Productores en alerta por la posible importación de vinos

Las bodegas aseguran que no es la primera opción, porque sería más costoso y tomaría más tiempo que comprar en el país, pero advierten que si no cuentan con la producción en la provincia, no quedarán más opciones.

Productores en alerta por la posible importación de vinos
Desde el Gobierno afirman que la importación de vino es innecesaria.

Hace un año se hablaba de importar vino de Chile, pero eso finalmente nunca sucedió. Las existencias en la región fueron suficientes para atender la demanda de las empresas, sobre todo de las que venden vino genérico, y las alertas se convirtieron en simples rumores. Hoy el tema se volvió a poner en discusión y si bien hay consenso en que la producción sería suficiente, en “off the record” algunas bodegas admiten que evalúan traer vino desde el otro lado de la Cordillera porque en Argentina “el vino no aparece”.

Los productores de San Juan fueron los primeros en oponerse a posibles envíos desde el país vecino. El sector recuerda lo sucedido en el año 2017, cuando se llegaron a importar 100 millones de litros Chile, lo que dio lugar luego al conocido sobrestock y a una baja de los precios en el mercado local.

Con ese antecedente aun fresco, las entidades de viñateros de la vecina provincia enviaron comunicaciones tanto al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) como al ministro de Producción de San Juan, Ariel Lucero, para oponerse al ingreso de vinos chilenos. Los referentes locales dejaron en claro que comparten la postura en contra de la importación.

Lo cierto es que por el momento las empresas niegan que estén planeando importar vino. De hecho, aseguran que el precio en Chile tampoco es lo suficientemente atractivo como para justificar la compra, pero reconocen que no se descarta la posibilidad de comprar en el exterior, si llegara a faltar.

El principio de los rumores

Durante el mediodía del martes, hubo una reunión entre bodegueros y las autoridades de San Juan. Fue ahí que comenzaron los trascendidos sobre una nueva maniobra de importaciones. Según informó Diario de Cuyo, a la salida de la reunión, Francisco do Pico, director de Relaciones Institucionales del Grupo Peñaflor, lo negó y explicó que la reunión se debió a la necesidad de establecer relaciones con Lucero, que fue recientemente designado en el puesto.

No obstante, desde diferentes bodegas consultadas que prefirieron mantener un estricto off, reconocieron que es real que se evalúa traer vinos del país vecino. Las empresas entienden que, más allá del precio, si faltara vino para cumplir con sus compromisos comerciales, antes de perder un cliente, buscarían la forma de que ingresen despachos desde Chile.

Las grandes firmas que venden vino genérico no dejan de estar preocupadas por la falta de oferta dentro del país. Incluso mantuvieron reuniones con autoridades del INV para que las ayude a “destrabar el tema”, preferentemente con proveedores argentinos.

“Los papeles indican que hay existencias vínicas, pero cuando vamos a comprar, el vino no aparece”, aseguraron. Así, aunque esta vez el precio no estaría en discusión, aseguran que, “si se encuentran con especulaciones desde la parte trasladista, buscarán comprar en Chile”.

Todo esto tiene lugar en un año de crecimiento de los despachos de vinos al mercado doméstico (mejoraron 3,7% interanual en el primer trimestre) y en una temporada con una merma del 16% en la cosecha.

Preocupación general

Mauro Sosa, Director Ejecutivo del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, opinó que los argumentos para importar vino son débiles. “Hay vino, pero no al precio que quieren pagar. La prueba esta en las existencias que dio el INV. Además ya pasamos por la experiencia de 2016 y 2017, nefasta para mercado”, comentó.

Para Sosa, en el caso hipotético de que se importara vino, no debería tener mucho impacto, debido a que el costo de importar superaría al valor de compra en el mercado local.

Por su parte, Gabriela Lizana, referente de la Asociación de Productores del Oasis Este de Mendoza (Aproem), asegura que existió la intención de importar vino por parte de algunas empresas locales, pero el reclamo que hicieron productores de Mendoza y San Juan fue atendido por el Gobierno Nacional y, por el momento, el fantasma se ha disipado.

Lizana agregó: “La importación de vino a granel en un escenario en el qué hay stock suficiente, sugiere que el problema no es el faltante de vino si no un tema de mercado. Lo que planteaban las bodegas es que frente a la necesidad de fraccionar, no liberarse el vino nuevo hasta el próximo mes, y no contar con vino propio , debían salir a comprar a terceros y que estos terceros no accedían a vender a los precios que estaban dispuestas a pagar”.

En concordancia con ese escenario, otros referentes del sector productivo aseguraron que “los rumores de importación fueron instalados por las propias bodegas para presionar a que se bajen los precios en el mercado local”, algo que fue negado por las empresas.

También fue consultado José Zuccardi, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) y de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA) quien comentó que no tiene información sobre posibles importaciones, pero consideró que serían innecesarias, porque “hay stock suficiente para abastecer los mercados”.

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¿Podría faltar vino?

Desde el Instituto Nacional de Vitivinicultura niegan que existan solicitudes para importar vinos. Sin embargo, aclaran siempre que se cumplan las normas que el mercado nacional exige para el vino, se podrían producir compras en Chile con total legalidad.

Por parte del Gobierno de Mendoza, no verían con buenos ojos una importación masiva de vinos, entendiendo que, si se cumplen las estimaciones del INV, no deberían faltar litros en el país para atender la demanda creciente.

Alfredo Aciar, director del Banco de Vinos de Mendoza, destacó que las autorizaciones son de incumbencia nacional, pero consideró que no se justificaría una importación de granes volúmenes. “Todavía no termina la elaboración actual. Si bien es cierto que está casi toda la uva dentro de las bodegas, los números finales todavía no están. No se sabe a ciencia cierta aún cuánto vino habrá, pero el stock debería ser suficiente”, señaló.

El funcionario comentó que todos los años se habla de esa posibilidad, pero que todavía resulta muy pronto para sacar conclusiones. “Todos los años se importa vino, pero en volúmenes muy pequeños. Si se trajeran 100 millones de litros como en 2017 podría haber efectos (en los precios locales), pero un millón de litros no mueve la aguja de la vitivinicultura argentina”, agregó.

En este sentido, dependerá de si el vino alcanza o no para que las grandes bodegas puedan cumplir con sus compromisos comerciales (el vino nuevo no se puede despachar hasta el 1 de junio), ya que en materia de precios, la bebida no está más barata en el vecino país, o por lo menos no en niveles que justifiquen que se prefiera importar antes de favorecer a los productores locales.

Para entender esta variable, se puede recordar que en el año 2017, el precio del litro de vino tinto llegó a $ 14 y un poco más, pero los trasladistas reclamaban un valor de U$S 1 para hacer frente a sus costos y obtener ganancias ($ 17 por litro), cuando en el vecino país cada litro, puesto en Argentina (con todos los costos de logística incluidos) significaba alrededor de $12. Esas diferencias favorecieron las importaciones de vinos. Hoy esa relación de precios no se da y traer vinos de Chile no sería económicamente conveniente.

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