Midas, una firma local que nació en 2008 y que actualmente comandan Fernando Santanciero y Margarita Solivellas. En septiembre comenzaron con las pruebas pilotos con sus casi 70 empleados, quienes en su mayoría se encuentran en Mendoza, pero que también trabajan en Buenos Aires, Córdoba, Neuquén y Santiago del Estero.
La compañía está centrada en el desarrollo de soluciones de software, tanto web como mobile, consultoría y servicio de análisis funcional de experiencia de usuario (UX) y arquitectura tecnológica y procesos ágiles.
Sus empleados, desde los primeros días de este mes, comenzaron con una reducción de media jornada a la semana, pero en octubre se pasará a un día menos de trabajo a la semana. Para entender mejor de qué se trata, qué costos tiene esta implementación y cómo ha resultado hasta el momento, Los Andes habló con Santanciero y Solivellas, quienes detallaron todas estas cuestiones y más.
-¿Cómo nace la idea de implementar una semana laboral de cuatro días?
-Tenemos un plan estratégico que va del 2021 al 2023 que está alineado con nuestra visión. El recurso humano es muy importante y lo trabajamos como algo integral. En base a eso, formamos un equipo que se llama “Squad Bienestar”, integrado por Bruno Sasschetti, Cristian Ríos y Margarita Solivellas, que trabaja permanentemente para que las personas en nuestra empresa estén cómodas. Consideramos que en Midas no hay personas trabajando, sino que son vidas en el trabajo.
Fue una idea de los propios miembros del equipo, quienes la trabajaron, la evaluaron y la presentaron ante todos. Después, con el apoyo del resto de la empresa, decidimos avanzar y comenzar a aplicarla.
-¿En qué consiste una semana laboral de cuatro días?
-Después de mucho trabajo, llegamos a esta experiencia de aplicar una semana laboral reducida, la cual empezó en el mes de septiembre con una modalidad parcial en la que las personas trabajan medio día menos por semana. Los empleados pueden elegir entre lunes o viernes y nos ha servido para adaptarnos.
A partir de octubre ya se implementará el día completo, pasando a trabajar cuatro días cada empleado. La empresa sigue atendiendo cinco días, por lo que requiere una organización interna de los equipos para seguir las demandas de los clientes.
Pensamos en que sea un beneficio para todas las personas que trabajan en la empresa y que todos se sientan identificados con lo que comunicamos, por lo que en determinadas posiciones en las que su ausencia traería problemas operativos, se suman días de vacaciones.
-¿Cuál ha sido la respuesta en las semanas en las que ya ha implementaron la media jornada?
-Ha funcionado bien. Al ser solo medio día por semana tiene un impacto bastante reducido a nivel operativo, pero es un comienzo. El principal desafío lo tenemos cuando comencemos a implementar los cuatro días. En principio no hemos tenido problemas, los equipos se han organizado y los clientes están al tanto, pero no se ha modificado ninguna propuesta, plazo o nada por el estilo.
A nivel interno, cuando anunciamos en agosto esta experiencia, se dio muchísima expectativa. La gente está muy contenta, comprometida y motivada. Lo vemos como una gran oportunidad. Lo estamos implementando como una prueba piloto, pero hemos hecho todo el trabajo necesario para que esto perdure.
-¿Qué resultados esperan con esta medida y qué referencias tienen?
-No conocemos otra empresa en Argentina que haya hecho esto, por lo que no tenemos un punto de comparación directa. Hicimos un estudio pormenorizado de cómo impactaría en nosotros, en los costos, los clientes y a nivel operativo. Hemos empezado con la implementación parcial para poder ir limando cualquier inconveniente que surja.
En general, cuando se empezó a escuchar de este tipo de cosas, estos esquemas estaban más orientados a reducir la jornada para generar más empleo y no tanto apuntando a priorizar a las personas, como queremos en Midas. Eso está relacionado con la industria. En nuestro caso no es necesario generar más demanda de trabajo porque está sobredemandada la actividad. No intentamos que la gente trabaje menos para que se reduzca el salario y haya más puestos de trabajo, sino que beneficie al personal.
Esperamos que la eficiencia mejore un poco más y que este beneficio sirva para atraer talentos que compartan la visión que tenemos.
-¿Cuánto aumentan los costos de la empresa al aplicar esta medida?
-La semana laboral va acompañada con salarios competitivos. No se ha pensado en una reducción, ni existe una compensación a eso, sino que es un complemento.
Aumentan los costos porque la capacidad de trabajo o esfuerzo se reduce en un 20% en las horas que se trabajan al mes. Como no cerramos y la idea es no reducir la cantidad de clientes, de alguna manera tenemos que reemplazar esas horas que el empleado está fuera de servicio, y eso será con más recursos.
-¿Cómo se compensa esa mayor inversión de la empresa?
-Como parte de ese trabajo de investigación que se hizo antes de aplicarse se revisaron aspectos referidos a costos, organización, ver la manera de que no tengan un impacto negativo en los clientes y temas legales de la implementación.
En el análisis económico determinamos cómo íbamos a absorber ese costo de los proyectos. Creemos que los clientes no van a tener un impacto en la misma proporción en la que lo tiene Midas, por un tema de eficiencia. Se hace un balance en el que no hay un impacto directo en el precio, sino que es una combinación que hace que nosotros podamos tener este beneficio, adaptando ciertas variables de cómo armamos los proyectos que hacen que no lo termine pagando el cliente.
-¿Cuáles son las empresas con las que trabajan?
-Trabajamos con tres segmentos de clientes. Empresas grandes como YPF, British American Tobacco, EcoGas, Merck, Banco Galicia; un segundo segmento de empresas un poco más chicas; y trabajos que puede hacer la empresa para compañías extranjeras. En estos 14 años hemos desarrollado proyectos en Estados Unidos, Brasil, México, Chile, Suiza, Bolivia y Centroamérica.
-Sobre el sector, ¿Mendoza puede convertirse en un polo de referencia en el país y el mundo?
-Quizás se puedan encontrar opiniones distintas, pero creemos que Mendoza se ha desarrollado como un polo tecnológico a partir de que muchas empresas locales han crecido y otras compañías grandes han decidido instalarse acá. Eso desde el punto de vista en el que se considera a un polo como la presencia de empresas que tienen peso y necesitan recursos.
Desde el punto de vista de los recursos, con el trabajo remoto y la pandemia se ha descentralizado la necesidad de armar polos tan específicos. Hoy la mayoría de las empresas como las nuestras tienen una masa crítica de empleados en el lugar donde están, pero mucha gente trabaja de manera remota.
Puede haber crecimiento se desarrolla el potencial a nivel universidades, planes de carrera y profesionales. Es necesario el crecimiento de la industria en general.