La situación de las estaciones de servicio en el país sigue siendo crítica, y no muestra signos de mejorar en el corto plazo. La caída de la circulación a nivel masivo, sumado a las restricciones por el Covid-19 derivaron en una nueva normalidad cuyos volúmenes de ventas son angustiantes. Hoy tres de cada cinco estaciones no logran cubrir los gastos operativos durante el mes. Trabajan lisa y llanamente a pérdida.
En ese marco, la decisión del Gobierno Nacional de retirarles el apoyo a través de la inclusión en el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) puede volver aún más grave un panorama que amenaza con el cierre de estaciones y la pérdida de puestos de trabajo.
Actualmente, el ATP está disponible solamente para sectores considerados críticos como turismo, gastronomía, transporte, cultura y salud. Desde el comienzo de la pandemia, las Estaciones fueron consideradas un servicio ‘esencial’ y continuaron operando de manera normal, aún con una circulación restringida que hizo desplomarse las ventas más de un 70 por ciento en el primer mes de cuarentena. Cabe destacar que las ventas nunca regresaron a los niveles normales, sino que se estancaron un 30 por ciento por debajo de febrero, último mes sin coronavirus.
Así, durante meses los estacioneros que trabajaron a pérdida fueron recurriendo a distintas formas para mantener a flote el negocio, tales como sacar créditos, poner dinero de su bolsillo e incluso vender bienes personales para no atrasarse con el pago al personal. La quita del ATP cae en un momento en el cual el sector ya casi no tiene recursos. Está con las reservas en rojo.
De acuerdo a datos elaborados por la consultora Economic Trends, una estación de servicios con 13 empleados necesita vender al mes unos 300,000 litros de combustible para alcanzar su ‘punto crítico’, es decir, el mínimo para cubrir todos los costos. Actualmente el 67.6% de las estaciones de servicio del país registró en el último mes volúmenes de ventas de combustibles líquidos por debajo de ese nivel.
A ese cóctel de caída de volúmenes se suma un aumento de los costos operativos. En el caso de los salarios, la equivalencia entre salario básico y litros de nafta súper se incrementó un 14.3% entre marzo de 2019 y marzo de 2020, pasando de 651.1 a 744.3 litros que hacen falta vender para pagar un sueldo. Esta equivalencia se incrementó a 814.4 litros en abril de 2020. “Esto implica la necesidad de vender volúmenes cada vez mayores. Sin embargo, desde marzo los volúmenes vendidos se redujeron fuertemente”, cierra el informe.
“Para nosotros es una situación imposible. Veníamos advirtiendo que no tenemos mucho más resto, y esto profundiza el cuadro. Nosotros trabajamos día a día para que la pandemia termine sin ninguna estación cerrada, pero hoy ya no lo podemos garantizar. Estamos muy lejos de pasar la crisis y ahora nos cierran esta puerta”, sostuvo Gabriel Bornoroni, presidente de Cecha.