Los gigantes del mundo del vino argentino sorprendieron en las últimas horas con dos importantes salidas en sus cúpulas directivas. En Peñaflor, Francisco do Pico abandonó el puesto de director de Relaciones Institucionales de la compañía y también la vicepresidencia que ocupaba en representación de la empresa en Bodegas de Argentina (BdA). En tanto, Gastón Pérez Izquierdo dejó su lugar de CEO de Catena Zapata, después de 20 años liderando el centenario proyecto.
De cara a una agenda ajustada en el mundo del vino por una nueva vendimia, de acuerdo a lo que pudo averiguar Los Andes, la renuncia de Do Pico se conoció el miércoles en el sector corporativo. Cabe recordar que Do Pico, es el vicepresidente primero de Bodegas de Argentina, la entidad que nuclea a más de 200 establecimientos, mandato que vencía en abril. Ese lugar será ocupado por el vicepresidente segundo que es Santiago Ribisich, director General de Grupo Avinea, que nuclea bodegas como Argento, Otronia y Pacheco Pereda.
Catena Zapata cambia su CEO después de 20 años
La salida de Gastón Pérez Izquierdo de Catena Zapata fue anunciada por él mismo a través de redes sociales. Por un posteo en Instagram, se despidió de la empresa perteneciente a Nicolás Catena luego de “20 años arriba del ring”.
“No fue una decisión fácil, ya que al tomarla, pesó mucho en mi la responsabilidad que tengo a cargo en la empresa. Pero me impulsó a tomarla, el saber que queda un equipo de trabajo calificado que hará que mi ausencia no se note”, comenzó escribiendo.
En su balance, Pérez Izquierdo expresó: “Fueron 20 años intensos, llenos de momentos buenos y no tan buenos, horas de alegría y de preocupación. También las hubo de tristeza. Cada cosecha fue vivir con el corazón en la boca para ver cómo encarábamos el año. Cada viaje al exterior fue tratar de hacer conocer al mundo un poco más sobre el vino argentino desde mi lugar en la empresa”.
También dedicó algunas palabras a la famila Catena y las enseñzas que le quedaron de su paso por la emblemática bodega: “El vínculo emocional y el afecto con la bodega y con la familia Catena durarán toda la vida. Trabajar junto a Nicolás Catena fue un autentico privilegio; fue un maestro que me enseñó a pensar mejor, a ver que siempre a todo se le puede dar una vuelta de tuerca más. A nunca quedarse con la primera idea, a meditar sobre ella y volver luego a plantearsela a sí mismo. Aprendí de él hasta el más mínimo aspecto del mundo vitivinícola, de hoy y de ayer”.
“En nuestra querida e inestable Argentina, intenté siempre ‘surfear la ola’ de la mejor manera posible: controles de precios, exportar para importar, atrasos cambiarios, devaluaciones bruscas, inflación, y sigue la lista”, cerró la publicación haciendo foco en cómo fue trabajar en Argentina.