Según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, la brecha salarial entre hombres y mujeres supera el 20% en Mendoza y en el resto del país. Además, la tasa de desocupación femenina dobla a la de los varones lo que, según los especialistas, habla de una “cultura” a la hora de definir una contratación laboral. También muestra la preservación de estereotipos en el mercado del trabajo y de la poca heterogeneidad para la asignación de los roles.
El informe, elaborado por el departamento de Estudios Estadísticos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), compara el salario bruto promedio a nivel nacional que recibían los trabajadores hombres (que en diciembre de 2019 era de $ 51.203), con el de las trabajadoras ($ 42.585). De ahí se desprende una diferencia del 20,23%. Sin embargo, la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), mostró en su última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que en Mendoza la brecha salarial promedia el 24%.
“Las brechas salariales entre hombres y mujeres son más notorias en los niveles de ingresos medios, mientras que en los puestos altos las remuneraciones son más equitativas. La explicación de esta disparidad se asocia a los fenómenos del “techo de cristal” y del “piso pegajoso”. El primero habla sobre las limitaciones que enfrentan las mujeres en su carrera laboral para acceder a puestos jerárquicos. La segunda, con la disponibilidad del tiempo (part time) y con las tareas de acompañamiento familiar“, destacó la economista Carina Farah.
Empleos diferentes
El estudio del empleo en la Argentina reveló que la fuerza laboral femenina se concentra en sectores económicos como la administración pública, la defensa y seguridad social, enseñanza y comercio. La mitad de las ocupadas trabaja en tiempo parcial; en el caso de los hombres, sólo uno de cada cuatro se emplea en media jornada. En el relevamiento de la DEIE se detalla además cuáles son los niveles de ocupación por sexo en Mendoza: del total de trabajadores registrados en la provincia, las mujeres ocupan un 39,8%.
“Hay una diferencia bastante marcada entre la valoración del trabajo femenino y el masculino. En este momento hay una gran tendencia y definición hacia todas las actividades técnicas, porque la tecnología ha ocupado un lugar preponderante y domina todos los sistemas de comunicación. Creo que hay un avance del trabajo femenino en esta área, porque cuando hubo competitividad en los puestos a ocupar no hubo diferenciación ni discriminación”, sostiene la consultora de recursos humanos y empresaria, Liliana de la Torre.
“Se está trabajando en general para cambiar los paradigmas, pero -por ejemplo- en el mundo de los negocios y finanzas los hombres tienen más facilidades para llegar a los puestos de mando que las mujeres; no sólo por lo que determina una práctica, sino por lo que piensan las mujeres de sí mismas. En América Latina, las familias crecen en una cultura machista y las mujeres creen que no pueden llegar a ocupar posiciones de liderazgo”, detalla el especialista y consultor en recursos humanos, Fernando Podestá.
Estereotipos y división de tareas
De acuerdo con lo relevado por el estudio de la SRT, los estereotipos en el mundo del trabajo siguen reproduciéndose en la división de tareas. Es decir que los roles masculinos aún se concentran en labores como construcción, minería, manufacturas, transporte y agro, entre otras. Por su parte, los femeninos están vinculados a los sectores de servicios, principalmente los de sanidad y educación.
De acuerdo con el informe elaborado por la DEIE, en Mendoza la tasa de empleo alcanza el 60,2% en el caso de los varones y el 39,8% en mujeres en edad activa. Mientras que al distinguir el origen de los empleos, en zonas urbanas y rurales, vemos que en el campo el 34,2% de los puestos de trabajo son ocupados por mujeres, mientras que en el caso de la ciudad su ocupación es en el orden del 41,7%. En tanto, la tasa de desempleo asciende al 10,8% para las mujeres en edad activa y alcanza sólo el 4,4% para los hombres.
Cambios culturales
“Las asimetrías creo que tienen que ver con la formación desde la familia. Sin embargo, hay un 20% de mujeres que sale de la media. Se está cambiando de posición en las organizaciones en el rol que ocupan hombres y mujeres. Las empresas aprecian cada vez más el valor que aporta la diversidad de miradas en los equipos de trabajo. La discusión sobre la diferencia de las incumbencias masculino-femenino está trillada. En la minería, por ejemplo, se comenzó a incorporar ingenieras, explicó Fernando Podestá.
Mientras que al referirse a la precarización laboral y al trabajo part time, la economista Carina Farah concluyó: “Podemos ganar lo mismo que un hombre por hora pero, como muchas mujeres trabajan menos cantidad de horas en comparación al varón, su salario es menor”.