Los integrantes del directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) ratificaron a la búlgara Kristalina Georgieva en el cargo de directora gerente del organismo multilateral de crédito, luego de desestimar las acusaciones en su contra por presunta manipulación de datos para beneficiar a China.
“Habiendo examinado todas las pruebas presentadas, la Junta Ejecutiva reafirma su plena confianza en el liderazgo y la capacidad de la Directora Gerente para continuar desempeñando eficazmente sus funciones. El Directorio confía en el compromiso del Director Gerente de mantener los más altos estándares de gobernanza e integridad en el FMI”, expresó el FMI a través de un comunicado que difundió el lunes, a última hora.
Los integrantes de la mesa chica del Fondo así lo manifestaron tras mantener ocho reuniones en las que se analizó la investigación que inició el bufete de abogados WilmerHale. En el expediente se planteó que Georgieva, cuando se desempeñó en el Banco Mundial avaló la modificación de datos en el informe “Doing Business” 2018 para beneficiar a China.
“El Directorio Ejecutivo consideró que la información presentada en el curso de su revisión no demostraba de manera concluyente que la Directora Gerente desempeñara un papel inadecuado con respecto al Informe Doing Business 2018 cuando era Directora Ejecutiva del Banco Mundial”, remarcó el FMI, horas antes de que arranque su cumbre anual de otoño, en la que se difundirán los informes sobre la economía mundial.
Antes de que se conozca la definición del directorio del FMI, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, habló con Georgieva y señaló que la investigación del Banco Mundial suscita dudas legítimas y preocupaciones pero no representa una base para un cambio a la cabeza del FMI. Estados Unidos es el mayor accionista del Fondo.
Además, la noticia se conoció en la antesala de la nueva reunión que el ministro de Economía, Martín Guzmán, mantendrá con Georgieva en los Estados Unidos para tratar de avanzar con las negociaciones tendientes a refinanciar la deuda que tomó la Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri, de la cual se deben pagar alrededor de 44.000 millones de dólares.