La caída de la actividad industrial se profundizó en febrero y no se advierten señales de una posible reversión de esta tendencia, lo cual genera inquietud por las consecuencias sobre los niveles de empleo y en el entramado social.
Así lo señalaron informes privados que revelaron una marcada disminución en la actividad de la mayoría de las ramas productivas.
Los malos datos industriales de inicio de 2024 infieren la prolongación de un escenario económico negativo que se inició en el segundo trimestre de 2023.
“La industria registró en febrero una nueva y difundida contracción de la actividad, acelerando el ritmo de caída en el primer bimestre. Todos los tipos de bienes registran retrocesos, resultando los más profundos el de los bienes de capital y consumo durable”, indicó un trabajo de FIEL.
En su conclusión, la organización fue contundente al sostener que “en el corto plazo no se tienen señales de reversión de la recesión industrial”. En la misma línea aseguró que los indicadores que podrían indicar un cambio de tendencia, se encuentran en los mismos niveles que tuvieron en las crisis económicas y sociales “de los últimos 30 años”.
Similar resultado arrojó el informe mensual difundido por la consultora Orlando Fererres, que también reveló un deterioro de la producción en todos los sectores.
Este escenario es consecuencia del apretón monetario que generó el Gobierno, que se sumó a la devaluación y a un ritmo de inflación que socavó al poder adquisitivo de la población.
Esta realidad en la industria también es reflejo de lo que sucede en el comercio, que en sus diferentes opciones muestra bajas entre un 15 y 20%.
El Gobierno apostó a que la recesión haga su parte para frenar la suba de precios y con los resultados a la fecha la proyección es que se prolongará por varios meses lo cual genera una luz de alarma.
Cabe recordar que en las últimas horas el INDEC informó que la economía en general cayó 1,4% en el cuarto trimestre de 2023 sumando el tercer período consecutivo con resultado negativo.
El índice de FIEL reveló que la producción industrial cayó 7,1% interanual en febrero y de esta forma el primer bimestre cerró con un retroceso de 6,5%. En enero la contracción interanual había sido de 6,3%.
El informe también da cuenta que además de la situación del mercado interno hay sectores como el automotriz que se encuentran trabados por la falta de insumos importados, situación que no se modificó en forma sustantiva en las últimas semanas.
La caída de la producción de automotores fue la segunda más fuerte del mes 18,8%, apenas por debajo de los minerales no metálicos que se desplomó 22,2%. En tanto, la rama metalmecánica, otro sector de mucho peso bajó 16,6%.
Por su parte, el informe de la consultora que comanda Orlando Ferreres indicó que en febrero la actividad industrial cayó 8,1% contra febrero del año pasado y cerró el bimestre con una baja de 7,5%.
“Respecto a las perspectivas, no esperamos que la situación mejore en el corto plazo, producto de la súbita caída que está mostrando el consumo”, señaló OJF.
En esa línea indicó que “en la medida en que se aprecie alguna mejora en el ingreso de las familias, junto con una desaceleración inflacionaria, podríamos comenzar a ver un cambio de tendencia en la industria, pero no esperamos que esto suceda en los próximos meses”.
El trabajo indica que todas las ramas sufren fuertes retrocesos con excepción de alimentos, pero en este caso es por impulso de la molienda de oleaginosas, que se compara con una base muy baja dada la sequía que afectó al país el año pasado.
Dentro del panorama industrial el único dato positivo que se encuentra aparece en la encuesta de la Unión Industrial Argentina (UIA) que con datos de febrero revela que si bien la mayoría de las empresas considera que “está peor” que un año atrás, más del 50% confía en que la situación mejorará.
Para paliar en parte la delicada situación de la industria y en especial de la Pymes, el Banco Central acaba de flexibilizar normas para favorecer su financiamiento.
El nuevo sistema, denominado Cupo MiPyME Mínimo, que entrará en vigencia a partir de abril de 2024, establece que las entidades financieras podrán beneficiarse de reducciones en sus requisitos de efectivo mínimo (encajes) siempre y cuando el saldo promedio de sus financiaciones a MiPyMEs alcance al menos el 7,5% de sus depósitos del sector privado no financiero en pesos.