Los contadores de Mendoza se mostraron críticos con el porcentaje de ajuste de Ganancias, que implica una suba del 35,38% en el mínimo no imponible. César Litvin explicó: “el sistema considera como variable de actualización el índice salarial que se denomina Ripte, que desde su aplicación -en 2018-, es inferior al índice de precios al consumidor. En un escenario con una dinámica de inflación de más de un dígito se distorsiona la verdadera medición de la capacidad contributiva del contribuyente”.
Según el especialista y Ceo del Estudio Lisiki, Litvin & Asociados, el primer inconveniente para los asalariados es que con un índice atrasado van a pagar impuestos sobre capacidades económicas que no son tales.
”Desde esta visión entiendo que los legisladores deberían modificar el sistema de mínimo no imponible con tres propuestas concretas: cambiar el Ripte por el IPC, hacer un ajuste en forma semestral y equiparar a los autónomos con los asalariados, dado que los primeros tienen mejor deducción”.
Mario Comellas coincidió que el mínimo no imponible debiese tener en cuenta la realidad de todos los asalariados, que tiene un atraso histórico significativo. “El monto del mínimo no imponible, en ningún caso debiese ser menor a $150.000, teniendo en cuenta la realidad del trabajador y de sus cargas de familia”, puntualizó el contador y coordinador de los equipos técnicos de la UIM.
En tanto, el tributarista Carlos Schestakow enfatizó: “Estuvimos trabajando en la Federación Argentina de consejos profesionales en un proyecto de modificación el impuesto a las Ganancias. Habría que hacer un salto importante y seguir con un índice que vaya receptando un valor real de la inflación. El índice esta mal diseñado, entre las ganancias y la pobreza el escalón es muy corto”.
