El Banco Central acumula en el mes un saldo negativo acumulado de alrededor de los U$S 950 millones, en un mercado en el que los dólares financieros e informal superan los $ 307 por unidad. El equipo económico que encabeza el ministro Sergio Massa trata de captar divisas negociando con varios sectores un sistema parecido al “dólar soja”, que en septiembre le ha reportado un ingreso extra de U$S 5.000 millones, pero que, con las intervenciones del BCRA en el mercado cambiario, prácticamente se está esfumando el proceso de acumulación de reservas.
La falta de dólares implica una restricción para las importaciones y se encareció el acceso al billete estadounidense, con el fin de evitar una mayor sangría por efecto del Mundial de Qatar. El Gobierno, a su vez, no puede poner aún en práctica el dólar tecno.
Pero el punto de partida para cualquier proceso de estabilización de la economía parte de la base de contar con una moneda nacional confiable, y respetar las leyes básicas del mercado. “Si hacemos eso bien, sin trampas, vamos a a resolver el problema de la inflación, y el problema de la falta de dólares. ¿Qué es hacerlo bien, sin trampas? Es tener un Banco Central independiente de las necesidades y presiones del Poder Ejecutivo. Así lo hacen la enorme mayoría de países del mundo, así lo hace casi toda Latinoamérica desde comienzos de los 90, venciendo la inflación y los problemas cambiarios”, explica a este medio el economista Pablo Pero.
La Carta Orgánica de nuestro Banco Central establece que el presidente del gobierno puede echar, por decreto, al titular del Directorio del Banco Central, eso está mal, y no es así en la mayoría del mundo. “Eso convierte al Presidente del Banco Central en un mero empleado, y destruye la moneda nacional”, advierte el académico.
“Por eso, por hacer las cosas mal y no tener un Banco Central independiente, los gobiernos argentinos pueden gastar irresponsablemente, pedir al Banco Central que lo financie emitiendo, esto hace perder valor a la moneda, al ver que la moneda pierde valor el pueblo empieza a abandonarla, buscando cambiar pesos por dólares o por bienes, esto aumenta la inflación, presiona el tipo de cambio al alza, y le quita reservas al Central”, puntualiza.
Cuando las reservas empiezan a agotarse el gobierno podría permitir que suba el precio del dólar, disminuyendo la cantidad demandada de divisas. Esto estaría “bien”, ya que, si el gobierno ha emitido de más, ha hecho que los pesos sean abundantes y no deseados, entonces el valor del peso debe caer, que es lo mismo que decir que el dólar debe subir (valuado en pesos), explica el investigador y docente de la UNT. Esto resolvería el problema de divisas, a un precio acorde a la oferta y la demanda aparecería flujo de divisas.
Pero nuevamente el gobierno quiere incumplir las normas del mercado, haciendo caso omiso de sus errores. Por eso no deja que la moneda se mueva libremente, sino que pone el cepo.
“El cepo implica que el gobierno venderá dólares muy baratos a los que considere importantes, y se los cobrará muy caro o no se los venderá, a los demás; además elegirá a qué precio comprar los dólares en el mercado. Este desprecio por el funcionamiento del sistema de precios, cuya función primigenia es representar el valor que la gente le da a los bienes y activos (como el dólar), refuerza el círculo vicioso descripto más arriba: más son los que quieren comprar un bien (el dólar) que está regalado, más es la señal de escasez, y más caro sale la divisa en el mercado paralelo, menos vale el peso como moneda, y más será la inflación”, remarca Pero.
Un simple análisis de los datos sobre la cantidad de reservas del Banco Central demuestra que los cepos no han impedido la pérdida de aquellas reservas. “Los cepos, en los últimos tiempos, fueron puestos en octubre del 2011 y de 2019. En cambio, no hubo cepo entre enero 2016 y octubre de 2019. Con cepo perdimos reservas, sin cepo acumulamos”, finaliza.
De acuerdo con los datos del Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (Geres), las reservas netas del Banco Central se ubicaron en U$S 3.646 millones al 15 de este mes. En tanto que las líquidas fueron negativas en U$S 2.486 millones, mientras que U$S 3.516 millones correspondieron a oro y U$S 2.617 millones a Derechos Especiales de Giro (DEG). En tanto las reservas totales brutas se ubicaron hasta entonces en U$S 37.867 millones.