La delicada y tensa relación de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) suma un nuevo capítulo con un discutido pago de U$S 3.400 millones, mientras el organismo usa el amañado calendario consensuado para evitar confrontar con el actual gobierno y aguarda la conformación de la nueva administración y reanudar las conversaciones.
Tras los pedidos de postergación, finalmente mañana Argentina deberá cancelar U$S 2.597 millones al FMI en concepto de capital de créditos vigentes y el miércoles 1° de noviembre tendrá que honrar U$S 800 millones, que por ser intereses no puede ser prorrogados.
Según trascendió, el total a pagar se conformaría de U$S 1.800 millones de DEGs y de U$S 1.600 de yuanes provenientes del último swap anunciado.
Esta combinación encendió las alarmas entre los economistas ya que estimaban que estos pagos estaban garantizados con los DEGs sobrantes del desembolso de U$S 7.500 millones de septiembre.
Cuando se anunció la aprobación de este giro, se indicó que una porción iba destinada a pagar los créditos puente tomados con Qatar, China y la CAF para llegar hasta el final de la negociación sin caer en default, y que el resto quedaba en reserva para hacer frente a los pagos de octubre y noviembre.
Sin embargo, en las últimas horas desde el Ministerio de Economía se hizo trascender que sólo quedaban a disposición para este pago U$S 1.800 millones en DEGs.
“Claramente, como se dijo, se habían ‘fumado’ los DEG, que son convertibles sin autorización previa o acuerdo específico, en otras cosas”, señaló el economista, Gabriel Camaño.
El profesional había advertido que el Gobierno estaba utilizando la moneda del FMI para intervenir en el mercado de cambios de los dólares financieros, que es una forma de facilitar la salida de divisas del país, lo que tradicionalmente se denomina como “fuga”.
Con la intervención mediante estos dólares “prestados” el gobierno mantuvo artificialmente bajo el precio de los dólares que operan en la Bolsa de Comercio, dándole la posibilidad a un grupo de particulares que puede acceder al MEP o a las empresas que utilizan el Contado con Liquidación (CCL) a hacerse de divisas a un precio por debajo del real.
El FMI, que siempre se había manifestado en contra de este tipo de intervenciones, finalmente flexibilizó su postura y permitió la intervención “entre bandas” de cotización que sólo el staff técnico del organismo y los operadores de Economía conocían. El resultado es que finalmente los DEGs no alcanzan y Argentina debe recurrir nuevamente a un préstamo de China para mantenerse performing con Washington.
En este juego de poder el FMI también marca sus cartas. Por estos días debiera empezar la sexta revisión para aprobar un nuevo desembolso, esta vez por U$S 2.500 millones que calzan con vencimientos de diciembre y enero, tal como fue diseñado el programa que marzo de 2022 suscribió Martín Guzmán.
Pese a las reiteradas consultas, el FMI se niega a confirmar cuándo comenzará la auditoría y los tiempos ya marcan que será en tiempos del nuevo gobierno.
Cuando en agosto se firmó la renegociación que de demandó seis meses ambas partes “acordaron” que la próxima revisión se realizaría en medio de una eventual campaña de cara a un balotaje; lo que no podía suponerse era quiénes estarían en disputa.
Ahora es el mismo ministro Massa el que está en carrera y el FMI aprovecha el calendario estratégicamente armado para evitar confrontar y esperar la nueva conformación del Poder Ejecutivo para sentarse a la renegociación integral del acuerdo.
Si bien los delegados del FMI que monitorean las cuentas públicas argentinas en forma periódica ya tiene clara la situación, al no iniciarse los conversaciones formales los tiempos administrativos del FMI llevan a que cualquier decisión se produzca luego del 19 de noviembre.
De esta forma quien asuma el 10 diciembre estará obligado a conseguir al menos U$S 1.160 millones para no caer en default con el FMI y otros organismos multilaterales, en momentos en que las reservas netas del Banco Central son negativas en unos U$S 7.000 millones. El panorama para adelante es más complejo aún porque en enero se acumulan pagos por U$S 2.300 millones y dada la situación de la Argentina se prevé una negociación por demás complicada.
Dólar en baja
En tanto, el dólar “blue” cayó $ 20 en el inicio de la semana y cerró a $ 970, mientras que las opciones financieras operaron mixtas. El MEP subió a $ 859,75, mientas que el Contado con Liquidación (CCL) cayó a $ 853,07.
Por su parte, el BCRA compró U$S 90 millones y redujo el rojo mensual a U$S 367 millones.
La nota negativa la dio la Bolsa de Comercio que se desplomó 9,2% ante la posibilidad de que el CCL continúe cayendo.