En un plazo de 48 horas, el Ministerio de Economía pagará U$S 1.360 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) y se prepara para recibir una misión técnica del organismo que será clave para lograr un desembolso que le permita fortalecer las reservas del Banco Central, pese a los cuestionamientos recibidos por el ala kirchnerista de la coalición gobernante.
El lunes la Argentina canceló U$S 674 millones acumulando en enero pagos por U$S 2.538 millones. Y mañana deberá girarle al organismo otros U$S 691 millones, única obligación del mes con el organismo, correspondientes al acuerdo de Facilidades Extendidas vigente.
Los pagos programados para 2023 con el FMI ascienden a U$S 20.000 millones, con desembolsos que dejarán un saldo neto negativo de U$S 3.500 millones, revirtiéndose el resultado de 2022 cuando el país obtuvo U$S 5.000 a favor.
En una entrevista que concedió el fin de semana, el diputado Máximo Kirchner sostuvo que el acuerdo con el FMI debe ser renegociado porque en los términos actuales es un obstáculo para el desarrollo del país, debido a los pagos que se deberán hacer a partir del año que viene.
Máximo Kirchner se alejó de la conducción del bloque de diputados de la Cámara Baja cuando el Frente de Todos respaldó el convenio que había negociado el ex ministro de Economía, Martín Guzmán.
Esta reestructuración mantiene los vencimientos del stand by otorgado a Mauricio Macri en 2018 y los compensa con nuevos desembolsos por cifras similares extendiendo los plazos de pago. Para que esos giros se efectivicen deben cumplirse con objetivos trimestrales, que a su vez están supeditados a auditorías.
Una de esas inspecciones está programada para los próximos días y corresponde a las metas impuestas al 31 de diciembre de 2022. Unilateralmente, el Gobierno nacional anunció que los parámetros de mayor trascendencia están sobre cumplidos.
El Ministerio de Economía aseguró que la meta de acumulación de reservas estuvo U$S 400 millones por encima del compromiso, mientras que el déficit fiscal fue de 2,4% del PBI contra los 2,5%.
Luego quedan objetivos que tanto el Gobierno como el FMI entienden que hay formas de “sortearse”, como por ejemplo el límite de emisión monetaria (en lugar de asistencias al Tesoro se buscan alternativas como el dólar soja o las mismas Leliqs) y el volumen de deuda flotante que también tiene impacto directo en el déficit primario.
Tras la visita, la misión técnica debe emitir un informe aconsejando al Directorio del organismo aprobar la auditoría y luego el “Board” se reúne para el aval definitivo que en este caso derivará en un desembolso directo de U$S 5.400 millones.
Ese giro será clave para las reservas del Banco Central para soportar la sangría diaria a la espera de la liquidación de la cosecha. Para ese momento, otro de los puntos sobre los que el FMI deberá “mirar para el costado” será la oferta de un “dólar soja 3″ para incentivar a los productores a la liquidación.
En todos sus informes previos el organismo objetó, pero al mismo permitió permear, los múltiples tipos de cambio que existen en la economía argentina.
Las declaraciones de Máximo Kirchner sacuden nuevamente la interna oficialista, pero al mismo tiempo pueden servirle a Massa en su objetivo por lograr algún tipo de auxilio adicional del FMI para cumplir con las metas de 2023.
Desde hace varios meses, el ministro pone sobre la mesa de negociación con el FMI el costo que resultó para el país la invasión de Rusia a Ucrania.
El Gobierno argentino dice que ese costo asciende a U$S 5.400 millones, mientras que para el FMI es U$S 3.200 millones. Massa aseguró que no quiere modificar el acuerdo vigente por esta situación, pero reclama que los países centrales se hagan cargo y lo reconozcan con fondos adicionales.
Caída la posibilidad de la reversión de la sobretasa que Argentina está pagando porque el crédito a Macri era 10 veces mayor a la cuota que podía tomar, al equipo económico sólo le queda poner sobre la mesa de negociación ese perjuicio para obtener algún desembolso extra o alguna forma de relajación de metas.
Cabe recordar que para 2023 las reservas del Banco Central deben elevarse en U$S 4.000 millones y el déficit fiscal primario tiene que reducirse a 1,9%, lo cual requerirá de ajustes adicionales en medio de un exigente año electoral.