Como el cohete tripulado que la NASA acaba de lanzar al espacio en colaboración con la compañía SpaceX, perteneciente al excéntrico empresario sudafricano, nacionalizado canadiense y estadounidense Elon Musk, su otra joya, Tesla, mantiene un recorrido estelar en los mercados.
Y eso a pesar del descalabro que generó la pandemia de coronavirus en todas las bolsas mundiales. Tesla, la empresa especializada en la producción de baterías y autos eléctricos, vio cómo el valor de su acción se multiplicó por cinco en los últimos 12 meses, y subió casi un 150% desde principios de año.
La semana pasada, el papel atravesó la barrera psicológica de u$s 1000, en una suba que se inspira en la de las naves espaciales de su prima hermana SpaceX. Y todo esto teniendo en cuenta que, hace diez años atrás, la acción valía menos de u$s 20.
En un recorrido que desafía toda la lógica actual de los mercados financieros, sacudidos por la crisis que desató la inesperada pandemia de Covid-19 y su significativo impacto en la economía mundial, Tesla tiene todavía mucho más recorrido por delante, al menos en la visión de los analistas.
Es que esta acción se convirtió en la inversión de moda para todo un nuevo segmento de inversores particulares que surgieron en Estados Unidos con la pandemia. Son aquellos que, instalados desde sus casas, ven al proyecto de Musk como uno de los que mayor partido va a sacar del mundo post coronavirus. De hecho, el impactante éxito de Tesla en los mercados ya provocó que la compañía se convierta en la segunda automotriz más valiosa del mundo.
Con una capitalización bursátil de u$s 186.000 millones, su valor de mercado ya alcanza a las de Daimler, General Motors, BMV y Ford juntas. Además, le pisa los talones a Toyota, la única empresa del sector que logra superarla.
“Es un momento histórico. En la mayoría de las sedes sociales de las grandes terminales automotrices, deben empezar a tener miedo de ser víctimas del síndrome Kodak”, afirmó Jean-Pierre Corniou, director General de la consultora Sia Partners.
El analista se refería al fracaso de la gran empresa fotográfica estadounidense que no supo adaptarse al mundo digital, un caso de estudio que también vale para Nokia y BlackBerry en el terreno de los celulares, o Blockbuster en el de la distribución de películas “on demand”.
A pesar de ello, resulta difícil comparar a Tesla con Toyota, cuando el gigante japonés fabricó 2,4 millones de vehículos en el primer trimestre de 2020, contra los 103.000 de la empresa de Palo Alto, California.
Si bien la semana pasada Tesla superó a Toyota en valor de mercado, luego el precio de la acción retrocedió, por lo que el “sorpasso” quedó para más adelante.
NO TODO SON ROSAS
Sin embargo, no todo son rosas en el camino de Tesla hacia el escalón más alto del podio. De hecho, en marzo pasado su acción llegó a mostrar un derrumbe del 60%, una caída de la que se recuperó sin embargo muy rápidamente.
Es que cuando comenzaron los verdaderos problemas en la economía estadounidense y el gobierno de Donald Trump y la Reserva Federal lanzaron un gigantesco paquete de ayudas y subsidios para contener la crisis generada por el Covid19, todos sufrieron estrepitosas caídas en las bolsas y la firma que dirige el excéntrico empresario .
Fue en ese momento que Tesla tuvo que cerrar su planta de Fremont, California, tras detectar casos de coronavirus entre sus empleados, y a la vez anunciar el cierre temporario de su fábrica de baterías eléctricas en China, junto con la postergación de un proyecto similar en Alemania. Un escenario que no esta en los planes.
PERSONALIDAD AVASALLADORA
Pero la manera de revertir muy rápido este derrumbe bursátil mostró una vez más la personalidad avasalladora de Musk: obligó a abrir las fábricas y a acelerar la producción para recuperar el tiempo perdido.
Eso entusiasmó a los inversores y les devolvió la confianza en la compañía. Es que Tesla no sufre como los demás la caída de la demanda mundial por la pandemia.
De hecho, aprovechó la coyuntura gracias a su presencia en el mercado chino y que la demanda por sus productos se esté disparando, en un país que ya superó lo peor del coronavirus.
Se trata de un mercado que promete “oportunidades masivas” para la compañía de Musk, en la visión de Corniou.