Pedro Friedrich, copresidente del Directorio de Sistema B Argentina y director de Tonka SA, habló con Los Andes sobre la importancia de replantear el modelo de negocio para no ver la sustentabilidad como un costo extra, sino como una oportunidad de crecimiento. Durante la charla recalcó que muchas empresas operan en modelos que perjudican al planeta y a la sociedad y deben reconsiderar su enfoque.
- ¿Cuáles crees que fueron los principales desafíos que tuvieron que enfrentar cuando hace años se sumaron a Sistema B?
-Nos certificamos como Empresa B en el año 2014. En ese entonces, el concepto de triple impacto y las nuevas economías eran bastante desconocidos. Explicar dentro de la empresa que íbamos a certificarnos con un enfoque en el triple impacto social, ambiental y económico fue un reto. Sin embargo, al comenzar con el cuestionario B, esas doscientas preguntas que te muestran un mundo ideal pero que aún no existe, todo empezó a encaminarse. Las preguntas son muy inspiradoras y nos llevaron a soñar con ese mundo mejor. Pronto, en la empresa todos adoptaron la idea y comenzamos a avanzar paso a paso. Hoy, diez años después, estamos corriendo sobre ese camino tan hermoso.
-Ha pasado una década desde 2014. ¿Cómo ha evolucionado la empresa en este camino? ¿Qué fue lo primero que se plantearon en términos de triple impacto y cómo ha cambiado hasta hoy?
-Para nosotros, tomar esa decisión fue crucial. Éramos una empresa metalúrgica tradicional enfocada en la industria del gas, un sector no precisamente alineado con la sustentabilidad. Teníamos buenas prácticas sociales y ambientales, pero nuestro modelo de negocio no era sostenible a largo plazo. Entonces, decidimos crear una nueva unidad de negocio dedicada a las energías renovables y limpias. Esa decisión resultó ser mágica. La nueva unidad empezó a crecer increíblemente, resolviendo desafíos y problemas ambientales y sociales que el mundo clama por solucionar. Pasamos de ser parte del problema a ser parte de la solución, lo cual es una gran motivación. Sentir que cuanto más crecemos, más ayudamos al planeta y estamos en el camino correcto es muy energizante.
-¿Qué impacto ha tenido esta evolución en términos de energía renovable y social?
- Hoy, nuestra energía está enfocada en seguir creciendo. Queremos aumentar el porcentaje de energías renovables en la matriz energética de Argentina. Las energías renovables tienen un gran impacto social, ya que buscamos llevar energía a partes del país donde actualmente es inexistente o deficiente, tanto con energía fotovoltaica como con bombeo de agua solar y parques solares. Además, tenemos muchas ideas para utilizar la energía renovable en otras áreas como la movilidad, la potabilización y el bombeo de agua. Esta evolución nos ha permitido crecer de manera que probablemente no habríamos logrado de otra forma.
- Los empresarios suelen debatir sobre la dificultad de equilibrar el compromiso social y ambiental con la rentabilidad económica. ¿Es posible lograr ese equilibrio?
- Si consideramos el triple impacto y las nuevas economías solo como un deber ser por las futuras generaciones y el planeta, lo más probable es que todo lo que hagamos se vea como un costo adicional para la empresa. Se verá como un costo extra, lo que reduce la capacidad de la empresa para crecer y ser innovadora. Sin embargo, si replanteamos nuestro modelo de negocio.
La mayoría de las empresas actuales operan en modelos que, aunque funcionen, pueden estar perjudicando al planeta o a la sociedad. Si una empresa se encuentra en un modelo que no es sostenible a largo plazo, debe reconsiderar su enfoque. La velocidad con la que se están produciendo cambios en el mundo es increíblemente rápida.
-¿Podrías dar un ejemplo de estos cambios?
- Claro, por ejemplo, en el sector de bebidas, la posibilidad de que dos emprendedores diseñen una pastilla que se disuelva en agua para crear una gaseosa en un garaje está muy cerca. Lo mismo ocurre con los autos ¿Cuánto falta para que se fabriquen autos que no dependan del petróleo y no tarden siglos en descomponerse? Muy poco.
A través del compromiso de certificar y adoptar modelos de triple impacto, las empresas pueden redefinir su rol. Pueden pasar de ser parte del problema a ser parte de la solución. Es un proceso que transforma no solo el negocio, sino también la percepción pública de la empresa.
-¿Cómo ves el futuro de las grandes empresas en este contexto?
-Las grandes multinacionales, especialmente las del sector petrolero, deberían estar reconsiderando seriamente su enfoque. No adaptarse a estos cambios y seguir operando de la misma manera pone en riesgo el valor de la empresa a largo plazo. Adoptar modelos sostenibles no solo es beneficioso para el planeta, sino también para la rentabilidad y la supervivencia de la empresa en un mercado que exige cada vez más responsabilidad social y ambiental.
-¿Cuáles crees que son los principales beneficios a los que una empresa puede acceder si certifica triple impacto?
Lo más importante es que la empresa se convierte en parte de la solución en lugar de ser parte del problema. Allí nuestra empresa debe estar en el lugar correcto para enfrentar los desafíos globales. Por ejemplo, si fabricamos un producto plástico de un solo uso y hay una ley que prohíbe eso, enfrentamos una condena social y la preferencia de los consumidores cambiará hacia productos sostenibles.
Internamente, la empresa se fortalece. Dedicar mi vida al planeta y a las futuras generaciones es un gran motivador. Veo en los rostros de mis empleados una gran motivación y compromiso por este hermoso planeta. Una empresa con un modelo de negocio regenerativo y que resuelve problemas atrae talentos. Los jóvenes de hoy no quieren trabajar en empresas que solo buscan maximizar las ventas sin importar el impacto.
-¿Y cómo ves el impacto de ser parte del ecosistema B en la percepción del público?
- Ser parte del ecosistema B tiene un gran valor. A nivel mundial, la “B” en una botella o un producto ya tiene valor de marca. La gente empieza a reconocerlo, aunque en Argentina aún no tanto. Por ejemplo, Villavicencio es una marca muy conocida aquí con millones de botellas que llevan la “B”. Yo no dudo en elegir esos productos y otros consumidores tampoco lo harán a medida que se vaya reconociendo más el valor de la certificación B.
Perfil
Pedro Friedrich: Copresidente del Directorio de Sistema B Argentina, miembro del Círculo de Impacto de Sistema B Argentina y Director de Tonka SA, Empresa B Certificada. Estudió Ciencias Agrarias y se formó como empresario en el IAE. Hace 25 años está a cargo de Tonka S.A., una PyME innovadora y próspera dedicada a desarrollar y fabricar componentes y dispositivos de seguridad para artefactos a gas desde 1970. Hoy se reenfoca fuertemente en energías renovables y se proyecta hacia una unidad de negocio de regeneración. Tonka es a su vez fundadora y cofundadora de unas 7 ONG’s del campo social, ambiental y empresarial además de apoyar con importantes recursos los proyectos de otras tantas. Es escalador, piloto , aventurero, casado, con cinco hijos.