Desde el día jueves y hasta hoy, la provincia de Mendoza es testigo de la vigésimo primera edición de una de las competiciones automovilísticas más importantes del país: el Rally de la Bodegas (RDLB). La competencia, que en esta edición recorrerá unos 700 kilómetros combinando los caminos del vino y la alta montaña mendocina, pone en juego la “Copa Park Hyatt” y cuenta con la participación de 80 tripulaciones.
La competencia, organizada por el Club Mendoza Clásicos y Sport, es la primera fecha del Campeonato Sport Histórico del ACA y forma parte del calendario nacional del ACA y mundial FIVA. Por su atractivo, ha sido declarada de interés nacional y provincial. Además, integra el campeonato Triple Corona, junto a las fechas del Rally de la Montaña y las 1000 Millas Sport (Bariloche).
Con joyas de la industria automotriz fabricados entre 1927 y 1981, la competición no es una carrera de velocidad, sino que se desarrolla bajo la modalidad de regularidad sport, donde los pilotos tienen que realizar distintos tipos de pruebas a cumplir en un tiempo preestablecido y exacto, a la centésima de segundo. Además, la puntuación se otorga por un sistema de handicap, donde el modelo del auto juega un rol clave para determinar el puntaje obtenido. Así, se premia a las duplas con mayor destreza.
A lo largo de los tres días que dura el evento, las tripulaciones visitarán a las seis bodegas que están participando como anfitrionas: Nieto Senetiner, Anaia, Trapiche, Terrazas de los Andes, Bianchi y Luigi Bosca. Asimismo, las etapas también proponen un recorrido por lugares emblemáticos de la provincia como Puesto del Indio (donde se completó la primera etapa), Cacheuta y Potrerillos, o El Carrizal.
Del evento participan tripulaciones mayoritariamente de Buenos Aires y Mendoza, pero también se da la participación internacional con equipos provenientes de Chile, Brasil, Estados Unidos, Canadá e Italia. Asimismo, en la jornada del viernes se realizó en Bodega Trapiche el Concurso de Elegancia, donde un jurado de expertos eligió el mejor auto de cada década según un riguroso criterio de selección que incluye no solo el aspecto visual, sino también el nivel de restauración, entre otros.
Cabe destacar que, como contó Alejandro Boverman, organizador del Rally de las Bodegas, la competencia tiene una pata solidaria. En la carrera no entrega premios en efectivo, sino solo trofeos, y el superávit que se genera por medio de los auspiciantes y el aporte de los participantes es una donación que hacen a Fundación Conin, la cual se entregará esta noche en la cena de premiación que se realizará en el Park Hyatt Mendoza con la presencia del doctor Abel Albino.
Mujeres al mando
Hermanos, padres e hijos, tíos y sobrinos, parejas y amigos… Son varias las combinaciones que ofrece el Rally de las Bodegas en los binomios a bordo de los clásicos vehículos. Con una incipiente participación femenina, en su mayoría como copilotos, una de las duplas más llamativas del RDLB fue la de las hermanas Margarita y Julia Tonconogy, provenientes de Buenos Aires.
Aunque la pasión por los autos viene de familia, iniciada por su padre y seguida por su hermano, Margarita contó que no fue hasta 2019 que arrancaron a correr juntas. Para esta competencia, las hermanas están a bordo de un MG SA del año 1936. “Es una de las carreras que más me gusta”, confesó la mujer.
“Hay pocas mujeres, porque es un poco sacrificado Y aparte tienen que gustar los autos, o en la competencia”, reconoció Margarita. “Lo atractivo de estas carreras son las neutralizaciones, donde te encontras con los otros pilotos y compartís cómo te fue”, agregó.
Para Julia, lo mejor de RDLB es poder ver en las rutas los resultados de un duro entrenamiento: “Venimos trabajando y queremos dar lo mejor. Y cuando te va bien, te sentís muy bien, cuando te va mal, te sentís muy mal, pero siempre intentando mejorar. En esta carrera tenés un poco de todo, tenés paisajes y buena onda, porque ya nos conocemos casi todos desde hace mucho tiempo”.
Un clásico de la preguerra
Unos que saben lo que es ganar el Rally de las Bodegas son los hermanos Alejandro y Carlos Tait, quienes este año buscan repetir -o al menos estar entre los cinco mejores- lo que hicieron en 2018, cuando con su Aston Martin Internacional 1932 ganaron la edición de aquel año.
Parte de la escudería de Bodega Trapiche, compuesta por cuatro vehículos, los hermanos comentaron orgullosos que, con distintos autos (como un Fiat 1200 Spider de 1959 o un Porsche E3), han participado de 20 de las 21 ediciones que lleva el concurso. Esta vez, lo hacen con una vehículo anterior a la Segunda Guerra Mundial, fabricado en Inglaterra, que ellos mismo se encargaron de restaurar.
“Este tipo de carreras son bastante sacrificadas, son largas y estás expuesto a las inclemencias del tiempo. Es una carrera compartida, donde el piloto y el copiloto tienen que estar muy sincronizados, porque el margen de error en las pruebas es de centésimas de segundo”, comentó Alejandro Tait.
A lo largo del año, la dupla oriunda de Buenos Aires participa en el Campeonato Sport Histórico del ACA y además de algunas carreras internacionales, así como competencias por el día en su provincia.
El Rally de las Bodegas como copiloto
Justamente en el auto de los hermanos Tait, parte de la escudería de Bodega Trapiche, fue que Los Andes tuvo la posibilidad de vivir el Rally de las Bodegas desde adentro. Invitados por la centenaria bodega maipucina, estuvimos a bordo del Aston Martin Internacional 1932, el tercero más antiguo de la competencia y uno de los candidatos a pelear por el título.
Aunque en un paseo fuera de concurso, el trayecto que recorrimos estuvo marcado por la adrenalina de viajar en un histórico vehículo que fue fabricado en Inglaterra, por lo que su primera particularidad era que el acompañante iba por el lado izquierdo, al contrario de la regla en estas latitudes.
Totalmente descapotado, con tapicería en color rojo y de lustre color negro por fuera, el Aston Martin se comportó como un auto completamente “normal”, llegando incluso a una velocidad de unos 70 u 80 kilómetros por hora -puede llegar a una velocidad crucero en ruta de 90 km/h-. Alejandro, el piloto del auto contó que la mayoría de las piezas del vehículo se mantienen originales, lo que lo hace realmente valioso, como por ejemplo la caja de cambios de cuatro marchas o los relojes de velocidad o temperatura.
Bajo la vista de los curiosos que se aprontaban al costado del camino con sus teléfonos en mano para grabar la caravana de coches clásicos, el recorrido partió desde Puesto del Indio y bajó por todo el parque General San Martín, hasta terminar en las cocheras del Park Hyatt Mendoza, a la espera de la siguiente etapa.