La prolongada discusión entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por la reformulación del programa no colabora a mitigar el mal clima financiero y el Banco Central continúa quemando reservas y tomando medidas para mantener encapsulados los pocos billetes con los que dispone.
“El trabajo conjunto continúa, es frecuente, y los equipos han estado mantenido reuniones virtuales”, fue la escueta respuesta que voceros del FMI dieron a este medio al consultar sobre el estado de las negociaciones.
En las últimas horas se intentó instalar que el gobierno de Estados Unidos apoyaría un eventual adelanto de desembolsos por U$S 10.000, claro que si sólo si “se acuerda” con el FMI, o sea con ellos mismos.
La intención de divulgar apoyo del gobierno americano en esos términos resulta una obviedad que no hace más que generar más confusión entre los agentes económicos, a quienes además no se engaña con anuncios diarios de créditos del DIB, del Banco Mundial o la CAF que al momento de la letra chica resultan repetidos enunciados de líneas ya otorgadas o promesas de desembolsos futuros.
Alejandro Werner, un ex funcionario del FMI que redactó el programa argentino se paseó en los últimos días por todos los medios de comunicación argentinos advirtiendo que no hay predisposición del organismo a poner más plata si no tiene seguridad de que habrá medidas en el sentido exigido.
En consecuencia, no está claro en qué términos seguirá el acuerdo. En Economía se aferran a una hipótesis riesgos: “No van a dejarnos caer porque también es una derrota para ellos”.
El BCRA trató de congraciarse en las últimas ruedas acelerando la tasa de devaluación diaria a un rango por encima del 8% mensual y ahora resta saber si para el organismo es suficiente o pretende un shock.
En la rueda de este jueves la entidad a cargo de Miguel Pesce perdió otros U$S 18 millones y en los tres días de mayo cedió U$S 276 millones.
El economista Salvador Vitelli reveló que las liquidaciones por dólar agro treparon a U$S 1.920 millones desde el inicio del programa y precisó que el BCRA pudo comprar apenas U$S 277 millones, apenas el 14%.
En su explicación de la rueda de hoy señaló que en total el BCRA compró U$S 153 millones y vendió U$S 171 millones con lo cual amplió la base monetaria, pero en lugar de captar reservas las vendió.
“Esto es básicamente por el hecho que compra a un precio y vende a otro. Como esa venta no le alcanzó para absorber el monto emitido, queda pagando divisas pero con saldo vendedor”, puntualizó en tono alarmante por las consecuencias negativas de la operatoria.
En “las reuniones frecuentes” el FMI sigue de cerca lo que sucede con el “soja 3″, esquema que nunca terminó de aceptar, pero que tuvo que digerir ante la negativa del equipo económico de corregir los desequilibrios mediante una devaluación.
En tanto, para seguir “tapando agujeros”, el BCRA prohibió a las empresas proveedoras de servicios de pago facilitar la compra de criptoactivos, una de las vías por la cual inversores podían dolarizar sus carteras.
Asimismo, les permitió a los turistas extranjeros realizar sus pagos en el país con billeteras electrónicas que impliquen un débito en sus cuentas bancarias o virtuales reconociendo el tipo de cambio de referencia de los dólares financieros. Con esta medida se benefician especialmente servicios turísticos, de hotelería, de transporte y el BCRA puede hacerse de un billete adicional.
Por su parte, el dólar “blue” se mantuvo en $ 467 sin mostrar demasiadas variaciones luego de las mayores restricciones impuestas por la Comisión Nacional de Valores (CNV).
El MEP cayó 0,19% a $ 430,19, mientras que el Contado con Liquidación retrocedió 1,52% a $ 420,79. Estos movimientos a la baja apenas tuvieron poca incidencia en la cotización informal manteniéndose una brecha que facilita una ganancia financiera con el arbitraje entre esas cotizaciones.
A su vez, el dólar oficial se devaluó 0,36% y quedó en $ 233,72 y el mayorista avanzó 0,22% hasta $ 225,70.
En medio de este delicado escenario la vicepresidenta, Cristina Fernández, insistió en que el préstamo de U$S 44.000 millones que el FMI le otorgó a Mauricio Macri en 2018 fue de carácter netamente político para contribuir a la reelección del ex mandatario.