En Argentina, las tradicionales negociaciones para acordar salarios en los distintos ámbitos se desvirtuaron hace tiempo debido a la inflación creciente. De este modo, lo que por lo general se hacía a principios de año se comenzó a repetir a mitad de ciclo y –después- cada gremio armó el esquema que pudo en función del sector particular. Este 2025 una inflación atenuada podría plantear una lógica diferente en el ritmo de los encuentros, ajustes automáticos y otras alternativas encontradas para evitar perder por demás. Sin embargo, más allá de las particularidades específicas de cada sector, los empleados en relación de dependencia llevan años de pérdida de poder adquisitivo.
Por este motivo, la puja estará puesta en este punto aunque desde diversos rubros anticipan que esto podría llevar tiempo siempre que todo marche como hasta ahora en lo que a precios respecta. Es que en el medio todavía hay incertidumbre sobre lo que puede pasar con el valor del dólar más allá de la intención del Gobierno de no devaluar. Del mismo modo, si bien desde mediados de año la inflación ha sido decreciente, 2024 cerró en más de 115% lo que afecta el poder de compra de los salarios. Esto, por no mencionar que –según el economista de la consultora Evaluecon, José Vargas- la Canasta que mide el Indec deja de lado (o pondera menos) a precios que hoy son clave para la clase media. Entre otros, se puede mencionar el costo de la educación, la salud, el alquiler o las tarifas que crecieron por encima de la inflación general.
Según el caso y en líneas generales, las primeras reuniones por la paritaria 2025 comenzarán a partir de la primera semana de febrero y pueden extenderse hasta la segunda quincena de marzo. Sin embargo, las conversaciones informales ya comenzaron en un contexto en el que los sindicatos esperan una suerte de regreso a la normalidad con paritarias anuales. Desde el lado de las empresas también apuestan por algo similar ya que un acuerdo de largo plazo les daría mayor previsibilidad. Sin embargo, se anticipan que las negociaciones serán difíciles ya que hay que tener en cuenta lo perdido no solo durante 2024 sino los años previos. En este sentido, José Vargas explicó que mientras en etapas anteriores los sindicatos luchaban porque las empresas se adecuaran lo más posible a la inflación, ahora esto es lo solicitarán los empresarios.
Según el presupuesto nacional 2025 (que no se ha aprobado), la inflación para este año será de 1,41% mensual; lo que daría un 18,3% mensual. A priori, son pocos los que creen que esta proyección se cumpla al menos durante los primeros seis meses del año. De este modo, mientras la patronal buscará ajustar los aumentos a estas cifras, los trabajadores pugnarán por más. Aquí podría haber un primer punto de conflicto por diversas cuestiones como que un aumento del 20% no compensaría lo perdido con anterioridad ni sería honesto con los incrementos de precios que impactan fuerte en el bolsillo como los mencionados. “Los sindicatos van a pedir una canasta básica para recuperar poder adquisitivo porque salario real ha perdido terreno durante muchos años más allá de que en los últimos 2 o 3 meses los sueldos le hayan ganado a la inflación según el Indec”, puntualizó el economista.
Luchas y expectativas
Juan Carlos Aguirre, secretario general del Sindicato de Obreros y Empresarios Vitivinícolas (Soeva), relató que en marzo siempre hacen sus acuerdos paritarios. Sin embargo, el gremio no irá con los mejores ánimos ya que la semana pasada solicitaron un ajuste para cerrar la paritaria 2024, pero no tuvieron éxito. “Debido a que estábamos muy desfasados, en marzo del año pasado logramos un incremento de 110% y en octubre un 15% más”, detalló Aguirre. Ahora, se buscaba una suba extra antes del cierre del año con el fin de llegar a la paritaria 2025 con un colchón un poco más mullido. Según el sindicato, el sueldo inicial de un obrero de viña es de $450.000 y el de bodega es de $550.000.
“No hubo respuesta de parte de las empresas por lo que se cerró la paritaria 2024 sin otro aumento”, se lamentó Aguirre. Agregó que en esa conversación se había ofrecido un dos por ciento para los empleados de bodega y nada para los de viña. En este marco, el gremio no podía aceptar un trato desigual con una mínima suba para unos y cero para otros que, por otra parte, tienen salarios menores. Ahora, en febrero comienzan los encuentros y el sindicato espera llegar a un aumento mayor al 70% dado el poder de compra perdido no solo el año pasado sino acumulado prevismente.
Con sus diferencias sectoriales, desde la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), están en una situación similar. En este marco, sin dar porcentajes, Cristian Galdeano, secretario general de UPCN Seccional Mendoza, comentó que para 2025 buscarán “que la inflación no supere nuestro salario” en primer lugar. Después, lograr una recuperación del poder adquisitivo en donde además de cuánto se aumente, se verifiquen otras situaciones. Es que según explicó el sindicalista, en el Estado provincial los trabajadores vienen a pérdida, especialmente, desde 2018 cuando los aumentos comenzaron a calcularse en función de la inflación del año anterior. “Esto precariza el trabajo del mismo modo que los bonos en negro que no son un extra sino cada vez más habituales”, destacó Galdeano.
Pese a las expectativas del Gobierno naciona, para Galdeano “la inflación no acompaña” y el sindicato debe luchar para recuperar el poder adquisitivo. Por esto, para ellos sería ideal que exista una cláusula automática de readecuación cada vez que los precios se disparen con el fin de “despejar” la discusión hacia temáticas más importantes. Un acuerdo de este tipo es el que realizó en 2024 el gremio La Bancaria y, según contó su secretario general en Mendoza Sergio Giménez, terminarán el año sin haber perdido poder de compra. El método elegido fue aumentar el porcentaje de inflación a mes vencido. Es decir, en febrero sumar lo que dio el IPC de enero y así con los ajustes sucesivos correspondientes.
Este mecanismo seguirá durante enero y febrero hasta que en la segunda quincena de marzo La Bancaria tenga su encuentro por paritarias. En este marco, no será sencillo establecer un porcentaje a priori para 2025 dado que Giménez observó que “no es probable que se cumpla lo estimado por el presupuesto nacional” y todavía hay dudas de qué puede pasar con el dólar. Además, coincidió con Vargas en que muchos de los gastos que hoy tienen los trabajadores no están adecuadamente ponderados por el IPC y poseen un alto impacto en los bolsillos. Un ejemplo de esto es que prepagas y otros servicios hicieron ajustes por encima de la inflación de diciembre para sus cuotas de enero.
Lo que deja la inflación
Desde los sindicatos saben que los últimos años la inflación a comandado las negociaciones y aunque es clave no quedar rezagado, se han dejado otros temas importantes de lado. Por eso, creen que sería ideal plantear encuentros anuales o semestrales en lo sque no solo se hable de precios sino también de capacitación, condiciones laborales, etc. El secretario de UPCN expresó que en función de lo acordado en la última paritaria, a partir del febrero iban a tener novedades. Más allá del puntapié inicial, a este gremio también le gustaría que las paritarias sean una vez por año y que se puedan conversar otras cosas importantes además del salario. Sin embargo, lo cierto es que llegar a un “sueldo digno” corre los ejes de discusión y deja afuera conversaciones que no solo suman al ingreso final sino a las condiciones y proyecciones del trabajador en general.
UPCN tuvo un incremento general y oficial en 2024 del 117%. “El problema es que es un porcentaje que no se ha cumplido para todos porque no solo han quitado ítems sino también congelado o incrementado los pagos en negro que van en detrimento del salario y del aumento real”, observó Galdeano. Parte de los bonos de sueldo de los empleados públicos se engrosan con este tipo de puntos específicos. Con una realidad diferente, pero en la misma línea, Sergio Giménez observó que lo ideal sería que la discusión paritaria vuelva a ser anual y logre correrse de la suba de la inflación.
Esto no solo porque dichas negociaciones llevan tiempo y energía de ambas partes sino debido a que tendrían que comenzar a usarse para poner otras cuestiones clave sobre la mesa. “Hoy los bancos trabajan más y no especulan, lo que genera empleabilidad. Sin embargo, es importante trabajar en capacitaciones de tecnología, entre otras”, comentó Giménez. El proceso de modernización e incorporación de Inteligencia Artificial que impacta directo en el sistema financiero es un punto que los trabajadores buscan acompañar de la mejor manera posible. Sin embargo, tanto en este sector como en otros de la economía, las discusiones profundas suelen verse relegadas por las urgencias y, en muchos casos, las dificultades para encontrar puntos de encuentro.