Renata Sánchez Sampieri trabajaba en la empresa familiar en el rubro de la construcción, en Mendoza, y Federico Daffra, como ingeniero industrial, en una automotriz en Buenos Aires. Cuando decidieron que lo mejor era acortar las distancias en la relación, desarrollaron un emprendimiento juntos, de edición de videos. Se fueron a vivir al exterior y conocieron el modelo de alquiler de oficinas flexibles para empresas, que decidieron traer a Mendoza, cuando los afectos los llevaron a volver. Hoy tienen un edificio con un 90% de ocupación y ya proyectan el segundo.
-¿Cómo nacieron Global Citizen y Redcouch?
-Las fundamos con Federico Daffra, mi esposo. Empezamos nuestro primer emprendimiento juntos en 2015. Antes de dedicarnos al desarrollo inmobiliario, los dos hicimos carrera corporativa trabajando en empresas. Yo, en una de venta de materiales para la construcción en seco, de mi familia, y él, como ingeniero industrial, en Toyota, en Buenos Aires.
Como teníamos una relación a distancia, decidimos renunciar y emprender juntos, porque siempre nos interesó mucho el mundo del emprendedurismo. Arrancamos con una empresa de post producción audiovisual. Habíamos hecho un viaje al sur ese año y estaban muy de moda las cámaras Go Pro. Nos llevamos una, filmamos y cuando volvimos teníamos 200 videos de 20 segundos. Mi hermana, que edita videos, nos armó uno solo, de un minuto, que subimos a las redes y tuvo mucha repercusión. Así que nos planteamos que podíamos empezar a ofrecer ese servicio. Esa empresa, “Wanderlust Videos”, sigue trabajando y realizando videos comerciales para clientes de Estados Unidos.
-¿Por qué decidieron cambiar de rubro?
-A la empresa la armamos 100% remota, lo que en 2015 era bastante innovador. Nos fuimos a vivir afuera y estuvimos un año y medio en Miami. Ahí conocimos WeWork, la empresa de espacios de coworking más grande del mundo. En 2016, cuando vivíamos allá, abrieron la primera locación en Miami. La fuimos a conocer y quedamos impresionados. Alquilamos una oficina y nos hizo súper bien, porque conectamos con gente del lugar. Hasta ese momento habíamos estado solos, trabajando desde casa.
Seguimos viajando. De ahí a Barcelona, Andorra. Siempre con “Wanderlust Videos”. Pero en 2017 ya hacía dos años que estábamos afuera y empezamos a extrañar familia, amigos, afectos, así que tomamos la decisión de volvernos a Mendoza. Como estábamos acostumbrados a trabajar en espacios de coworking, buscamos uno para trabajar y no había. Nos asociamos con otra persona y abrimos Campus Olegario. Hicimos la apertura y fue nuestra primera experiencia.
Vimos que al mercado mendocino le encantó porque era algo muy novedoso. Está la idea de que a Mendoza le cuesta adoptar las nuevas tendencias, pero yo creo que eso ya no es así y que le encanta lo innovador y lo toma rápidamente. Con Campus Olegario nos dimos cuenta de que había un mercado que nadie estaba atendiendo, que era el de las oficinas flexibles para empresas, porque los espacios de coworking apuntan más a individuos, emprendedores o freelancers. Pero notamos que había muchas empresas que necesitaban este mismo servicio, con algunos pequeños cambios. Así fue como creamos la marca Redcouch, de oficinas flexibles para empresas.
-¿Qué pasó entre el momento en que crean la marca y cuando desarrollan Torre Emilia?
-Necesitábamos un edificio. En la esquina de Emilio Civit y Granaderos había uno que estuvo en obra gruesa durante 40 años. En 1976 lo construyó la familia Soppelsa como un hotel para el mundial ’78, pero no terminó el proyecto. En 2018 hablamos con ellos, les comentamos del proyecto de oficinas flexibles y les ofrecimos comprar el edificio. Ellos se quedaron con metros cuadrados y nosotros terminamos la construcción de Torre Emilia. Así nació Global Citizen, una empresa dedicada a desarrollos inmobiliarios innovadores, de alto impacto social y económico, y continuamos con Redcouch, que es la de gestión del espacio.
-¿Cómo es Torre Emilia?
-Tiene 10 plantas en total. En el subsuelo está el área de eventos, con un auditorio para 60 personas, una sala de capacitación para 20 y una sala de directorio para 16 personas. Tiene un patio interno, con aire y luz, y pueden alquilar los espacios tanto la gente que trabaja en el edificio como externos. El hall de ingreso da a Emilio Civit y hay un café, Modesto Civit, en el que se brinda desayuno, media tarde, almuerzo y cena. Después, del piso uno al siete están las oficinas, con 50 puestos de coworking individuales y 20 oficinas para 4 a 50 personas, que se alquilan a empresas.
También hay 10 salas de reuniones en todo el edificio, a las que pueden acceder tanto quienes alquilan una oficina como un puesto. Hay una barra de café en cada piso y un office bar, con elementos como hojas borrador, lapiceras, abrochadora y una impresora, todo incluido en el alquiler mensual, porque la idea es que sólo lleves tu computadora. En el octavo piso está el área de ammenities y el área común, que es sólo para los que trabajan en la torre. Tiene una cocina comedor equipada, una zona de living, box para reuniones y una terraza descubierta con vista a la montaña. Es el espacio donde nos reunimos para un recreo y tomar café con gente de otras oficinas y donde se genera la sinergia para crear nuevos proyectos, conseguir clientes y conocer amigos.
-¿Quiénes eligen este espacio para trabajar?
-Tenemos empresas nacionales y un montón de locales y estamos felices y orgullosos porque les está yendo muy bien. Ir a Torre Emilia produce una sensación muy linda porque estás rodeado de gente a la que le encanta ir a trabajar y que está teniendo buenos resultados, así que es súper motivante.
De los rubros, el que más se repite es el de desarrollo de software y tecnología. Nosotros inauguramos en noviembre de 2020, en plena pandemia. Antes, la mayor demanda que teníamos era de empresas de Buenos Aires, muy grandes, que estaban abriendo hubs de desarrollo en Mendoza porque acá hay buen recurso humano. Pero cuando empezó la pandemia implementaron el home office y se nos cayó esa demanda.
Empezó a haber mucha de empresas locales, tanto de tecnología como de otras que prefieren tener su área comercial en Torre Emilia por la ubicación, porque da buena impresión y por el servicio. También vienen profesionales como abogados y arquitectos.
Nos dedicamos a armar espacios de trabajo. Ya hemos armado cuatro en total. Está diseñado conscientemente para que sea el mejor espacio de trabajo, con luz natural, ventilación, sillas ergonómicas. Todo está pensado para que quienes vienen disfruten de venir a trabajar y puedan optimizar su productividad. Les brindamos un servicio “all inclusive”, como un hotel 5 estrellas, pero para oficinas.
Yo trabajaba antes en hotelería y nuestro enfoque está en la experiencia de cliente. Quien está en la recepción conoce tu nombre, el café está siempre caliente, un día llegás y hay un bowl con bombones y otro, te llevan una medialuna a tu oficina. Son detalles que te cambian el día. Es que pasamos como mínimo ocho horas diarias trabajando.
-El trabajo desde casa ¿fue un obstáculo para este tipo de propuesta?
-Está bueno tener un espacio para ir a trabajar, que puedas salir de casa y relacionarte con gente. Nos hace bien encontrarnos con compañeros de trabajo y tener reuniones creativas. Las empresas generan flexibilidad. Se estila mucho el dos por tres. Así se tiene lo mejor de los dos mundos: unos días en casa, con tranquilidad, y otros en la oficina, que se disfrutan mucho. Nos está yendo muy bien. Tenemos un 90% de ocupación y sabemos que muy pronto vamos a terminar de llenar el edificio. Estamos analizando la apertura del próximo espacio de oficinas flexibles en 2022, de similar tamaño y características. Ya tenemos un lugar en mente y estamos terminando de cerrar el proyecto completo. Para las empresas, abrir oficinas es una inversión muy grande. Aparte, el “facility management” no es su objetivo ni lo mejor que hacen. Por eso, les resulta conveniente dejar esto en manos de alguien que se dedique a eso y enfocarse en el producto o servicio que brindan.