En marzo de 2020, el último registro antes de que la pandemia comenzara a hacer estragos en los indicadores económicos, la Superintendencia de Riesgos de Trabajo mostraba que había en Mendoza 21.548 empleadores formales. En agosto de 2021, el último dato disponible, hay sólo 20.685, lo que significa que la provincia ha perdido 863 empresas.
El número de unidades productivas -persona, empresa u organización que produce bienes o servicios en el sector privado o público, excluidas las casas particulares- cayó a su cifra más baja en mayo de este año, cuando llegó a apenas 20.541, 1.007 menos con respecto a marzo de 2020 (-4,7%). Si bien en agosto se recuperaron 144 empresas el número de firmas subió a 20.685, todavía faltan 863 para alcanzar el registro previo a que comenzara la pandemia.
Se debe señalar que el relevamiento de la SRT toma aquellos empleadores y empleados que brindan -y cuentan con- cobertura de ART, lo que significa que se trata de organizaciones que tienen trabajadores cubiertos por el sistema de riesgos del trabajo.
En cuanto a los sectores más afectados, la cantidad de empleadores de servicios artísticos, culturales, deportivos y de esparcimiento tuvo una caída, entre marzo de 2020 y agosto de 2021, de 21,7%; los servicios de alojamiento y servicios de comida, de 18,7%; los servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales, de 14%; los servicios de transporte y almacenamiento, de 10,2%; y la construcción, de 7,5%.
Sólo hay cinco rubros que presentan evoluciones positivas, en el mismo período: información y comunicaciones (8%); servicios de asociaciones y servicios personales (3,9%); actividades administrativas y servicios de apoyo (2,5%); administración pública, defensa y seguridad social obligatoria (2,1%); y salud humana y servicios sociales (2,1%).
Las causas de la baja
José Vargas, de la consultora Evaluecon, detalló que el hecho de que la cantidad de empleadores aún no llegue a los niveles prepandemia tiene que ver con la brusca caída que tuvo la actividad económica el año pasado, que llevó al cierre de empresas. En este sentido, señaló que no es lo mismo una firma que tiene un cese temporal, como sucedió durante el aislamiento más estricto, y después se recupera, de otra que cierra y sale del mercado.
El economista manifestó que es difícil saber si tomará unos pocos meses o años volver a los números prepandemia y sumó que esto tiene que ver, fundamentalmente, con la falta de previsibilidad que existe hoy en el país, debido a la ausencia de lineamientos de política económica a mediano y largo plazo.
También se debe, continuó, a que se está viendo lo que ocurre en Europa o Asia con las nuevas olas de Covid, que incluso han llevado a que los gobiernos establezcan nuevamente medidas de aislamiento. En Argentina hay incertidumbre sobre lo que pueda suceder a partir de marzo o abril del año que viene con el virus, si no se está del todo preparado, y el nuevo golpe que puede significar para la actividad económica.
Más allá de eso, planteó Vargas, al no tener un programa económico establecido, las empresas se van a ir recuperando muy de a poco, porque el contexto no resulta favorable.
Los empleos perdidos
Los datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo también muestran que se perdieron muchos empleos en blanco. En marzo de 2020, había 423.727 trabajadores con cobertura del sistema de riesgos del trabajo y en agosto de 2021, 398.717; es decir, se produjo una reducción de 25.010. En este caso, el registro más bajo durante la pandemia es de agosto del año pasado, cuando cayó a 392.251, 31.476 menos que en marzo (-7.4%). Desde entonces hasta agosto de este año, apenas se habían recuperado 6.466 puestos formales.
Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía y Energía de la provincia, subrayó que los números de la SRT son de empleo formal, que es el que más está tardando en recuperarse. En Mendoza, el que se empezó a recuperar más rápido, cuando el gobernador Rodolfo Suárez empezó a liberar actividades, fue el informal, ya que a éste es al que primero recurren los empresarios cuando la economía comienza a mostrar los primeros indicios de reactivación.
En cambio, el número de puestos de trabajo en blanco recién ha comenzado a subir este año, y a un ritmo muy lento, ya que el contexto macroeconómico nacional no es bueno. Pese a eso, el economista asesor del gobierno provincial resaltó que lo importante es que se vea un crecimiento. Y acotó que influyen los programas provinciales de fomento a la inversión, especialmente, Mendoza Activa, y también Enlace y Enlazados.
Con respecto a la asimetría entre el momento en que se alcanzó el registro mínimo de empleadores -en mayo de 2021- y de empleos formales -agosto de 2020-, Laza explicó que las empresas pueden ir disminuyendo su nómina salarial de modo paulatino y terminar cerrando un tiempo después.
Por su parte, Vargas expresó que al sector de los trabajadores formales le va a costar recomponerse, incluso mucho más de lo que costará recuperar el número de empresas. Esto, debido a que tomar hoy un trabajador en blanco, en este contexto sumamente complejo, puede ser hasta peligroso, ya que si el empleador no logra recuperarse del todo, le va a resultar difícil afrontar ese costo laboral.
Lo habitual, detalló, es que la empresa busque recuperarse primero, implementar alternativas para mantenerse y recién después analizar la posibilidad de ampliar su planta de personal. Mucho más, teniendo en cuenta la ya mencionada falta de previsibilidad de la economía argentina.