La comunidad empresarial y social de Mendoza está de luto por la muerte de Francesco Barbera, “pater” de una de las familias más destacadas y tradicionales de la gastronomía en la provincia. A los 95 años de edad, Francesco se marchó dejando un legado imborrable en la difusión de la comida ítalo-argentina en Mendoza, siendo junto a su esposa María Teresa los creadores de un verdadero “imperio” gastronómico en la región.
La noticia de su muerte llegó luego de que María Teresa Barbera manifestara que en los últimos tiempos la salud de “suo marito” había empeorado. Este siciliano, que a los 22 años llegó a la provincia, era trabajador del mármol y participó, entre otras obras, del revestimiento del edificio del Correo Central en Mendoza. Él comía habitualmente en un modesto restaurante de otra italiana, dónde conoció a María Teresa Corradini, la hija de la dueña, con quien se casó en 1954.
Juntos iniciaron un recorrido de 70 años que los llevó a formar una enorme familia que se transformó en un referente del sector gastronómico. Hoy La Marchigiana, piedra angular del Grupo Broda, es el restaurante más conocido en Mendoza y un hito para la gastronomía del oeste argentino. Un éxito que fue construído en base al esfuerzo, la dedicación y la palabra empeñada, valores que mostrarfon como razgos de identidad a lo largo de toda su carrera comercial.
Francesco, esa persona de palabra, noble, leal, en la década del ‘90 ocupó distintos cargos en la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines de Mendoza (AEHGA), como ya lo había hecho durante las décadas del ‘70 y ‘80 en la Asociación de Hoteles, Bares, Confiterías y Afines de Mendoza, iniciando su carrera dirigencial como representante del restorante “Vecchia Roma”.
“Falleció durmiendo, en paz absoluta. Era un hombre especial, entregado al trabajo y a su familia”, expresó su hija Beatriz en una escuet comunicación sobre la muerte de su padre. Francesco cuentan sus allegados era un hombre de vida simple y apacible, siempre llevó como ejemplo para sus hijos y nietos las banderas del trabajo y el esfuerzo, así como la importancia de manejarse con respeto hacia todos.
Francesco y María Teresa tuvieron 7 hijos: Santina, Angelo, Beatriz, Joaquín, Fernando, María Luisa y Bernardina. Uno de los restaurantes que administra la familia, hoy a cargo de Beatriz, en la vieja casa familiar lleva por nombre Francesco en honor a su padre. María teresa, en una entrevista publicada por Los Andes, contó “Sin Francesco, nada hubiese sido posible. Yo vivía en la cocina, siempre ocupada, y él llevaba los números. Sabía perfectamente cuántos clientes habían entrado. Nos hemos complementado toda la vida de manera perfecta, nos repartíamos el trabajo y todo funcionaba”.
La pareja Barbera forjó una huella imborrable en el ámbito gastronómico de Mendoza, destacándose como una marca registrada de la comida de su lejana Italia. Su dedicación los llevó a construir un imperio en la industria, dejando una herencia invaluable de trabajo que sus nietos también han adoptado bajo la marca Nippotti, entre otras unidades de negocio.
La despedida a Francesco se lleva a cabo en medio de un profundo pesar y de un gran reconocimiento por parte de la comunidad, que reconoce en él a un pionero de la gastronomía ítalo-argentina en Mendoza. Su legado y espíritu emprendedor seguirán inspirando a las nuevas generaciones, que continuarán honrando su memoria y preservando su invaluable aporte a la cultura culinaria de la región.
