¿Qué es realmente la inflación, y por qué es un error decir que puede bajar?

Por definición, se conoce a este fenómeno como un aumento generalizado de los precios, por lo que no puede bajar, y tiene cuatro causas, pero el Gobierno Nacional se ha enfocado en una sola. ¿Funcionan los controles de precios? ¿Cómo hacer para resguardar valor en este contexto?

¿Qué es realmente la inflación, y por qué es un error decir que puede bajar?
El Gobierno oficializó el congelamiento de precios de 1.432 productos de consumo masivo hasta el 7 de enero. / Orlando Pelichotti

“La inflación es un aumento generalizado en los precios de los bienes y servicios de una economía durante un periodo de tiempo”, según la definición que rige el sitio Economipedia.

En una economía estable, los bancos centrales buscan que exista una leve corrección de los precios hacia arriba (inflación del dos o el tres por ciento), para evitar un fenómeno contrario que se conoce como “deflación”, y que implica ralentizar el consumo, desalentar la producción y, en consecuencia, detiene el crecimiento económico. Pero con una inflación interanual (en un año), cercana al 50%, cabe recordar por qué se produce, para entender los esfuerzos que se hacen para controlarla, y por qué sus efectos no han sido los esperados, al menos por el público en general.

El aumento generalizado de los precios, o inflación, puede deberse a un incremento de la demanda, es decir, que muchas personas se vuelcan a consumir a un mercado con bienes escasos, y el precio aumenta para regular el acceso a estos; aumento de los costos de las materias primas que se trasladan al precio final de un bien; por las expectativas (un clima electoral puede hacer que los precios suban frente al temor de futuras políticas que se implementarían), aumento de la oferta monetaria (o emisión, lo que genera que exista mucho dinero disponible para pocos bienes).

Ahora bien, de los cuatro factores anteriores, el Gobierno Nacional apuesta por controlar con los que tienen que ver exclusivamente con la oferta, es decir con el aumento de los precios por expectativas, o por costos, con políticas que buscan “congelar precios”.

Por el contrario, en lo que hace al aumento de la oferta monetaria, el Banco Central emitió otros $50.000 millones el 22 de septiembre pasado, y en lo que va del año, el monto emitido para ayudar al Tesoro a cubrir sus gastos se acerca al billón de pesos. La aceleración de la emisión monetaria cerca del final del año era algo que los economistas esperaban, pero no contribuye a que el avance de los precios se ralentice.

“Existen teorías alternativas para explicar el fenómeno inflacionario. Si se le pregunta a un productor porqué aumenta los precios, responderá que está trasladando a precios el aumento de costos, por ejemplo un aumento del costo salarial. Si se le pregunta al sindicato porqué pidió un aumento de salarios, responderá que quiere que le compensen la pérdida de poder adquisitivo que produjo la suba de precios de bienes y servicios en los últimos meses. ¿Quién empezó? Difícil saberlo… pero de la espiral de aumentos de precios y salarios se suele salir con un congelamiento o acuerdo de precios y salarios para coordinar dichos aumentos y frenar la espiral de crecientes ajustes (lo cual requiere cierto poder político), o bien con políticas contractivas (fiscal y monetaria) que generan desempleo y caída de la demanda, frenando las subas de precios y salarios con elevado costo social”, explica al respecto, Federico De Cristo, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales y del IAE Business School de la Universidad Austral

“Esta visión de puja distributiva supone que el productor aumenta los precios para aumentar sus márgenes de ganancia y que los trabajadores luchan por mantener el poder adquisitivo del salario pidiendo aumentos que compensen la inflación pasada y, si las expectativas a futuro son muy negativas, adelantándose también a compensaciones por la inflación venidera. La aceleración de la inflación podría llevar a acortar el horizonte temporal de los ajustes (pasando de anuales a semestrales, trimestrales o mensuales) y acelerando la espiral de precios y salarios. Adicionalmente, el Gobierno se ve sometido a presiones para aumentar el gasto público (subsidios a las tarifas, rebajas impositivas, ajuste de jubilaciones, planes y salarios de empleados públicos) y si no tiene el margen político para frenar las presiones, el resultado puede ser un déficit fiscal creciente. Un congelamiento de precios responde a esta visión de la inflación, pero no debe ignorar la presión inflacionaria del déficit fiscal financiado con emisión y de la suba del tipo de cambio para evitar atraso cambiario”, agrega.

Ya se han notificado a los grandes comercios y supermercados que son los que tienen más injerencia en la formación de precios. La medida es de cumplimiento obligatorio.
Ya se han notificado a los grandes comercios y supermercados que son los que tienen más injerencia en la formación de precios. La medida es de cumplimiento obligatorio.

¿Por qué la inflación no baja? Funcionan los congelamientos de precios

En principio, no puede bajar algo que por definición indica un aumento, es decir, que los precios se inflan, y si por el contrario, se desinflaran, estaríamos frente a una “deflación”, un concepto económico distinto.

Así, para corregir la pregunta que aquí se plantea, por qué el índice inflacionario entre un mes y otro no muestra valores mas bajos; y para ello es necesario conocer cómo se mide la inflación.

Para ello, el Gobierno elabora mes a mes un índice de precios al consumidor (IPC) que difunde el INDEC y que está compuesto por grupos de bienes y servicios, desde alimentos hasta ocio, e incluye vivienda, educación, vestimenta, y comunicaciones.

Acá entran a jugar un papel importante los acuerdos de precios, o congelamientos, en la medida en que se toman como valores de referencia para elaborar dicho índice, el valor de venta de artículos a los que no se les permite aumentar; pero también los aumentos autorizados como el de los alquileres, y servicios de telefonía, internet, y de salud, por lo que el aumento del índice no se detiene ni se vuelve más lento (aunque sin esos “precios pisados”, seguramente el número sería mayor).

“Sin embargo, estas medidas de congelamiento de precios, precios máximos, precios cuidados y otras variantes, no pueden ser consideradas un plan antiinflacionario. Para combatir la inflación hay que tomar un conjunto de medidas que incluyan converger al equilibrio fiscal y disminuir el ritmo de aumento de la cantidad de dinero y del tipo de cambio en un contexto de credibilidad política y económica. A modo de complemento, transitoriamente podrían utilizarse también medidas tales como congelamientos de precios y salarios. Bajo una visión estructuralista y de puja distributiva, se buscaría mejorar la coordinación y contener la inflación haciendo política de ingresos, que suele incluir el compromiso de tres actores a fin de: los empresarios que se comprometen a mantener los precios dentro de determinado rango de aumento, los sindicatos se comprometen a contener las demandas salariales dentro de un rango similar, y el Gobierno que se compromete a administrar el crecimiento de los medios de pagos y el tipo de cambio dentro de un rango compatible con las metas fijadas. Obviamente, para que el compromiso del Gobierno sea sostenible y creíble, el déficit fiscal y el financiamiento deben estar alineados”, agrega De Cristo.

Asimismo, al momento de renovar Precios Cuidados, el economista Raúl Mercau le explicó a Los Andes, por qué no resulta una medida efectiva, desde el punto de vista de la lucha contra la inflación, y tampoco pueden evaluarse como progresivas, en cuanto a que atienden a los sectores más vulnerables.

En términos teóricos, podría decirse que benefició a sectores de altos ingresos, en la medida en que se aplicó en supermercados que normalmente se ubican en zonas lejanas a los barrios populares, con la excepción de una de las cadenas de supermercados locales, en donde sí era posible encontrar artículos del programa.

“En ese sentido, uno puede decir que ha sido un instrumento para la lucha contra la inflación, ni que haya sido progresivo, en el sentido de beneficiar a los que menos tienen”, señaló Mercau.

Pero por otro lado, señaló que “el sector de alimentos no es totalmente competitivo”, sino que, por el contrario, hay “cierto grado de oligopolio” (pocas empresas concentran las ventas de los mismos bienes y servicios), por lo menos en las ventas minoristas, y es por ello que sin controles los precios pueden subir por encima de los costos económicos, es decir por encima de “una rentabilidad de venta razonable”. Así, sin estos programas, o con una salida progresiva de los mismos, cabría esperar un rebote inflacionario.

Precios cuidados en las góndolas de mercados, mayoristas, y supermercados. /Foto: Orlando Pelichotti
Precios cuidados en las góndolas de mercados, mayoristas, y supermercados. /Foto: Orlando Pelichotti

Consecuencias de la inflación

“Las elecciones PASO cambiaron el escenario político y económico, donde se aceleró la emisión y la asistencia del BCRA al Tesoro para financiar políticas públicas. Y esto a la vez debilita más al BCRA donde tiene presión por el dólar cuando se terminó el ingreso de dólares estacionales del campo. Se viene un fin de año muy complejo porque el gobierno genera varias “ollas a presión” hacia diciembre que tienen un riesgo económico enorme”, advirtieron desde Evaluecon.

Asimismo, hay que considerar la importancia de los salarios en este esquema, es que la inflación podría no ser un problema si los ingresos de las personas las igualaran en cierta medida, de hecho cuando los precios aumentan, pero también lo hacen los salarios, se alienta el consumo.

“El alza en los precios ayuda a reducir el valor de las deudas, tanto de los hogares, como de las empresas y el Gobierno. Esto se debe a que si hay inflación en una economía y nuestros salarios suben al mismo ritmo, pero la deuda sigue siendo la misma que antes, el valor real de la deuda será menor que antes de que subieran los precios. La subida de los precios además provoca que la gente prefiera consumir ahora en vez de más tarde, porque entonces los precios serán más caros. Esto es fundamental para que el dinero circule y haya transmisión de bienes en una economía. Es el engranaje del capitalismo”, advierten desde Economipedia.

En caso contrario, se produce la pérdida del poder adquisitivo, y esto ha sucedido en la Argentina durante los últimos tres años, con consecuencias directas sobre la capacidad de ahorro de las personas.

En cuanto a esto, el economista José Vargas, titular de Evaluecon explicó que, el salario promedio en nuestra economía, es de $64.000 (sector público, privado e informal), y el de una “clase media”, promedia los $125.000.

En el primer caso, la capacidad de ahorro es nula, y en el segundo caso, ronda el 10%, con lo cual resulta poco probable que se acceda a bienes durables con ese porcentaje, sin la existencia de planes de financiación atractivos.

Sigue subiendo el precio del dólar paralelo.
Sigue subiendo el precio del dólar paralelo.

¿Cómo resguardar el valor de los pesos?

En principio, se puede considerar un bien durable o semidurable, aunque los autos generan costos, en los últimos tres meses los usados han aumentado un 30%, y quienes compraron un vehículo a principios de año hoy son propietarios de un bien por una suma superior a la que invirtieron, y también superior a la que tendrían si hubieran mantenido el dinero en un plazo fijo con una rentabilidad del 44% (tasa mínima para plazos fijos de personas humanas hasta $1 millón, en % e.a. para depósitos a 30 días).

Asimismo, según Estanislao Puelles, titular del Colegio Inmobiliario de Mendoza, aunque son muy variables, el precio de los lotes en Mendoza inicia en $1,5 millón, y las propiedades son otra opción para evitar pérdida del poder adquisitivo.

Finalmente, comprar dólares es una posibilidad limitada, pero se puede recurrir al mercado de valores para ello, y esta es una opción disponible para cualquiera que tenga cuenta dólares en su home banking, y aunque no hay un monto inicial para calcular una inversión, a los valores actuales, se requieren cerca de $18.000 para comprar u$s100.

La operación consiste en abrir una cuenta comitente en el banco en el que se tiene cuenta dólar, comprar AL30 bajo la modalidad “contado inmediato”, invertir $18.000 (dejar alrededor de $300 para que se cobren los cargos y comisiones), y dos días después vender los bonos en AL30D. Una vez finalizada la operación, al día siguiente, se tendrán los dólares depositados en la cuenta.

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