El año pasado, la provincia exportó a Rusia productos por un total de U$S 21.516.214. Casi la mitad de ese total corresponde a la industria vitivinícola. Aunque hoy resulta difícil prever qué impacto puede llegar a tener la guerra entre ese país y Ucrania, representantes del sector anticipan que es de esperar una caída en las ventas al exterior, que no generaría una disminución significativa en el monto total, pero que sí implica la pérdida temporal de un mercado que está entre los 20 principales.
Ramiro Barrios, director de Comercio Exterior de Bodegas de Argentina, señaló que, tradicionalmente, Rusia ha sido un destino de precios bajos para los vinos fraccionados argentinos. De hecho, el valor promedio del vino embotellado que se vende al exterior es de U$S 34 –por la caja con una docena de botellas de 750 cc-, mientras que el que se envía a ese país tiene uno medio de U$S 21,50.
Sin embargo, resaltó que, en 2021, ese mercado creció un 28% en volumen, al pasar de unas 400 mil cajas al año a 500 mil (y un incremento del 23% en el valor de las exportaciones). Barrios comentó que, si se toma el universo de los vinos argentinos, Rusia tiene una participación pequeña, ya que apenas alcanza el 1,2% del total en dólares. De ahí que no sea uno de los principales mercados, pero resaltó que se encuentra dentro del top 20, por lo que es relevante. Ucrania, en cambio, no forma parte de este listado.
En este sentido, consideró esperable que el conflicto armado genere una reducción de las exportaciones, aunque el impacto sería, en un principio, moderado. Por otra parte, detalló que, de todos modos, a los vinos argentinos les hubiera resultado difícil seguir compitiendo en 2022 –como sucedió en el primer semestre de 2021- en el segmento de entre U$S 1 y U$S 2 la botella. Esto, por el aumento de los costos, tanto en pesos (materia prima, mano de obra) como en dólares (algunos insumos y logística).
De todos modos, recordó que, al inicio de la pandemia, las bodegas trazaron escenarios conservadores y pesimistas, pero no anticiparon el aumento del consumo y la premiumización que se generaron. De ahí que, si bien, ahora se puede prever una caída, es difícil estimar de qué magnitud, aunque todo apunta a que no sería muy marcada para la industria.
Según un informe elaborado por el Observatorio Vitivinícola Argentino, en base a los datos que proporciona el INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura), en 2021, Rusia se ubicó en el puesto número 16 en la cantidad de litros exportados, con casi 4 millones despachados a ese destino. Para tener una referencia, el que preside el ranking es Estados Unidos, con casi 70 millones de litros. En tanto, en lo que a valor total se refiere, quedó en el lugar 17, con U$S 10,4 millones; mientras el que ocupa el número 1, Estados Unidos nuevamente, alcanzó los U$S 245,4 millones.
Mario Lazzaro, gerente de ProMendoza, detalló que, del total de exportaciones mendocinas a Rusia, el 50% corresponde a vinos. En este momento, planteó, el comercio con ese país está congelado por las sanciones comerciales que le han impuesto y por las trabas con el Swift, que han dejado sin opciones de pago a los rusos.
Sin embargo, una vez que se restablezca, es probable que los costos aumenten para los importadores por la devaluación del rublo y la falta de financiamiento por parte de los bancos –además del aumento del 100% de la tasa, que era del 10,5% y ahora es del 20%-; y las esperables demoras en los puertos, que podrían agravarse con el movimiento de flotas por el conflicto.
Se debe tener en cuenta, explicó, que, desde que el vino sale del Puerto Seco, en Mendoza, hasta que llega a Rusia, transcurren 90 días. Como los exportadores, en este contexto, van a pedir el pago por anticipado, significa que sólo podrán importar aquellas empresas que puedan realizar ese esfuerzo de esperar tres meses para recibir el producto. De ahí que los importadores rusos podrían optar por mercados más cercanos, como España, Francia e Italia.
Lazzaro acotó que, en 2021, se vendieron a Rusia 9 millones de litros –según datos del Indec- de un total de 800 millones exportados desde Mendoza, por lo que las dificultades no desequilibrarían al sector. Pese a eso, señaló que, si bien para el segmento de bajos precios iba a resultar difícil competir, estaban viendo una oportunidad para los vinos de gama media y alta. Por otra parte, aventuró que, si Europa se siente amenazada, podría haber una contracción en el consumo que sí afecte a la industria vitivinícola.
Vino granel y mosto
En el sector del vino no fraccionado, la guerra no produciría ninguna modificación directa, ya que el gerente de la Cámara Vinos a Granel, Alejandro Ballarini, señaló que Mendoza no exporta a Ucrania. Tampoco a Rusia, desde mediados de 2020, cuando se promulgó la ley rusa de vinos y viticultura. Se trató de una normativa proteccionista, que buscaba promover la vitivinicultura local y estableció que los vinos que se elaboraran en ese país utilizando, total o parcialmente, caldos de origen extranjero no podían llevar en la etiqueta la palabra vino, sino “bebida en base a uva”.
Ballarini planteó que, debido a esto, las exportaciones a granel a Rusia, de todas las procedencias, se cayeron en un 97%, ya que los vinos que no podían figurar como vinos iban a otras partes de la góndola y competían con lo que ingresaban fraccionados desde el exterior, que sí podían mencionarlo en la etiqueta. Ucrania, por otra parte, nunca fue un destino para los graneles mendocinos.
Por su parte, el gerente de la Cámara del Mosto, Rodolfo Paolucci, comentó que el año pasado se vendieron a Rusia 1.300 toneladas de este producto y en 2020, 1.900 toneladas. Mientras que, a Ucrania, apenas 40. Por eso, manifestó que no creen que la guerra vaya a afectar a esta industria en forma significativa, pero que es una mala noticia porque siempre se están buscando nuevos mercados (aunque no habían puesto el foco en el ruso en el corto plazo).
Otros productos
Lazzaro detalló que Ucrania se encuentra en el puesto 55 entre los compradores de productos mendocinos, con U$S 1,2 millones por el vino y U$S 257 mil por ciruelas secas. Rusia, por otra parte, es el 13° socio comercial para Mendoza, con U$S 9,1 millones por el vino, U$S 4,8 millones por peras –el Indec toma un porcentaje de lo que se exporta desde San Antonio como producido en la provincia- y U$S 4,5 millones por ciruelas secas. Estimó que la fruta en fresco se dejaría de enviar a Rusia durante unos meses, pero sí podrían sostenerse las ventas de ciruela deshidratada, jugos concentrados y nueces. De todos modos, resaltó que se deberá esperar a ver cuánto tiempo se extiende el conflicto.