El Gobierno anunció ayer que gracias a que desaceleró el gasto primario y a que la recaudación tributaria está creciendo en términos reales, logró en octubre registrar el déficit fiscal más bajo desde que desembarcó la pandemia de Covid-19 en el país.
El agujero fiscal del Sector Público Nacional (SPN) fue de $81.627 millones en octubre. Y el resultado financiero -tras los pagos de vencimientos de deuda local- fue deficitario en $112.696 millones. En lo que va del año, el Gobierno acumula un rojo equivalente a 5,1% del Producto Bruto Interno.
Los ingresos por recaudación crecieron en octubre a un ritmo del 28,1% mientras que el gasto público se expande al 54,8%. Si bien aún está en niveles muy amplios, esta brecha se viene reduciendo: un dato clave es que el gasto está creciendo ahora a la misma velocidad que en febrero, antes de la llegada del Covid-19. Lo que aún tiene mucho camino por recorrer son los ingresos totales, dado que gran parte de la economía sigue en terapia intensiva.
Los resultados fiscales del décimo mes del año se conocieron en paralelo con una carta en la que la misión del FMI se despidió del país con un mensaje: “Argentina tiene profundos desafíos económico y sociales”.
El equipo del Fondo encabezado por Julie Kozack y Luis Cubeddu visitó Buenos Aires del 10 al 20 de noviembre. Fue para iniciar conversaciones formales con el Gobierno sobre un nuevo programa crediticio. Hasta ahora, sólo se comenzó a delinear “un programa que podría respaldar los planes del gobierno” de Alberto Fernández para hacer “frente a los profundos desafíos económicos y sociales del país que se han visto agravados por la pandemia”, dijo el FMI.
Kozack y Cubeddu dijeron que “acogieron positivamente” la intención de las autoridades de solicitar un programa bajo el Servicio Ampliado del FMI (SAF o EFF, por sus siglas en inglés) así como su intención de respaldarlo con un amplio consenso político y social.