Stocks: los datos del INV muestran equilibrio pero los precios no reaccionan

En los meses de cuarentena, las bodegas comercializaron más vino que cuando estaban abiertos los bares y restaurantes. Sin embargo, los valores pagados al productor no traccionan.

Stocks: los datos del INV muestran equilibrio pero los precios no reaccionan
Los datos del INV muestran equilibrio, pero los precios no reaccionan

La merma en la cosecha, la mejora de las ventas en el mercado interno y el repunte en las exportaciones, convergieron para que el sector vitivinícola lograra el tan codiciado equilibrio en el stock vínico. Como resultado, el precio del vino en el mercado de traslado ha comenzado a subir, aunque a un ritmo menor al esperado.

Marín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), explicó que el stock se calcula en función de todo el vino que está disponible para venderse, tanto en el mercado interno como el externo (hoy son 18,7 millones de hectolitros totales). “En función de cómo vienen las ventas, se estima que en los próximos 12 meses se alcanzaría a consumir casi todo, y quedaría un volumen disponible de 4,65 millones de hectolitros para cubrir 4,4 meses de stock”, comentó.

Ese valor de 4,4 meses representa para los especialistas un punto ideal que le da equilibrio a la comercialización entre bodegas. Es decir que no debería haber distorsiones en el precio del vino en el mercado de traslado. Es una situación muy diferente a la que existía a mediados del año pasado, cuando se calculaba un stock de 6,9 meses, lo que conformaba un escenario de excedente de oferta que tiraba los precios hacia abajo.

Coincidencia sectorial

La estimación del stock vínico suele ser un tema de discusión entre los diferentes actores de la industria vitivinícola, pero en esta oportunidad, hay coincidencia general. Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, comentó que, unificando el volumen de vino viejo con el del vino nuevo (de esta temporada), proyectadas las ventas doce meses hacia adelante y tomando en consideración el promedio de comercialización, la cámara estima un stock similar al INV. “Proyectamos que estamos dentro de los cuatro meses. Es un stock de equilibrio”, indicó.

Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA), también se mostró de acuerdo con el número calculado por Hinojosa, pero advirtió que el resultado a futuro puede ser diferente. “La estimación de stock depende de las variables con las que se calcule. Si uno piensa que las exportaciones y las ventas del mercado interno van a seguir como hasta ahora, se puede estimar un stock de 4,7 meses. Si en cambio uno es menos optimista, puede llegar a los seis meses”, comentó.

“Hay que esperar a ver qué pasa en el segundo semestre, fundamentalmente con el mercado interno, que representa el 80% de la comercialización total. De todas formas, es un hecho que el stock viene bajando”, apuntó.

Para Villanueva, el equilibrio es consecuencia directa de la sumatoria de factores estructurales, con factores coyunturales. En lo que respecta al escenario actual, hizo referencia a la buena respuesta de las ventas dentro y fuera del país, pese a la pandemia del coronavirus.

En lo estructural, advirtió que hay una constante reducción en la cantidad de hectáreas implantadas con viñedos, que incide en menores volúmenes de cosecha. “Entramos en un ciclo de caída de la producción, porque los productores marginales están en caída o se están yendo. Los precios pagados al productor han sido muy bajos desde hace varias temporadas y para muchos el negocio se ha vuelto insostenible”, comentó.

“Se empieza a ver cómo el fenómeno de la falta de agua y de la mala situación económica, afecta a la situación futura. De hecho, hay quienes dicen que en poco tiempo, el que quiera uva, va a tener que plantarla”, lamentó.

Lenta reacción de precios

El equilibrio en el stock vínico ya es una realidad, pero los precios de los vinos en el mercado de traslado están reaccionado a un ritmo realmente bajo. Según datos publicados por la Bolsa de Comercio de Mendoza, la semana pasada se pagó el litro de vino tinto genérico a $ 11,27. En la misma semana de 2019, el mismo producto se comercializó a $ 10,37. Es decir que la diferencia de un año a otro fue de sólo 8,7%. Si bien es cierto que en los últimos meses hubo un repunte (en enero se vendía a $ 9,17), la realidad es que la variación interanual estuvo muy por debajo de la inflación, que fue cercana al 40% en ese período, según las estadísticas oficiales de la DEIE (aún no se publica el IPC correspondiente a junio de 2020). Esto, afecta de forma directa a los productores, ya que el monto que se paga por kilo de uva depende directamente de los valores en el mercado de traslado.

Fue más rápida la respuesta del blanco genérico, que saltó de $ 6,93 a $ 11,31 en el período analizado (63,2% de variación). En ese caso, sí hubo un aumento por encima de la inflación, que, según Hinojosa, se debe a que “empieza a haber faltante de vinos blancos”.

En tanto, el blanco escurrido, se vendía a $ 7,10 por litro en la tercera semana de junio de 2019 y promedió los $ 9,42 por litro la semana pasada (suba de 37,2%). Al igual que en el caso del tinto, la variación estuvo por debajo de la inflación.

Mauro Sosa analizó los movimientos del mercado y confirmó que la reacción de precios ha sido lenta. “Se tonificaron un poco los precios cuando se confirmó que la cosecha era baja. Las empresas se stockearon un poco para abastecerse y eso hizo que levantaran los valores de mercado”, señaló.

“El precio promedio está en torno a los $ 12 y algunas pocas operaciones se cierran a $ 14 por litro. No son valores rentables para el productor. Esperemos que se tonifique un poco más”, agregó el gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este.

Villanueva, también consideró insuficientes los precios que se están pagando en el mercado de traslado. “El productor de vino básico necesita un precio de equilibrio de entre $ 18 y $ 22. Se están haciendo operaciones a $ 14, pero no alcanzan”, alertó

“Con este escenario, los productores integrados en cooperativas, van a poder sobrevivir, pero aquellos que están desintegrados, corren riesgo de desaparecer”, lamentó el gerente de la UVA.

Sosa coincidió con ese análisis. “Los costos no dan y muchos productores están dejando de hacer las labores culturales (como el control de malezas). La situación es alarmante. Además, la vitivinicultura no recibió ayuda del Estado con los ATP”.

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