Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) indican que para junio había 137.000 mendocinos que ya tienen trabajo, pero que continúan buscando empleo, los llamados “ocupados demandantes”. Estos números tienen el rostro de muchas familias en Mendoza y, más allá de entender su causa, la pregunta va por los perjuicios que se generan y qué respuestas se pueden intentar para salir adelante.
Se trata de personas que buscan una segunda fuente de ingresos o un nuevo empleo mejor remunerado. En base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, el primer trimestre de este año la cantidad aumentó 2,8 % con respecto al mismo período de 2021, ya que pasó de 23,4 % a 26,2 %.
En general, el incremento de ese índice es habitual en épocas de crisis y de caída del poder adquisitivo, pero sorprende ver que representa a casi 1 de cada 4 trabajadores mendocinos (se estima en total 491.000 ocupados). Incluso, en el cuarto trimestre de 2021, el Gran Mendoza ocupaba el tercer puesto entre las ciudades que tenían más trabajadores buscando un segundo empleo, por detrás de Jujuy y Córdoba.
Desde el Centro de Investigaciones en Economía Crítica (CIEC) sostienen que las explicaciones a este fenómeno se deben buscar en el deterioro que han sufrido los salarios en los últimos años. Lautaro Breitman Pacheco, sociólogo e investigador del CIEC, afirmó que el “no llegar a fin de mes” es el que impulsa la búsqueda de otros ingresos para complementar lo que se genera en la actividad principal.
Breitman Pacheco explicó que desde diciembre de 2016 hasta abril de este año (último dato disponible del Indec), el promedio de los salarios se incrementó un 473% mientras que la inflación acumulada fue de 617%. Esta diferencia entre la inflación y el sueldo es aún mayor para las personas que no están registradas, ya que se estima que el aumento salarial para trabajadores informales sólo fue de un 401 %.
“¿Cuál es la consecuencia? Que alrededor de un tercio de las personas que tienen un empleo no alcanzan a cubrir la Canasta Básica Total (que en Mendoza ronda los $ 100.000), es decir, son pobres. El mayor impacto se da entre quienes se encuentran en la informalidad, pero el fenómeno también viene creciendo entre quienes sí cuentan con un empleo formal”, aclaró este sociólogo.
Llegar a fin de mes
Hay muchos ejemplos en el día a día de personas que suman actividades económicas, desde una maestra jardinera que vende artículos de cosmética por WhatsApp, hasta un pintor que toma más “changas” en diferentes lugares. No solo se trata de sumar un trabajo distinto, sino de agregar horas a la actividad principal, sacrificando descanso.
Un caso es el de Vanesa, una mujer de 44 años que se dedica a limpieza y que a partir de este año tuvo que duplicar sus horas de trabajo, por la simple razón de que “cuesta mucho llegar a fin de mes”. Hoy su jornada laboral suele ir de 8 a 20 horas, alternando entre lugares de trabajo.
“Hasta el año pasado trabajaba hasta la cuatro de la tarde, o a lo mejor trabajaba 3 veces a la semana hasta las cinco de la tarde, o alternaba trabajando una mañana y una tarde. Este año he tenido que dedicar todos los días, hay veces en que trabajo en tres lugares distintos. Entre que salgo de mi casa a la mañana y vuelvo a la noche pueden pasar 12 horas”, describió esta mujer.
En su familia son 6 personas (ella, su marido y 4 hijos) y no pagan alquiler, sino “sería imposible” sostenerse. Su esposo tiene trabajo estable solo en la época de cosecha, por lo que en el resto del año es otra búsqueda de ingresos. “Con lo que yo cobro, alcanza para la comida y el abono, lo que cobra mi marido va más para impuestos. Pero este año tuve que pedir una tarjeta de crédito para poder hacer los lentes para los chicos”, agregó Vanesa.
Otro caso es el de Hugo Gamboa, quien por las mañanas trabaja como empleado público en el Ministerio de Cultura y Turismo, pero a la tarde debe hacer trabajos de albañil. Él ya hacía antes algunas “changas” en construcción de vez en cuando, pero este año tuvo que buscar más porque “todo se va encareciendo y, si no trabajás más, no pagás la comida ni las deudas”.
“Este año en Turismo nos dieron migajas de aumento. Hace años pido mayor dedicación y no me la dan. Lo mismo con pasar de clase, que te dejan estancado, te diría que al 90 % de mis compañeros les pasa. Gracias a Dios que soy albañil, sin eso no sé cómo llegaría a fin de mes”, criticó Gamboa. Además, señaló que como muchos salen a ofrecerse para esos trabajos, debe cobrar un precio menor o no le dan obras.
En cuando a trabajar el fin de semana, para este empleado público y albañil sería imposible sumar más horas porque tiene un hijo con discapacidad al que debe cuidar desde el viernes a la tarde hasta el domingo a la noche. “Conozco a muchos amigos que deben complementar su trabajo con algo más. Lamentablemente, no tengo ninguna perspectiva de que esto cambie, no importa el político de turno”, lamentó Gamboa.
Capacitarse para otro ingreso
En el Gobierno de Mendoza afirman que la situación es problemática para varias personas a nivel nacional, y entienden que el contexto macroeconómico hace muy difícil que los salarios puedan ganarle a la inflación. Una de las respuestas a la situación es brindar capacitaciones gratuitas para que una persona pueda cambiar de empleo o cobrar mejor en su actividad central.
Emilce Vega, responsable de la Dirección Territorial de Empleo y Capacitación, señaló como ejemplo las capacitaciones vinculadas a Economía del Conocimiento, con temas como programación, marketing de servicios y análisis y gestión de datos: “De quienes se inscriben y egresan en estas capacitaciones, un 45% ya tiene un trabajo y busca una reconversión del perfil laboral o un segundo ingreso”. En 2021 se capacitaron 1.444 personas y ahora cursan 1.300, con un valor individual cercano a US$ 200, que costea la provincia.
Vale mencionar que el sector tecnológico ha generado 75% más de demanda de mano de obra en los últimos 2 años, y ese crecimiento hace que otros profesionales (contadores, ingenieros, etcétera) vean al sector como una nueva posibilidad para aumentar sus ingresos. “En los cursos de economía del conocimiento participan muchos profesionales con título, inclusive personas que están por encima de los 40 años”, señaló Vega.
Si se prefieren otros rubros, la Dirección de Empleo ofrece capacitaciones online sobre atención al cliente para restaurantes y tiendas, operaciones de caja, y trabajos rurales (relacionadas a poda y elementos de seguridad). Aparte, hay cursos presenciales como carpintería de aluminio, armado y reparación de bicicletas, atención al clientes y ventas online.
“Estas capacitaciones son en función de sectores que demandan más trabajo. Por ejemplo, hoy se habla de una fuerte reconversión en fibra óptica, entonces estamos hablando con gente del Polo TIC para armar una capacitación sobre instalación de fibra óptica”, explicó Vega, para quien lo ideal sería que después con el programa Enlazados la persona capacitada empiece a trabajar con un contrato en blanco.
Los perjuicios de un doble trabajo
Dentro del análisis del Centro de Estudios en Economía Crítica (Ciec), entre los sectores que más padecen la pobreza a pesar de tener empleo se encuentran trabajadores informales, empleadas domésticas, construcción, agricultura y, en Mendoza, también trabajadores municipales, de la educación y escalafones más bajos de salud. En su mayoría, explicó Lautaro Breitman Pacheco, “se trata de ramas de actividad sumamente feminizadas, lo que repercute en una perpetuación de la desigualdad sufrida por las mujeres”.
Este investigador recordó que la Canasta Básica Total para una familia tipo de 4 integrantes, sin contar alquiler, en Mendoza ronda los $100.000, mientras que los salarios de esos trabajos mencionados van de $45.000 (Salario mínimo, vital y móvil) a $70.000 (medio oficial formal en construcción). Esto obligará a buscar otros ingresos, trabajando más horas diarias y/o haciéndolo durante días no laborables, como feriados y domingos.
Desde el punto de vista del desarrollo personal, explicó Breitman Pacheco, esto implica “carecer de los descansos necesarios, reducir el ocio y la recreación; desmejorar en términos generales la calidad de vida y la salud”. A su vez, si se piensa en docentes que deben trabajar mucho más, ¿en qué momento se capacitarán, prepararán clases y corregirán trabajos? Similar pregunta plantean con respecto a los trabajadores de salud con múltiples empleos y menos descanso.
“Con estos ejemplos intentamos poner de relieve que hay sectores claves como salud o educación que ven afectada su calidad por el deterioro de las condiciones laborales de sus trabajadores y la sobre exigencia en que recaen al estar obligados a generar ingresos extra”, criticó el investigador del CIEC.