Este miércoles debían llegar 100 millones de billetes de $ 500 que la Argentina había licitado, pero finalmente la propuesta de Alemania se rechazó.
Según pudo saber El Cronista por fuentes involucradas en la operación, en el Banco Central (BCRA) se consideró que los plazos de entrega no eran convenientes. Por lo tanto, Casa de Moneda mantendrá la provisión de billetes: ya está imprimiendo de $ 1.000.
“Podemos afrontar la demanda sin esos billetes”, asegura una alta fuente del gabinete económico.
En total, la licitación era por 250 millones de billetes de $ 500: 100 millones debían llegar este miércoles, otros 100 millones el 25 de septiembre y 50 millones el 15 de octubre.
“Podrán ofrecer otros plazos de pagos más abreviados con sus descuentos”, decía el pliego, pero el tema es que están las casas de Moneda de todos los países imprimiendo sin parar por el déficit que genera la pandemia, por lo tanto no hay en el mundo capacidad ociosa.
Por eso, la Casa de Moneda se ofrecía incluso a dar provisión del sustrato (el papel) y las tintas, en una ciudad a determinar de Alemania, para acelerar los tiempos de entrega, pero ni así se pudo. El pago, sin embargo, era recién a los 70 días de recibida la mercadería.
Mas allá de la urgencia, hay un plan para equipar la Casa de Moneda desde el año que viene para imprimir más en la Argentina, no tener que tercerizar tanto y no depender de otros países.
Si bien hoy no se da abasto, los entusiastas de este proyecto piensan en que, a futuro, la Argentina podría hasta ser exportador de billetes cuando otros países lo necesiten.
“En el Central nos vienen regateando los billetes de alta denominación y los cajeros se quedan muy rápido sin billetes justamente por eso, ya que se cargan con billetes de baja denominación. De todos modos, es cierto que una licitación internacional es complicada, no hay muchos proveedores, el material es sensible y en medio de una pandemia pareciera que los plazos son cortos”, revela el director de un banco.
Los bancos hacen lobby ante el BCRA para que salga un billete de $ 5000, “pero si estás con faltante de $ 1000 y de $ 500, es peor el remedio que la enfermedad, porque a los bancos le das un alivio, pero la gente que cobra planes o jubilación y recibe un billete o dos, va a un kiosko y no tendrá cambio. En todos los comercios podrían carteles que no aceptan billetes de $ 5000 si faltan billetes más chicos”, razonan en el sector.
El proyecto del billete de $ 5000 estaba muy avanzado, al punto que ya se tenía el papel y la tinta, pero los testeos finales arrojaron que era un billete muy inseguro, ya que el papel no tenía hilo de seguridad ni las medidas mínimas para la circulación.
Eso, junto a razones políticas relacionadas al reconocimiento de la inflación, motivaron que se decidiera no continuar.
Pese a ello, según pudo saber El Cronista, el año que viene se avanzará con el diseño de una familia de billetes nuevos que incluya uno de $ 5000 y otro de $ 10.000, aunque este último recién saldría a la calle en 2022.