A medida que se analizan los resultados del canje de deuda, para los agentes financieros se borronea el supuesto éxito anunciado por el Ministerio de Economía.
Los tópicos medulares resultan una adhesión por debajo del 64% promocionado y una limitada participación del sector privado, pese a las ventajas que se le concedieron, que continuará ejerciendo presión durante los vencimientos del segundo trimestre que no fueron modificados.
“No es muy diferente a lo que se esperaba, siempre de alguna manera es una buena noticia que se puedan extender vencimientos, pero los que han participado son los que el mercado ya de alguna manera tenía en la cabeza”, señaló Nicolás Max director de Criteria ante la consulta de este medio.
Max aclaró que, si bien “es una noticia en la dirección correcta, el desafío sigue siendo igualmente importante en esto de ir renovando los vencimientos y eventualmente conseguir algo de financiamiento de parte del mercado local” con vencimientos cercanos al billón de pesos en los próximos meses.
En un sentido similar se pronunció la consultora Quantum, que en su documento semanal afirmó que “se logró canjear el 57% de esas obligaciones, un resultado que descomprime, aunque deja pendiente vencimientos por $ 4,2 billones en el período”.
Los comentarios que se fueron acumulando en las últimas horas se contraponen que el entusiasmo que anoche mostraban los funcionarios del Ministerio de Economía que dieron los primeros resultados de la operación.
“Es un éxito”, enfatizaban mientras colaban como válido que la adhesión había alcanzado a 64% para lustrar el resultado final.
“El canje obtuvo una aceptación cercana al 57,7%, quedando por debajo de la zona ´piso´ de 65/70% que esperaban”, señaló Pedro Siaba Serrate de PPI Inversiones. El especialista explicó que el porcentaje comunicado “incluía el canje previo de enero”.
“A simple vista el resultado no es muy alentador, en especial, dadas las estimaciones que apuntaban a una tenencia del sector privado que en algunos casos llegaba casi a la mitad del stock”, añadió.
Aurum Valores acompañó esta interpretación y calificó a la operación como “pobre”.
“Los privados (que son los vencimientos que verdaderamente importan) sólo canjearon aproximadamente un 25% de lo que tenían en su poder”, precisaron.
Aurum calculó que “quedaron sin canjear de privados unos $ 3,3 billones de nominales que por la dinámica de ajustes van a ser unos $ 3,6 billones al vencimiento y los vencimientos para los próximos 4 meses en poder de privados suman casi U$S 10.000 millones valuados al dólar MEP. En síntesis, el 75% de los inversores privados no convalidó extender plazos más allá de 2023″.
Con un razonamiento en igual dirección, Siaba Serrate alertó que el resultado obtenido refleja claramente la dificultad del problema de los pesos al que se enfrenta Argentina”.
Quantum, que es dirigida por el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx, insistió en que “la operación en sí era necesaria y ayuda a descomprimir parcial, aunque transitoriamente, los requerimientos”, pero subrayó que “en el futuro, además de tener el desafío de lograr refinanciar los vencimientos remanentes de la deuda (quienes no canjearon y los vencimientos posteriores a junio), el Tesoro tendrá que conseguir fondeo para cubrir el déficit fiscal”.
Para la Secretaría de Finanzas ocurrió todo lo contrario: “Se derribó la muralla de pesos que había en el segundo trimestre y los vencimientos por afrontar son manejables”, no se cansan de repetir.
El economista Gabriel Caamaño también le apuntó a la forma en que el Ministerio de Economía presentó el resultado: “Mandaron los números de adhesión mezclados con la operación de enero para que dé más de 60%, pero está abajo de 60%”, sostuvo en sus redes sociales.
Al analizar la composición de los títulos que fueron presentados, Max destacó la participación de los bancos incentivados por las medidas que sobre la marcha tomó el Banco Central.
La autoridad monetaria les habilitó la posibilidad de venderle los nuevos títulos en caso de necesidad de liquidez (los otros actores como compañías de seguro o Fondos Comunes de inversión no pueden hacerlo) y extendió plazos para que sean aplicados como encajes. Además, elevó la distribución de dividendos de 20% a 40% para 2023.
En tanto, Aldo Abram, director de Libertad y Progreso, afirmó que “el costo de refinanciar lo que no se ha canjeado será mucho más caro que este canje”.
El economista calificó como “absurdo total” permitirles a los bancos utilizar estos nuevos bonos como encaje.
“Nadie puso en los bancos bonos y por eso en los bancos tiene que haber pesos o dólares, tal sea el origen de esos recursos”, remarcó.
También cuestionó la habilitación por parte del BCRA para tomar los bonos en caso que bajen de precio o se produzca una corrida bancaria.