A la espera de que esta tarde se conozca el Índice de Precios al Consumidor de marzo, y con el adelanto por parte del ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, de que estará por encima del 6%, muchos pequeños ahorristas pueden volver a preguntarse si el plazo fijo tradicional, pese al aumento de las tasas fijado por el Banco Central, sigue siendo una buena alternativa.
La respuesta es no. Al menos en el contexto actual. Hoy, un plazo fijo minorista otorga una tasa nominal anual (TNA) de 43,50% o 3,6% mensual. Esto significa que, si la colocación se va renovando todos los meses, los intereses mensuales acumulados van a terminar arrojando una tasa efectiva anual (TEA) del 53,33%. Esto, mientras que el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), encuesta que realiza el Banco Central entre más de 40 analistas, arrojó una inflación esperada para 2022 de casi 60%.
Esta tarde, se reúne el directorio del Banco Central y podrían definir un nuevo aumento de la tasa de interés de los plazos fijos, que sería el cuarto en lo que va del año. Pero, por el momento, existen otras alternativas que permiten al ciudadano común intentar mantener el poder de compra de su dinero.
Una, que es muy accesible si se cuenta con espacio de almacenamiento en el hogar, es comprar alimentos no perecederos, artículos de perfumería y limpieza. Con una suba de precios del 6% mensual, puede implicar un ahorro considerable no sólo por estos productos, sino también en tiempo y combustible, ya que se puede hacer una compra importante y no volver a visitar un supermercado o mayorista por un buen tiempo. Aún mejor, si se puede aprovechar alguna promoción.
La otra es el plazo fijo UVA, que cubre frente a la inflación y ofrece un porcentaje adicional, del 1% al 1,5% según la entidad. La desventaja, frente al tradicional, es que se debe dejar inmovilizado el dinero por un mínimo de 90 días y que, si la suba de precios se desacelerara en los meses siguientes y la tasa se mantuviera arriba, se podría perder en comparación con el de 30 días.
Y si bien existe la posibilidad de precancelarlo antes del plazo, en ese caso el interés es mucho menor (del 38,5% anual o 3,2% mensual). Por lo que sólo tiene sentido recurrir a esta liquidación anticipada si se necesita utilizar el dinero antes o se observa alguna desaceleración sostenida de la inflación.