El 3,2% de los más de 3.000 empresarios mendocinos consultados para elaborar la Encuesta de Indicadores Laborales en abril respondieron que tienen previsto disminuir su planta de trabajadores en los próximos tres meses. Como contraparte, sólo el 1,1% sostuvo que ha planificado contratar más personal. Esto arroja una tasa negativa del 2,1%, la más alta de los conglomerados relevados.
La EIL, elaborada por la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Nación, releva desde 1998, de forma mensual y permanente, a empresas privadas formales de todos los sectores económicos, a excepción del sector primario. El relevamiento se realiza en doce aglomerados urbanos y supera las 66 mil compañías con más de 5 personas ocupadas.
En abril, las expectativas netas de contratación de personal para los próximos tres meses eran de 0,4% en promedio para todo el país; levemente por encima de las de marzo, cuando habían sido del 0%. El informe destaca que, a pesar del contexto recesivo, se vislumbra un escenario sin cambios en términos de empleo.
Este indicador surge de la diferencia entre la cantidad de empresas que esperan aumentar sus dotaciones y aquellas que esperan disminuirla. El 3,7% declara que hará cambios en sus plantas de personal: el 2% espera aumentar la dotación y el 1,7% estima que la reducirá.
En cambio, en el Gran Mendoza esa expectativa neta de contratación de personal alcanza un valor negativo de 2,1%, el más alto entre los conglomerados relevados. Otros en los que los números también se inclinan a la reducción de puestos de trabajo son Paraná (-1,6%) y Buenos Aires (-0,2%).
Mientras en el resto, los empresarios estiman que podrán contratar más gente de la que tendrán que despedir, lo que arroja una expectativa neta de 0,2% en Mar del Plata, 0,5% en La Plata, 1% en Tucumán, 1,7% en Rosario, 1,9% en Bahía Blanca, 2% en Resistencia, 2,4% en Santa Fe y 4,2% en Córdoba.
Para encontrar un valor tan negativo en la provincia hay que remontarse a la pandemia. En junio de 2020, 1,2% de los consultados creía que iba a poder aumentar su estructura de personal y 4,4% que iba a tener que reducirla, lo que arrojaba una diferencia de -3,1%. Aunque el valor había sido más bajo todavía en marzo (-8,9%) y en abril (-7,6%). E incluso en febrero de 2020, cuando fue de -4,5%.
Datos privados
El relevamiento de la consultora mendocina Perfil Humano, de Lorena Henríquez y Gastón Kovalenko, arrojó resultados diversos: 19% de las empresas grandes y 12% de las pymes tienen previsto reducir puestos de trabajo este año. Pero también mostró que 44% de las primeras y 37% de las segundas ha planificado incorporar personas.
Esto implica que la expectativa neta de empleo, en este estudio, es favorable y alcanza el 25% tanto para las grandes compañías como para las pequeñas y medianas. Para llegar a estos datos se consultó, en mayo, a 84 empresas de Mendoza y San Juan, de diversas ramas de actividad.
Foco en la macro, no en la micro
En cuanto a los motivos de las bajas expectativas de contratación y, de hecho, la posibilidad de tener que despedir gente, Daniel Ariosto, presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), señaló que el presidente, Javier Milei, se ha enfocado en la macroeconomía y no en la micro. “Él entiende que, arreglando la macro, la micro -es decir, nosotros los empresarios, trabajadores, etcétera- va a ir tomando un curso positivo. Pero por ahora no es así”, planteó.
Explicó que el mercado está recesivo y hay una gran caída en las ventas, que impacta de distintas formas según la actividad de la que se trate, pero que no de claro el panorama. El Índice de Ventas Minoristas que releva la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), reveló que, en mayo, los comercios pyme tuvieron un incremento del 6,6% desestacionalizado con respecto a abril, pero registran una baja del 7,3% a valores constantes con respecto al mismo mes de 2023 y acumulan, en los cinco primeros meses de 2024, un descenso de 16,2%.
Ariosto sumó que los empresarios seguirán teniendo temor de invertir en personal mientras no se produzca una reforma laboral que acote las posibilidades de que la contratación de una persona termine en juicio; haya una reforma impositiva que reduzca la presión de más de 160 impuestos y tasas nacionales, provinciales y municipales, cuando en otros países se limitan a cuatro o cinco; se avance en una reforma financiera, que recién comienza a insinuarse, es decir, las tasas empiecen a ser razonables y el mercado pueda hacer uso del crédito.
Resaltó que se necesita de un programa económico que incentive o facilite -no que otorgue subsidios- el comercio. Y que la falta de todos estos elementos es lo que probablemente explique la tasa negativa de expectativas de contratación de personal.
En Argentina, las expectativas son bajas desde hace un año
ManpowerGroup realiza su propia encuesta de expectativas de empleo y la que corresponde a lo que los empleadores anticipan para el tercer trimestre -de julio a septiembre- mostró que la Expectativa Neta de Empleo (ENE) es de +3% (ajustado por estacionalidad), lo que implica un aumento de 2 puntos porcentuales en la comparación trimestral, pero sin cambios en la interanual.
La encuesta revela que el 36% de los empleadores planea aumentar sus dotaciones de personal, el 33% disminuirlas, el 28% no espera realizar cambios y el 3% restante no sabe si los realizará durante el periodo relevado. El valor de la ENE se obtiene al tomar el porcentaje de quienes esperan incrementar sus plantillas y restar el de aquellos que proyectan una disminución durante el próximo trimestre.
“En comparación con otros países de la región, la expectativa de contratación en Argentina se mantiene estancada. Hace un año que nuestro país está perdiendo una oportunidad de oro de atracción de inversiones que sí la están captando los empresarios de otros países”, afirmó Luis Guastini, director general y presidente de ManpowerGroup Argentina.
El también director de Talent Solutions de la empresa para Latinoamérica agregó que “el factor decisivo para que una empresa invierta en Argentina no se basa necesariamente en el costo laboral, sino en la seguridad jurídica. Es muy difícil atraer inversiones cuando la legislación no es clara y hay altos niveles de conflictividad laboral”.