Las prendas de vestir y el calzado tuvieron incrementos en los precios cercanas al 70% según las estadísticas oficiales, por encima del aumento general de los precios (55,1 % de inflación interanual según el Indec), e incluso en algunas prendas exhiben incrementos superiores. Esto llamó la atención de los consumidores que se volcaron a las redes sociales para destacar “lo que costará comprar una campera”.
Dichas prendas de abrigo superan los $10.000, y por una de marca internacional y deportiva se paga alrededor de $40.000. De manera que, una sola prenda supera lo que destinó en marzo pasado una familia “de clase media mendocina” en el rubro indumentaria ($7.800, dentro de un presupuesto mensual de $117.400 para que un grupo de cuatro personas “no se sienta pobre o no percibiera que está en niveles de pobreza”).
Las razones de los incrementos que superan al promedio general tienen que ver con las presiones que soporta el sector textil, costos atados al dólar e importaciones que toman más de 10 meses en concretarse e impiden todo tipo de previsibilidad en el negocio.
¿Por qué aumentó tanto la ropa?
El comerciante mendocino Maximiliano, de Sentido Sexto, señaló que las ventas de la temporada que llega se presentaron “muy lentas”, las temperaturas agradables que siguieron a los primeros días de abril, causaron ese efecto. Pero, principalmente, destacó que resulta difícil conseguir mercadería a bajos precios “debido al déficit de talleres”, los proveedores no pueden bajar sus precios y esos incrementos se trasladan al consumidor final.
Para los comerciantes “los precios de esta temporada están peor que nunca, con incrementos semanales”. Ante este panorama, Maximiliano señaló que adoptan estrategias como “descuentos en efectivo o débito, y 3 cuotas sin interés”.
“Somos argentinos y tenemos lamentablemente la capacidad de adaptarnos pero es un trabajo duro porque no tenemos estabilidad y hoy podemos vender 100 y mañana 10, a esa escala”, agregó y destacó que los altos costos impositivos están lejos de ser un incentivo para quienes se sostienen en el comercio de ropa.
Diez meses y precios inflados para traer telas desde el exterior
A fines de 2021 Los Andes daba cuenta de las razones por las que la ropa se encarece tanto antes de llegar al consumidor final, y una de ellas tenía que ver con demoras de hasta 6 meses para importar, y trabas que contemplaban costos y trámites aduaneros (SIMI y la DJCP, cuyos tiempos de aprobación pueden durar meses). Cuatro meses después, la situación resulta todavía peor.
“Pudimos importar hace 2 semanas lo que veníamos intentando importar hace 10 meses. Habíamos estimado 6 meses, pero se estiro a 10. Por otra parte, con los costos entre abogados y demás, el dólar oficial no existe para los importadores”, señaló a este diario Soledad Silva, dueña y creadora de Sole Silva Textiles.
“Emprender en el mundo de la indumentaria en Argentina, es todo un desafío. Sobre todo, en los últimos tres años donde pasamos por varias crisis económicas propias de Argentina, sumado a una pandemia global. Por lo cual, el principal requisito para lanzar un negocio en esta industria y en este país, es la paciencia”, agregó la creadora de la empresa importadora y exportadora de telas y proveedora de las principales marcas del país.
Mientras que la producción dentro del país aumentó -un 42,5% interanual en el primer semestre del año-, las trabas a las importaciones crecen cada vez más, lo que enlentece los procesos y encarece ampliamente el precio de los productos finales.
Los procesos de aprobación son muy lentos y a ellos se le suman cada vez más requisitos que terminan convirtiéndose en trabas. Entre ellas se encuentran:
- Licencia de importación (SIMI): procedimiento administrativo que permite monitorear las importaciones y garantizar el cumplimiento de las regulaciones de seguridad básicas de los productos importados.
- Declaración Jurada de Composición de Productos (DJCP): un documento solicitado por el gobierno, sobre la composición porcentual de las fibras, o de los materiales constitutivos, con el objeto de respaldar la veracidad de la información declarada en el etiquetado o rotulado de tales productos, según corresponda.
- Pedido de amparo: si bien este no es un requisito, termina siendo una instancia a la que llegan muchos importadores para que el gobierno les apruebe el SIMI, y que les significa: más tiempo e insistencia, y también, un abogado pago que gestione el documento.
Industria nacional para el mercado masivo: un jean por $3.000
En un contexto de trabas a las importaciones la firma TEX, la marca de indumentaria de Carrefour, propone opciones que provienen en un 70% de proveedores de industria nacional, y de ese porcentaje, el 100% son Pymes. Según le contaron a Los Andes, esto incluye a 70 proveedores de distintas partes del país como Córdoba, Mendoza, Tierra del Fuego, La Rioja, San Luis, Santa Fe y Buenos Aires.
“Su objetivo es acercar opciones para toda la familia, edades y talles. También trabaja las licencias de Everlast y Disney y líneas de triple impacto como TEX Reciclado, que reutiliza materias primas en la producción de cada prenda”, comentaron.
Entre las categorías de indumentaria más elegidas se encuentran las remeras, camperas, pantalones, calzados y ropa interior y, dentro de su línea blanca, las sábanas, toallas, repasadores, acolchados y frazadas.
Así, ofrecen bodies para bebés desde $899; remeras estampadas desde $999 para niños y pantalones de friza desde $1.299. Y para personas adultas, remeras lisas y estampadas desde $1.499; pantalones de jean desde $2.999; y zapatillas deportivas desde $2.499.